El plan de paz de Selenski

La Conferencia de Malta pasó algo inadvertida, supongo que debido a la mayor atención que recibe actualmente la situación en Israel y en la Franja de Gaza. Por esta razón, me gustaría explicar cuáles son los diez puntos que planteó el gobierno de Ucrania en aquella reunión de 65 países. La Conferencia en Arabia Saudita, que precedió a la de Malta, sólo había reunido a cuarenta y tantos países, lo que no es poco…

El llamado Plan de paz de Selenski[1] es el siguiente:

1. Radiación y seguridad nuclear, centradas en el restablecimiento de la protección alrededor de la mayor central nuclear de Europa, Zaporizhia, en Ucrania, ahora ocupada por Rusia.

2. Seguridad en el suministro de alimentos, incluyendo protección y la garantía de las exportaciones de grano de Ucrania a las naciones más pobres del mundo.

3. Seguridad energética, centrándose en las restricciones de precios de los recursos energéticos rusos, así como en ayudar a Ucrania a restaurar su infraestructura eléctrica, la mitad de la cual ha resultado dañada por los ataques rusos.

4. Liberación de todos los prisioneros y deportados, incluidos los prisioneros de guerra y los niños deportados a Rusia.

5. El restablecimiento de la integridad territorial de Ucrania y que Rusia la reafirme según la Carta de la ONU. Esto es algo que “no se puede negociar”.

6. El retiro de las tropas rusas y el cese de las hostilidades, el restablecimiento de las fronteras estatales de Ucrania con Rusia.

7. Justicia, incluida la creación de un tribunal especial para juzgar los crímenes de guerra rusos.

8. Prevención del ecocidio, necesidad de proteger el medio ambiente, centrándose en el desminado y la restauración de las instalaciones de tratamiento de aguas.

9. Prevención de la escalada del conflicto, y construcción de una arquitectura de seguridad en el espacio euroatlántico, incluyendo garantías para Ucrania.

10. Confirmación del fin de la guerra, incluido un documento firmado por las partes implicadas.


[1] Zelenskiy’s 10-point peace plan: 1. Radiation and nuclear safety, focusing on restoring safety around Europe’s largest nuclear power plant, Zaporizhzhia in Ukraine, which is now-Russian occupied.

2. Food security, including protecting and ensuring Ukraine’s grain exports to the world’s poorest nations.

3. Energy security, with focus on price restrictions on Russian energy resources, as well as aiding Ukraine with restoring its power infrastructure, half of which has been damaged by Russian attacks.

4. Release of all prisoners and deportees, including war prisoners and children deported to Russia.

5. Restoring Ukraine’s territorial integrity and Russia reaffirming it according the U.N. Charter, which Zelenskiy said is “not up to negotiations”.

6. Withdrawal of Russian troops and cessation of hostilities, restoration of Ukraine’s state borders with Russia.

7. Justice, including the establishment of a special tribunal to prosecute Russian war crimes.

8. Prevention of ecocide, need for protection of environment, with focus on demining and restoring water treatment facilities.

9. Prevention of escalation of conflict, and building security architecture in the Euro-Atlantic space, including guarantees for Ukraine.

10. Confirmation of the war’s end, including a document signed by the involved parties.

El grueso de la traducción es de deepl, el mejor traductor del mundo. Pero le hice varias correcciones, porque la inteligencia artificial aún no supera a la inteligencia humana.

La guerra terminará cuando haya un muerto en cada familia

La semana pasada, mientras protestaba frente al consulado de la federación rusa[1], se acercó una señora de nacionalidad rusa a conversar con nosotros. Una vez más, pienso que es importante pararse justo frente a un lugar donde las personas con pasaporte ruso tienen necesariamente que acudir para hacer diversos trámites[2].

Nos dijo que venía de San Petersburgo y que, al igual que quienes participamos en la vigilia matutina, ella también era contraria a la guerra. Nos agradeció nuestra presencia frente al Consulado general de su país. Spasibo, spasibo.

Ella es pesimista acerca de un término de la guerra. Nos dijo claramente que no cree que el pueblo ruso sea capaz de lograr que sus tropas desistan de su objetivo de anexar Ucrania o, al menos, a grandes regiones de ese país. Rusia no es un país como los de Europa occidental donde el pueblo tiene algo que decir, nos explicó.

Con una gran dosis de resignación, nos advirtió que ella piensa que sus compatriotas no harán nada en contra de la guerra, salvo que haya uno o más muertos en cada familia. Esa sería la única posibilidad de que hicieran algo. Pero los soldados muertos no vienen ni de Moscú, ni de San Petersburgo, sino de regiones remotas, de Siberia, de Buriatia, etc. Mencionó alguna región, pero no retuve su nombre en la memoria.

El centro de poder se halla en Moscú o en San Petersburgo, pero no en las regiones. Menos aún en las pseudo-repúblicas de la federación rusa de etnias diferentes a la rusa misma. Muchos sostienen que las etnias no-rusas son simplemente “pueblos auxiliares” al servicio de los rusos.

Esto concuerda con lo que nos dijo la historiadora y antropóloga rusa que se acercó a conversar con nosotros hace algunos meses[3]. En efecto, ella estaba en San Petersburgo cuando comenzó la invasión a gran escala contra Ucrania[4]. Nos contó que salió a la calle a protestar y fue encarcelada junto a decenas de otras personas[5].

Nos advirtió que el pueblo ruso es distinto al ucraniano. Los rusos -nos explicó- siempre hacen lo que les ordenan. Agachan la cabeza y no dicen nada. Los ucranianos siempre han sido distintos: ellos defienden sus libertades y ponen en tela de juicio las órdenes que les llegaban desde “arriba”[6].

A mi modo de ver, esto coincide con el ideal del kosako,  un grupo social importante en la formación de la nacionalidad de Ucrania. Asimismo, hago ver que las dos repúblicas soviéticas donde fracasó la imposición del ateísmo fueron Georgia y Ucrania, los dos estados donde la resistencia al neoimperialismo ruso es hoy más fuerte que nunca.

Y coincide también con los análisis según los cuales, el pacto explícito entre Putin y el pueblo ruso consistía en que los habitantes mejorarían o mantendrían su nivel de vida, podrían irse de vacaciones a lugares calurosos y les sería posible importar productos occidentales (queso, autos, relojes, joyas y ropa de marca[7]), a cambio de no hacer nada en política, de desinteresarse totalmente por la cosa pública.

Por lo menos, desde que Putin está en el poder, las decisiones políticas han sido entregadas por completo a la mafia gobernante[8]: a los servicios secretos, a los mercenarios, a algunos altos militares, a los grandes oligarcas y a los demás siloviki, quienes toman las decisiones. El pueblo no tiene nada que decir, y sólo puede agacharse y acatar las órdenes emanadas “desde arriba” o “desde más arriba”, dependiendo donde estés dentro de la sociedad.


[1] Protestamos gratis

[2] Creo que es impropio hablar de “ciudadanos rusos”. Emulando al ex-presidente alemán Joachim Gauck, sólo puedo decir que no son ciudadanos, sino súbditos. «El poder tiene un sabor desagradable». Joachim Gauck, activista por los derechos humanos

[3] Mientras más armas, más corta la guerra

[4] La guerra comenzó el 2014 y no en el 2022.

[5] La libertad de reunión es desconocida en Rusia. Eso que, en nuestras sociedades es poco menos que sacrosanto: la libertad para salir a protestar no existe en la dictadura de Putin.

[6] Y esto, cualquiera que sea quien haya estaba arriba: el Imperio sueco, Polonia-Lituania, los otomanos o el Imperio ruso.

[7] Me llama la atención la cantidad de negocios con abrigos de pieles que ves en las islas griegas, donde los veraneantes rusos gustaban ir de vacaciones. Hoy, estos locales son verdaderos lost places.

[8] Kasparov escribe: “Russia is a mafia state today, and Putin is its top godfather. The regime is in trouble economically and can no longer offer anything to its citizens. That’s why Putin has to pursue an aggressive foreign policy, so he can serve his people the fairy tale of Russian pride and regaining its strength as a major power”, Putin Needs Wars To Legitimize His Position, citado en Más sobre la corrupción en Ucrania

El abrazo

En mi columna ¿Dónde está Prigoshin? anuncié que uno de mis próximos artículos se debería titular ¿Dónde está Surovikin, el carnicero de Siria? Sin embargo, esa columna va a tener que esperar, porque nadie sabe dónde está Sergei Surovikin, también conocido como general Armagedón culpable, entre otros muchos crímenes, de la destrucción de Alepo.

Hoy quiero contarles algo distinto, algo que me pareció muy emotivo. Mis lectoras y lectores saben que asisto -si me es posible hacerlo- por lo menos una vez a la semana a una vigilia matinal frente al consulado general ruso, para protestar por la guerra contra Ucrania. Ya he contado en columnas anteriores, de mi experiencia en esa manifestación: la última de ellas fue Protestamos gratis. El título se debe a que una a una señora rusa le habían asegurado en el consulado que nosotros éramos agentes pagados.

La semana pasada, una joven rusa se acercó a nuestro grupo (ese día éramos muy pocos, el tiempo era muy malo: lluvia, viento y frío) y preguntó algo en ruso. Uno de los participantes en nuestra vigilia de protesta, le contestó que él venía de Irpin. No sé si todos ustedes saben que Irpin, al Noroeste de Kiev y al lado de Bucha, es una de las ciudades más destruidas por la soldadesca rusa[1].

El ciudadano de Irpin se había unido ese día a nuestra protesta -pequeña pero efectiva- y nos había mostrado videos de su edificio de departamentos que había quedado totalmente destruido después de un ataque de la artillería rusa. Con su autorización expresa, publiqué uno de sus videos en Instagram, que muestra lo que quedó de su casa después de un ataque ruso a la población civil… sólo escombros.

La joven mujer rusa lo miró fijamente, su expresión se hizo cada vez más triste, hasta que empezó a llorar, primero un poco y después más y más. En ese momento, todos nos acercamos a ella. Yo pensaba abrazarla… Pero el ucraniano se me adelantó y la abrazó con fuerza. Comenzaron a hablar. Se separaron un poco y siguieron hablando. La chica dejó de llorar, un poco y luego lloró aún más fuerte. El ucraniano la abrazó otra vez mientras ella lloraba y lloraba. Al final, él la acompañó a la estación del tren para que volviera a la ciudad donde vive.

Entre paréntesis, Rusia va a cerrar muchos consulados en Alemania. El que está en mi ciudad quedará abierto y, en consecuencia, será visitado por un número mayor de personas que ya no podrán acudir a los ya cerrados. Esto significa que nuestra protesta será vista por más gente. Tendremos así la oportunidad de hablar con más rusos y rusas que tienen sólo que atravesar la calle para ello[2].

Volviendo a la escena del abrazo entre el ucraniano de Irpin y la chica rusa: él la abrazó y la consoló. Un hombre cuyo país fue invadido por Rusia y para el que las consecuencias de la guerra no son abstractas, sino muy concretas, ya que se quedó sin casa, sin auto, sin recuerdos, sin hogar para su familia…. Todo lo que le pertenecía fue destruido en un acto de barbarie por parte de un estado terrorista que aterroriza a los habitantes de Ucrania, para que se rindan o para que abandonen el país. Un hombre de mediana edad que vió interrumpido su tratamiento oncológico en Ucrania y que tuvo que huir al extranjero para continuarlo.

El ucraniano abrazaba y consolaba a una joven proveniente del país que había atacado a su patria, destruido su ciudad, cometido crímenes de guerra, secuestrado a sus niños, violado a sus mujeres (y no sólo en Bucha, también en Irpin y otras ciudades), quemado sus libros, prohibido su lengua en las zonas ocupadas, bombardeado hospitales[3], teatros y universidades en un intento de borrar la cultura ucraniana que Putin dice que no existe, ya que todos los ucranianos serían rusos.

Ese hombre que había sufrido lo indecible y había tenido que marchar al exilio, consolaba a la chica rusa que lloraba y le pedía perdón una y otra vez por lo que Rusia está haciendo a Ucrania y a los ucranianos. Nos contó que su abuelita vive en Ucrania y su ciudad está constantemente siendo bombardeada por Rusia.

Afortunadamente, la nieta recibe información de primera mano de su babushka en Ucrania. Hay muchos rusos que sólo se “informan” o más bien se desinforman a través de los medios propagandísticos estatales rusos. En Rusia no hay prensa libre: los medios o son estatales o le pertenecen a algún oligarca, como al mismo Prigoshin y otros. También Gazprom tiene no sólo medios de “comunicación”, sino incluso un ejército privado, Wagner no es el único.

Como muchos otros rusos, la joven mujer nos dijo que ella es totalmente contraria a la guerra. Pero, protestar contra la guerra en Rusia es firmar su propia condena a quince años en un gulag[4], ya que te encarcelan inmediatamente, como nos contó la historiadora rusa que se acercó a nuestra vigilia en una oportunidad: Mientras más armas, más corta la guerra[5]

Desconozco cuál es la historia de la de la joven rusa… Pero seguro que se parece a la de tantos otros rusos y rusas que han tenido que abandonar su país en los últimos años, o en los últimos meses. Para renovar su pasaporte o hacer algún otro trámite deben acudir al consulado general ruso. Una razón más para continuar yendo a protestar al menos una vez por semana.


[1] “According to Human Rights Watch, on March 6, 2022, Russian forces bombarded an intersection on a road of Irpin which was used by civilians to flee.As of 24 March 2022, 80% of the city was recaptured from Russian occupants by Ukrainian Armed Forces. On 28 March, Mayor Oleksandr Markushyn announced that all of Irpin was fully recovered by the Ukrainian forces. On March 30, the mayor of Irpin said that the Russian military had killed more than 300 civilians and 50 servicemen in the city”, Wikipedia

[2] Publico fotos en mi cuenta de Instagram

Chile apoya a Ucrania

El discurso del presidente Boric, durante la Cumbre en Bruselas, en lo relativo a la guerra contra Ucrania, es absolutamente acertado. Se lo agradezco y estoy totalmente de acuerdo con él. El presidente de Chile lo dice muy claramente: es una guerra contra Ucrania y es una guerra de agresión.

Al igual que él, pienso que la razón primaria para condenar la invasión de Rusia es precisamente que es una clara violación del derecho internacional. Tengo el convencimiento que las controversias -cualesquiera que sean- no se solucionan usando la fuerza. Hacerlo es volver a la época de las cavernas y es un retroceso civilizatorio inaceptable.

Transcribo los párrafos más significativas de su discurso: “entiendo que la declaración conjunta[1] está trabada hoy día porque algunos no quieren decir que es la guerra contra Ucrania. Estimados colegas hoy día es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros. En esto no dudemos, por complacencia que se puedan tener en uno u otro momento con algún líder. Da lo mismo si cae bien o cae mal el presidente de un país. Lo importante es el respeto al derecho internacional. Y acá se ha violado claramente el derecho internacional, no por las dos partes, (sino) por una parte que es invasora que es Rusia y eso yo creo que es importante que lo digamos claramente para poder avanzar en acuerdos[2].

Esto debería ser muy claro para todo gobernante responsable: no es relevante si un mandatario es o no de tu color político o de tu familia política, como el mismo Gabriel Boric dirá dos días después, al enfrentar las críticas del presidente brasilero Lula quien, al igual que su antecesor Bolsonaro, es partidario irrestricto de Rusia de Putin[3].

Lo decisivo es que un estado respete el derecho internacional, que es la base de la convivencia entre las naciones. A continuación, Boric se pone filosófico: si no quieres que el día de mañana violen tus propios derechos, tienes que defender hoy el derecho de los demás. Es la regla de oro -y también la de plata- de la ética. Y sabemos que, si bien la ética no es lo mismo que el derecho, sin ética, no hay derecho.

El derecho internacional “es una garantía para todos y todas, lo vemos en diferentes lugares de nuestro planeta; pero hoy en este lugar ha estado en debate la situación en Ucrania. Yo creo que es importante que desde América Latina lo digamos con claridad: lo que sucede en Ucrania es una guerra de agresión imperial inaceptable, en donde se viola el derecho internacional”.

Putin y sus agentes son prisioneros de un pensamiento imperial absolutamente arcaico. Por eso hablamos del imperialismo ruso o neoimperialismo. Me referí a él en El nuevo imperialismo ruso y Carl Schmitt 

Los periodistas y analistas que se llenan la boca hablando del sur global y su supuesto apoyo a Rusia deberían escuchar o leer el discurso del presidente Boric. El sur no es uno solo, hay muchos sures, como también hay muchos nortes. Porque en ambos hemisferios hay muchos países y muchas opiniones. Pero supongo que la clara posición de Chile -que no es de ahora, sino desde un comienzo de la guerra[4]– no calza en análisis fáciles de la realidad global propios de gente más o menos simple.

Dos días más tarde, como para poner de manifiesto que su discurso de 18 de julio, no fue algo excepcional, ni estaba dominado por la ansiedad, como aseguró Lula (que sigue la senda de apoyo incondicional a Putin, iniciada por su antecesor Bolsonaro), Boric señala:

Yo tengo un respeto infinito y mucho cariño, además, por Lula, pero si me preguntan: ¿Quiere usted que termine la guerra? Sí, quiero que termine la guerra y creo que tenemos que ser muy claros en decir que ésta es una guerra de agresión inaceptable, independiente de las posiciones que uno pueda tener respecto a las presidencias temporales de uno u otro país. Lo importante es que seamos capaces de defender el derecho internacional a toda costa[5].

Es cierto: la guerra se puede terminar rápidamente si Rusia retira sus tropas del territorio de Ucrania. Así lo expliqué en Si Rusia deja de luchar no habrá más guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá más Ucrania

Hoy día, podemos tener matices en torno a esto; pero la posición de Chile es una posición de principios respecto a la importancia de la defensa del derecho internacional y en esto, yo creo y tengo la profunda convicción que tenemos que ser categóricos, tenemos que ser claros, no podemos dejar ningún espacio a la duda. Y eso yo creo que es algo que, a la larga, a los ojos de la historia envejece bien[6]. Lo de envejece bien, se dice que es un mensaje para Lula.

Ninguna potencia puede pasar por encima del derecho internacional violando su integridad territorial y además realizando la masacre que estamos viendo”. Tiene toda la razón, salvo en lo de potencia, ya que Rusia no es potencia y lo único que tiene para atemorizar al mundo es la bomba atómica[7].

Y para no dejar ninguna duda de lo planteado, el 21 de julio, en entrevista con la BBC (en HARDtalk), el presidente Boric recalca lo que ya había manifestado sobre Ucrania, en inglés y con meridiana claridad[8]. La entrevista tiene en significativo título: “Now it’s Ukraine, tomorrow it could be us”[9]. Es lo que dijo en la Cumbre: “ahora es Ucrania, mañana podemos ser nosotros” los sujetos de una agresión, sino defendemos hoy el derecho internacional y condenamos las violaciones, sean de quien sean, vengan de donde vengan.

Boric explica ante las cámaras de la BBC: “Chilean position is:  (…) It doesn’t matter what do you think about Ukraine, what do you think about Wolodomyr Zelensky.  it doesn’t matter what your opinions are about Mr. Putin or Russia. The war is not both part faults. It’s Russia invaded a free country and wants to take part of its territory an that violates international law. And we should defend at least this should be a common ground for everyone. We should defend international law. Because now it’s Ukraine, tomorrow it could be us. It could be anyone. So you might have any opinion on the reasons for the conflict but we should agree that international law should be respected at all times. And that goes for Russia nowadays and also goes, of course in other cases. I don’t want to make a draw. But in that case my position is strong. It’s an illegal invasion. Russia should withdraw. Of course we want a ceasefire but we have to respect ukraine’s territorial integrity[10].

Sí, la guerra no es culpa de las dos partes. Aquí estamos frente a un país agresor y ante un país agredido. El estado agresor es Rusia que claramente violó el derecho internacional, al iniciar la guerra y lo sigue violando, al continuarla. La violencia no es nunca el método para solucionar las disputas internacionales. Es más: aquí no estamos frente a una disputa internacional, aquí se trata lisa y llanamente de un país que desconoce la existencia de otro país e intenta anexar su territorio.

El Kyiv post, de Ucrania, titula el 19 de julio: Chile Stands with Ukraine During EU-Latin American Summit Es cierto y estoy feliz de ello: Chile apoya a Ucrania.


[1] Se refiere a la declaración conjunta de la Cumbre CELAC-UE 2023. Realmente, la intervención de Boric apoyando a Ucrania y con ello a la Unión Europea, salvó la Cumbre Celac-Unión Europea.

[2] Transcripción mía del video Presidente Gabriel Boric interviene en cumbre CELAC-UE 2023, el 18 de julio. En el canal de youtube del Gobierno de Chile. Los puntos y las comas son míos.

[3] Uno de extrema izquierda y el otro de extrema derecha, unidos en el putinismo. Ver mi columna Los cantos de sirena del autoritarismo

[4] Esto me lo preguntó una cuenta polaca en Twitter. Porque existe la tesis de que Chile se vendió por algún contrato de litio. La verdad es que no es así.

[5] El audio está en Twitter y también aquí, con resumen parcial: “No me siento ofendido”, dice Boric luego de que Lula aludiera a su “ansiedad” e inexperiencia

[6] La transcripción es mía. El audio en Twitter y también, con resumen, en: “No me siento ofendido”, dice Boric luego de que Lula aludiera a su “ansiedad” e inexperiencia

[7] Boric responde a Lula: “Ninguna potencia puede pasar por encima del derecho internacional”

[8] Recuerdo como algunos -de la misma familia política de Boric- criticaron al presidente Piñera por hablar en inglés luego del rescate de los 33. Pero es distinto cuando estás en el poder y quieres quedar bien con los periodistas extranjeros

[9] “Now it’s Ukraine, tomorrow it could be us” – Gabriel Boric

[10] La transcripción es textual, de los subtítulos de la BBC.

Los cantos de sirena del autoritarismo

Una de las preguntas que con más frecuencia me he hecho durante los últimos años es, cómo del grupo de anticomunistas de la época de la Guerra Fría, han salido exponentes del autoritarismo. Cómo de entre quienes defendían la libertad y la democracia surgieron personas y grupos partidarios del actual autoritarismo que hoy se expande por el mundo como una plaga difícil de detener.

La explicación que hasta ahora me había dado a mí misma es muy simple: los defensores del mundo occidental frente al comunismo soviético se componían de lo que entonces se denominaba pensamiento liberal-conservador. Después de la caída de la UdSRR y con ella, el fin de la Guerra Fría[1], ambos sectores -el liberal y el conservador- se separaron. Ya no los unía más la necesidad de hacer frente a un enemigo común, que había desaparecido[2].

Lo describí con más detalle en mi columna Los conservadores de hoy, enemigos de la sociedad abierta

Los antiguos comunistas y socialistas marxistas (los pocos que quedaban) o bien, se convirtieron en centristas razonables o -más mal que bien- se adosaron a la extrema izquierda, extremadamente debilitada por el fracaso del gran hermano de Moscú.

A la larga, extremistas de izquierda y de derecha, normalmente tan conspiranoicos los unos como los otros, se pelean los votos de la tercera edad[3] y de algunos jóvenes frustrados. Ambos apuntan a los mismos sectores de la población: indignados, gente de permanente mal humor y que se siente pasada a llevar y no considerada para nada dentro de la sociedad[4]. Además, acaparan el voto de protesta y el voto en tiempos de crisis. Vociferan al unísono que se vayan todos menos nosotros y claman en favor del pueblo y en contra de las élites[5].

Estos últimos días, leyendo el libro de Anne Applebaum -una de mis autoras favoritas- leo una buena explicación a mi pregunta inicial. En uno de los últimos capítulos, referido al tema en los Estados Unidos, escribe: “la creencia en la grandeza de la democracia estadounidense y la ambición de compartir esa democracia con el resto del mundo (…) resultó un momento más breve de lo que esperábamos”[6].

Continúa: “Antes de 1989, los anticomunistas (…) se habían sentido unidos por su determinación de oponerse a la Unión Soviética. Sin embargo, no se trataba de un grupo monolítico. Algunos de ellos habían adoptado una postura radical en la Guerra Fría porque, en cuanto diplomáticos o pensadores de la realpolitik, temían la tradicional agresividad rusa que acechaba bajo la propaganda soviética, les inquietaba la posibilidad de una guerra nuclear y les preocupaba la influencia estadounidense en todo el mundo”. Este es pues, el primer grupo en que se dividieron después del fin de la Guerra Fría.

Applebaum agrega: “Otros -yo misma me incluyo en esta categoría- creíamos que estábamos luchando contra el totalitarismo y la dictadura, y a favor de la libertad política y los derechos humanos”. Este es el segundo grupo.

Pero hay un tercer grupo: “también había otros que luchaban contra la Unión Soviética porque la ideología soviética era explícitamente atea y creían que Estados Unidos estaba del lado de Dios”. Este sector sería para mí el del clericalismo, esa horrible mezcla de religión y política tan contraria a lo que nos enseña expresamente el Concilio Vaticano II, pero claro, para estos creyentes, no vale el Vaticano II, ya que se trata de fieles de sectas protestantes norteamericanas.

“Cuando se desintegró la Unión Soviética, también se rompieron los vínculos que habían mantenido unidos a estos diferentes tipos de anticomunistas”. La autora continúa: “El cambio radical tardó un tiempo en manifestarse. En un primer momento no se evidenciaron[7] su envergadura y alcance. Los acontecimientos del 11-S probablemente mantuvieron unido al grupo mucho más tiempo del que habría sido el caso en circunstancias distintas”.

Sobre el Partido Republicano, Applebaum explica: “Mi propia ruptura se produjo en 2008 gracias al auge de Sarah Palin[8] —que era una especie de proto-Trump— y  al uso de la tortura en Irak por parte de la Adminstración Bush. Incluso escribí un artículo titulado ‘Por qué no puedo votar a John McCain’ en el que explicaba mi visión de cómo había cambiado el partido”. Pienso que el movimiento tea party secuestró a los republicanos[9]. Fue un grave error de McCain llevar a Palin como candidata a vicepresidenta.

“Pero sólo cuando Donald Trump[10] se convirtió en el candidato del partido supe hasta qué punto se había distanciado mi cosmovisión de la de algunos amigos estadounidenses. El pequeño grupo de ‘jóvenes conservadores’ se había partido limpiamente por la mitad”. Applebaum se refiere a su grupo de amigos. Mutatis mutandi, puedo decir lo mismo del grupo de amigos de mi época universitaria, algunos han sido seducidos por el canto de las sirenas del autoritarismo. Incluso un par de ellos han caído en las redes de Putin que, de entre todas las sirenas autoritarias, es la sirena que canta más fuerte.


[1] “Con el desmoronamiento del Bloque oriental y el desmembramiento de la URSS, la gran amenaza frente a la cual todos se unían, había dejado de existir, en 1991. Y con ella, la ideología marxista-leninista”, en mi columna Trump y la derecha chilena y latinoamericana

[2] Salvo en algunos países como Chile, donde curiosamente, continuó existiendo un poderoso partido comunista.

[3] En nuestras sociedades envejecidas la tercera edad  decide las elecciones.

[4] Recuerdo la conversación con una condesa que se había afiliado a un partido de extrema derecha que me confió que, en la democracia cristiana, donde militó por muchas décadas, nadie la escuchaba y que en el partido AfD, por fin, había podido desarrollar sus aptitudes y postular sus ideas.

[5] Como Trump, que habla contra las élites como si él viniera de una familia pobre o llevara una vida de necesidad y desapego de las cosas materiales. Ver también mi columna Que se vayan todos los políticos

[6] Todas las citas de Applebaum corresponden a las páginas 156 y 157 de “El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo”, 1a edición 2021.

[7] A mi modo de ver, debería decir “evidenció”; pero el traductor lo traduce en plural. Lo dejo así, porque respeto su texto.

[8] En una columna anterior escribí que el gran error de John McCain -que terminó como uno de los principales críticos de Trump- fue haber designado a Sarah Palin como su candidata a la vicepresidencia, en Trump es lo menos republicano que nos podamos imaginar

[9] El Partido republicano fue, hace no mucho tiempo, virtualmente raptado por el movimiento autodenominado tea party. Y luego por lo que se ha empezado a llamar trumpismo y que el ex-presidente llama simplemente “our movement”, en Trump y la derecha chilena y latinoamericana

[10] Trump nunca  fue ni liberal, ni conservador, sino simplemente un empresario de espectáculos que cayó varias veces en quiebra, en mi columna Trump y la derecha chilena y latinoamericana

Protestamos gratis

Como tantas veces, desde febrero del 2022, la semana pasada, participé una vez más en la vigilia frente al consulado de la Federación Rusa. Aunque la voz vigilia habla originariamente de una noche vigilante o pasada en vigilia, nuestra vigilia empieza en la mañana y termina al mediodía. Los clientes del consulado general ruso vienen por la mañana a realizar trámites consulares.

Muchos de ellos nos dan señales de agradecimiento: nos gritan desde el otro lado de la calle spasiba (gracias, en ruso) o Slava Ukraini (gloria a Ucrania[1]) o nos suben el pulgar o unen sus manos como el ícono de las redes sociales dándonos las gracias. Algunas pocas veces, alguien nos grita en ruso algo desagradable con expresión de enojo y no falta quien indica con la mano que estamos locos.

En general, la gente joven nos es mucho más favorable que quienes ya no lo son[2]. Lo que es bien lógico, ya que la generación mayor vive prisionera de la televisión estatal rusa. Ya no queda televisión privada o que no pertenezca a algún oligarca amigote de Putin. La gente joven habla otros idiomas y, en consecuencia, no se desinforma a través de la tendenciosa Russia Today u otros medios similares.

Los musulmanes (se reconocen fácilmente porque las mujeres llevan pañuelo) son igualmente favorables a nuestra vigilia, lo que también es bien lógico, y no sólo por las atrocidades cometidas por los rusos durante las guerras en Chechenia, verdadero ensayo de los crímenes de guerra en Siria y ahora en Ucrania. Sino también por la opresión de las naciones musulmanas que quedaron dentro de la Federación, considerados más bien como pueblos auxiliares al servicio de los rusos.

Un día de la semana pasada, una señora de mediana edad (entre 35 y 45, diría yo) cruzó la calle y se acercó a nosotros, para agradecer nuestra vigilia. Nos contó que en el Consulado le habían dicho que nosotros éramos agentes pagados. No puede haber nada más absurdo: es la típica mentira a la que recurren los regímenes autocráticos para desprestigiar a sus opositores o, en general, a quienes no están de acuerdo con ellos.

Es cierto que, a lo largo de la historia ha habido -y sigue habiendo- activistas financiados por alguien; pero les aseguro que a nosotros no nos paga nadie por protestar frente al consulado ruso. Es puro convencimiento. En una ocasión, un hombre que salía del Consulado quiso darme un billete de €50. Obviamente lo rechacé con amabilidad y le sugerí donarlo a alguna organización no gubernamental que ayude a los refugiados de Ucrania.

La señora nos contó que su familia venía de Bajmut, que -como todos sabemos- es una ciudad ucraniana. Así que, en principio, me pregunté qué hace una persona de Bajmut en el Consulado ruso. Pero no hay que olvidar que Ucrania fue anexada por la Unión Soviética luego de la Primera Guerra Mundial (después de gozar de apenas un par de años de independencia)[3] y ahí estaba el origen de su pasaporte ruso.

Sus padres procedían de Bajmut; pero fueron destinados, la mamá a Wladiwostok y el papá a Tomsk. Yo le comenté: “en esas ciudades decidieron trabajar”. Ella me quedó mirando y me contradijo: “En la Unión Soviética, nadie podía decidir donde quería trabajar. El estado te enviaba a alguna parte y tú tenías que ir. No existía libertad de escoger la ciudad para trabajar o para vivir”. Más adelante, pudieron casarse y la mamá también se mudó a Tomsk, en la parte occidental de Siberia.

Su papá ya murió, su mamá sigue en Tomsk. Ella no la puede visitar, ya que la mamá vive en Séversk, la ciudad cerrada a orillas del río Tom[4]. Durante la época soviética, se la consideraba un centro de tecnología y ahora parece que Putin sigue imaginándose que alguien quiere copiar tecnología rusa. Después de Tetris (1984), no se me ocurre nada más que se pueda copiar. Su mamá no puede salir y ella no puede entrar a Séversk.

Durante la era soviética, los ingenieros y en general, los científicos que egresaban de las universidades de Ucrania eran muy apreciados (por no decir codiciados). Al parecer su formación era muy buena y resultaban útiles para el estado[5]. No me extraña que los papás ucranianos hayan terminado en Tomsk, uno de los centros de tecnología creados durante la postguerra soviética, trabajando para el estado que, por otra parte, era el único empleador..

Nos aseguró que ella no estaba de acuerdo ni con la guerra, ni con Putin, ni con el régimen de Rusia. Por ello, quería renunciar definitivamente a la nacionalidad rusa. Pese a que eso significaba que, probablemente, no podría ver más a su mamá, ya que, si para los rusos era difícil entrar a Tomsk, a una extranjera le sería imposible, no le darían permiso para entrar a la ciudad.

Le mostré mi bandera de la oposición rusa y me insinuó que perdía el tiempo. Es lamentable, pero no deja de tener razón. Pese a ello, sigo siendo idealista, aunque reconozco que la oposición lo tiene muy difícil. La rusa es una sociedad sin cuerpos intermedios y sin nada que se parezca a una sociedad civil. El régimen de Putin es cada vez más opresivo frente a cualquier tipo de oposición, lo que lo ha llevado a convertirse en un nuevo Stalin[6].

Al final, cuando nos despedimos, la mujer rusa de Bajmut y una manifestante ucraniana de Kherson se abrazaron fraternalmente. Una rusa (al menos en el papel) y una ucraniana se encuentran frente al Consulado general de Rusia en Bonn. Ambas están en contra de la guerra, en contra de Putin y su desgobierno o su régimen mafioso, como lo llama Kasparov[7].

La valiente mujer aún rusa prometió que, cuando termine todo el papeleo y deje de ser oficialmente rusa, vendrá a protestar con nosotros. Antes, creo que no es aconsejable hacerlo… Preferiría no verla más y que la guerra termine antes de seis meses y no tengamos que protestar gratis semana a semana… Que la guerra termine con la victoria de Ucrania. Que triunfe el derecho sobre la fuerza y no la fuerza sobre el derecho[8].


[1] “La expresión surgió a principios del siglo xx con diversas variaciones, y se popularizó durante la guerra de independencia de Ucrania (1917-1921)”, en Wikipedia

[2] Por  ejemplo,  la hija de la mujer rusa en “Que se vayan todos los políticos”

[3] En la película “Holodomor”, de 2017, con Max Irons queda muy claro este proceso de anexión basado en un engaño y también en la fuerza de las armas del Ejército Rojo comandado por Trotski. Fíjense en el personaje de Mykola, interpretado por Aneurin Barnard. También en Red Secrets, de la directora Agnieszka Holland.

[4] “Una ciudad cerrada, ciudad secreta o pueblo cerrado es una población donde están restringidas las visitas y pernoctaciones, de forma que se requiere de una autorización especial para ello. El motivo puede ser la existencia de una base militar o un centro secreto de investigación científica. En la Unión Soviética existían numerosas ciudades cerradas, y, tras su disolución en 1991, algunas mantuvieron su estatus”, en Wikipedia

[5] “Todo dentro del estado, nada fuera del estado, nada contra el estado” es la fórmula del fascismo.

[6] El abuelo de Putin fue uno de los cocineros de Stalin y sobrevivió al dictador, lo que no deja de ser sorprendente, ya que Stalin temía que lo envenenaran y muchos de sus cocineros fueron ejecutados tan sólo por alguna sospecha. A los temores de Putin, me referí en El levantamiento de los mercenarios

[7] Ver la nota 5 en mi columna Más sobre la corrupción en Ucrania

[8] El testimonio de otra mujer que salía del consulado en Mientras más armas, más corta la guerra 

¿Dónde está Prigoshin?

Esta es la pregunta que nos hacemos todos, a una semana del Levantamiento de los mercenarios 

Lukaschenka[1] dice que le ofreció huir -no sé si se pueda hablar de dar asilo- a Bielorrusia. Otros aseguran que vieron a Prigoshin en San Petersburgo, donde el Grupo Wagner tiene su edificio central[2] y el oligarca tiene su principal fábrica de trolls en internet. Su avión habría hecho una escala en Moscú -quién sabe para qué- y luego, habría volado a la ciudad a orillas del Neva.

Otros dicen que su avión se habría dirigido a Minsk. Parece que la capital bielorrusa se ha convertido en un verdadero refugio temporal de criminales: hacia Minsk voló Jan Marsalek, el estafador de Wirecard que ahora vive en un sector acomodado de Moscú, donde sólo oligarcas y otros criminales pueden pagar un inmueble.

Putin aseguró a los mercenarios del Grupo Wagner que no serían perseguidos penalmente. Iba a escribir que no serían perseguidos por la “justicia rusa”, pero indudablemente, la palabra “justicia” y el régimen de Putin son términos que se contradicen entre sí. Después de asegurar que los mercenarios eran traidores, Putin los perdonó y les aseguró que tenían tres alternativas: irse a Belorrusia, enrolarse en el ejército de la Federación[3] o volver a sus casas, con sus familias.

Con este perdonazo, Putin demostró debilidad. Sobre todo, porque después de acusar de traidores a los mercenarios de Wagner y de asegurar -el día sábado- que la traición se paga con la vida, esto es que los espera el pelotón de fusilamiento… Después de esta gran amenaza, el día domingo, los perdona y deja huir a Prigoshin[4].

Putin no sólo mostró debilidad, sino que además, quedó claro que el jerarca ruso sí reacciona ante una amenaza y que es capaz de claudicar. Un argumento más en favor de quienes pensamos que es fundamental apoyar a Ucrania, para colocarla en una buena posición en orden a negociar -en un futuro próximo- la devolución de su territorio, de los niños raptados, reparaciones de guerra, seguridad de sus fronteras y un gran etcétera[5].

No me atrevería a asegurar que el perdonazo de los mercenarios -al menos de los que se queden en Rusia- sea duradero. Me imagino que, por esta razón, muchos de ellos huyeron a Bielorrusia donde Lukaschenka les habría entregado o arrendado una o más bases para que reinicien sus actividades. Cualesquiera sea que éstas vayan a ser en el futuro.

Prigoshin aseguró que 25 mil mercenarios estaban bajo sus órdenes en la guerra contra Ucrania. Pero parece que ese fue sólo un bluff, ya no que habría tenido nada más que ocho mil. O puede ser que hayan muerto tantos en la guerra, que no le queden más que ocho mil en Rusia. Por ejemplo en Bajmut, donde los ex-presidiarios reclutados por el Grupo Wagner no fueron más que simple carne de cañón.

Donde sí parece que hay veinte mil mercenarios de Wagner es en África. En ese continente, la estrategia rusa es clara: apoyar al gobierno dictatorial o instalar un dictador en el poder, siempre y cuando les deje explotar las minas de oro, de uranio, de diamantes, los yacimientos de petróleo o de gas. Con ello, se desestabiliza África y se crean flujos de inmigrantes que, a su vez, desestabilizan a Europa. ¿A quién le importa la vida humana si puede ganar ingentes sumas de dinero a la usanza de los peores imperialistas y capitalistas de la historia?

El Grupo Wagner no es un Blackwater cualquiera. No es una empresa de seguridad privada, sino que es una creación del estado ruso que necesitaba gente que hiciera el trabajo sucio, o debería decir: el trabajo más sucio. Hasta el fin de semana pasado, Putin todavía negaba toda relación con algún grupo paramilitar. Es más, hasta la semana pasada, Putin negaba la existencia del Grupo Wagner. Después de todo, según la ley de la Federación, el monopolio del poder recae en las fuerzas armadas y no permite la existencia de ejércitos paralelos.

El martes pasado, Putin reconoció que el régimen ruso había pagado al Holding Concord (construcción de por lo menos 64 empresas entre las cuales formalmente se haya el Grupo Wagner) mil millones de dólares por la actuación de los mercenarios en la guerra contra Ucrania, otros mil millones en material de guerra y mil millones más por el catering de los soldados del ejército ruso. Putin agregó que espera que Prigoshin no haya robado mucho, lo que es un gran sarcasmo considerando la altísima corrupción que impera en Rusia[6].

La semana pasada, Velina Tchakarova (desde Viena) publicó en Twitter un interesante esquema que muestra lo que ella denomina “a galaxia de Prigoshin. Esto es, el entramado de sus empresas. Los invito a ver el documento gráfico[7].

Es interesante observar que hay dos países americanos que aparecen en el mapa de Tchakarova. Uno de ellos es nada menos que Estados Unidos, donde la Galaxia prigoshiana mantiene páginas de información. O más bien de desinformación. Y Venezuela, donde se hallan los Wagner, en su calidad de compañía militar semi-estatal, como asesores políticos y como explotadores de empresas extractoras de recursos naturales[8].

Lo más infame de las páginas norteamericanas es que se hacen pasar por activistas en pro de la lucha por la “igualdad racial”[9]. Demás está decir que los trolls financiados por Prigoshin están interesados en el triunfo de Trump. Desde siempre, Trump ha sido el candidato de Rusia[10]. ¿Por qué será?

Prigoschin hacía un doble trabajo para el régimen ruso: recibía fondos del exterior para financiar la guerra contra Ucrania y recibía dinero del estado ruso por pelear y morir en la guerra. Algunos analistas aseguran que Prigoshin se rebeló porque al régimen de Putin se le habrían acabado los fondos.

La causa inmediata (o la excusa) del quasi putsch wagneriano fue la obligación de firmar un contrato y de ponerse a las órdenes del ejército ruso, esto es a las órdenes de Gerasimov y de Shoigu (este último, también dueño de un grupo paramilitar), ambos muy odiados por Prigoshin.

Me pregunto ¿qué pasará ahora con las empresas de Prigoshin? ¿Se las lleva a Bielorrusia? ¿Habrá sido este el interés de Lukashenka en que el oligarca se refugiara en su país? O ¿serán expropiadas por Putin que se quedará con ellas o las repartirá entre otros oligarcas? El viceministro de relaciones exteriores acaba de viajar a Siria para tranquilizar a Assad a quien aseguró que los mercenarios ahora dependen directamente del Kremlin.

Quién sabe… Lo único que sé es que mi próxima columna debería titularse ¿Dónde está Surovikin? Sergei Surovikin es el general favorito de Prigoshin, que estuvo algunos meses al mando de la guerra contra Ucrania y, hasta la semana pasada, era lugarteniente de Gerasimov. Hoy, detenido por haber apoyado o al menos, haber tenido conocimiento del levantamiento de los mercenarios y no haber hecho nada para impedirlo. Entre paréntesis, el general Surovikin es el responsable del bombardeo y destrucción de la ciudad de Alepo, en Siria…[11]


[1] Otrora rival de Putin, hoy su marioneta.

[2] Se puede apreciar la fastuosidad del edificio en las muchas imágenes del mismo en Google

[3] Cuando hablamos de Rusia, nos referimos a la Federación Rusa que se compone de Rusia más las repúblicas colonizadas en Asia Central que no lograron independizarse luego de la caída de la Unión Soviética en 1991.

[4] La cantidad de mercenarios rusos es limitada. Se trata de algunos miles de hombres formados por el servicio secreto militar o GRU. Por esta razón, me puedo imaginar que a Putin no le conviene dejarlos ir.

[5] Por el rapto de niños ucranianos, Putin y otros de sus personeros están acusados en la Corte penal internacional en La Haya.

[6] De acuerdo a Transparencia Internacional, hay en Europa, sólo dos países más corruptos que Ucrania, y estos son Rusia y Azerbaiyán, en Corrupción en Ucrania La corrupción es una enfermedad post soviética.

[7] @vtchakarova El tweet aquí

[8] Las relaciones entre Bielorrusia y Venezuela datan de la época en que Chávez visitó Bielorrusia y se fotografió con armas aparentemente de producción bielorrusa. Ver Lukaschenko y Venezuela

[9] Las razas no existen. Los invito a mi columna Nos guste o no, en realidad todos somos africanos

[10] Pienso que Trump es lo menos republicano que nos podamos imaginar y que “el Partido republicano fue ‘secuestrado’, primero por el tea party (una especie de secta política, racista, sexista y homofóbica) y más tarde, por lo que el mismo Trump llama simplemente “our movement”. El organizador de concursos de belleza ha logrado convertir al great old party en un club pro-Trump o en una secta, en Trump: A un año del asalto al Capitolio y la derecha chilena

[11] Como mencioné alguna vez, una compañera de colegio me insiste en que Alepo y otras ciudades sirias fueron bombardeadas y destruidas por los norteamericanos. Sin duda, otro éxito de la desinformación rusa, en El Papa y Ucrania Ver también Rusia no es potencia

El levantamiento de los mercenarios

Los acontecimientos del fin de semana en Rusia, serán conocidos como el levantamiento de los mercenarios. Actualmente, hay once grupos de mercenarios en la Federación rusa, de los que el más conocido en el extranjero, es el llamado Grupo Wagner. Y esto, pese a que las agencias militares están prohibidos en Rusia; pero la verdad es que, en el reino de Putin poco y nada importa lo que diga la ley. 

Más importante es la voluntad de la camarilla en el poder. El poder politíco se concentra en los servicios secretos, que no son servicios de inteligencia y análisis como los conocemos en los estados democráticos, sino son una verdadera policía secreta, al estilo de la Checa, la policía secreta de Stalin, o de la Gestapo del nacionalsocialismo[1].

El grupo Wagner fue creado por Dmitri Utkin, un miembro del servicio secreto militar -del temido GRU- encargado de ayudar al gobierno de Assad en Siria. Utkin es de filiación neonazi y gran admirador de Hitler, de manera que su alias de combate es “Wagner” que habría sido el compositor preferido del Führer. Los agentes y soldados que peleaban bajo sus órdenes eran pues el “Grupo Wagner”. 

Tiempo más tarde, un ex-cafiche y ex- presidiario (fue condenado a trece años de prisión por robo a mano armada y otros delitos) llamado Yevgueni Prigozhin conoció a Utkin y decidió invertir en su agencia militar. Prigozhin era conocido como el cocinero de Putin, ya que venía acompañándolo desde su tiempo de San Petersburgo, como dueño de restaurants y proveedor de la comida para el ejército. 

Como información de background, puedo contarles que Putin teme que lo envenenen y por eso, sólo comía lo que la empresa de Prigozhin le preparaba. Por otra parte, se dice que varios envenenamientos son responsabilidad de esa empresa. Hoy en la mañana, ha visto varios memes según los cuales, Putin ya no va a poder comer nada, por el miedo a que lo envenen.

Asimismo, Prigozhin es dueño de una de las grandes granjas de trolles en San Petersburgo y quién sabe donde más. Probablemente, también de la gran granja de trolles de Nicaragua, con millones de cuentas falsas, encargadas de difundir fake news, en el marco de la campaña de desinformación que hoy se orquesta desde la Federación Rusa. 

No en vano, Putin era oficial de información de la KGB, esto es, de desinformación. Es triste ver como, en todo el mundo, hay gente (es minoría) que cree con una fe religiosa todas las mentiras que difunden las granjas de trolles por el mundo. Y también desde medios como Russia Today, Sputnik y una seria de blogs de personajes falsos y también de tontos útiles que se ponen al servicio de Putin. La conspiranoia es también muy habitual en estas burbujas.

El levantamiento de los Wagner se veía venir, ya que durante las últimas semanas, Prigozhin no dejaba pasar un solo día sin lanzar sus diatribas[2] contra el ejército ruso y especialmente, contra el ministro Sergei Shoigu y el jefe del estado mayor Valeri Gerasimov. Ojo, nunca contra Putin (salvo esa vez en que habló del abuelo,  pero después dijo que no se refería a Wladimir Wladimirovitch). 

Prigozhin, Utkin y sus mercearios del Grupo Wagner son detestados por los altos oficiales y por los comandantes rusos, pero aparentemente son amados por la tropa. Las diatribas eran retransmitidas por los llamados blogueros militares rusos, muy populares en un país que cree que la potencia va de la mano de la violencia… Y esto, en todo sentido.

Esto último explica que los mercenarios de Prigozhin hayan podido tomar la ciudad de Rostov sin resistencia alguna de los militares del ejército ruso. Y luego, hayan iniciado su marcha hacia Moscú sin mayor resistencia. Tan sólo la de algunos aviones y helicópteros que derribaron sin dificultad, ya que Wagner tiene armas antiaéreas. Se dice que Prigozhin adquiere armamento a través de África, donde tiene minas de oro y de uranio, con las que paga las armas[3].

Es significativo que los mercearios de Utkin y de Prigozhin tampoco hayan experimentado resistencia alguna por parte de la población rusa. Es cierto que el pueblo ruso hoy en día es escéptico o más bien apático[4]; pero en la misma ciudad de Rostov -donde se haya el cuartel general de la guerra contra Ucrania- la misma población les llevaba alimentos y todo lo que necesitaran. 

A kilómetros de Moscú, los Wagner decidieron detener su marcha. Los mercenarios regresaron a sus cuerteles y tanto Prigozhin como Utkin están desaparecidos. Me atrevo a adelantar que Utkin aparecerá muerto en algún lugar. A Prigozhin va a ser más difícl liquidarlo, pero bolsas de té con polonio o calzoncillos con Novichok abundan en la Federación rusa, de manera que no será difícil encontrar alguno para él[5].

Se desconoce las razones por las que Prigozhin detuvo su marcha. Hasta ahora, sólo hay especulaciones. Tal como en la Unión Soviética, en la Federación rusa, tampoco hay una política de transparencia y la información se oculta. Se dice que no se aplicarán castigos a los mercenarios, pese a la bravata inicial de Putin, en que aseguró que serían castigados como traidores. Especialmente Prigozhin. 

Hoy lunes, los mercenarios han retornado a sus cuarteles y de Prigozhin nada se sabe. Se supone que huyó a Bielorrusia donde recibiría asilo (en el sentido no técnico de la expresión) del dictador Lukaschenka, el eterno rival de Putin, hoy convertido en su marioneta. Si los mercenarios seguirán peleando en Ucrania es algo que tampoco se sabe. 

Del mimistro de defensa Shoigu, el rival de Prigozhin, tampoco se sabe nada. En cuanto a Valeri Gerasimov no sería la primera vez que desaparece, para reaparecer después. Putin tampoco está en Moscú y nada se sabe de él. El último mensaje televisivo, en el que anunció que la guerra contra Ucrania… perdón la “operación especial” (si hablas de guerra en Rusia, recibes entre 15 a 25 años de cárcel) se dice que fue grabado días antes.

En un sistema de dependencias personales, como el moderno feudalismo de la Federación rusa, no es inusual una acción como la de Prigozhin: el vasallo se alza para manifestarse en contra de algo que considera una injusticia (supuestos ataques del Ejécito ruso contra el Grupo Wagner, no entrega de munición, etc.) y contra personas que consideran incompetentes e indeseables (Shoigu y Gerasimov). Luego de conseguir lo que exigía o parte de ello, se retira.

La situación actual en Rusia se puede comparar con la de los war lords africanos o, en el mejor de los casos, con el feudalismo de la Edad Media en Europa. Desde una perspectiva histórica, hay que considerar que, a comienzos del siglo 20, el Imperio de Rusia pasó desde el feudalismo al régimen del socialismo real o de estado, o comunismo, stalinismo, chequismo o como quieran llamarlo, en apenas un par de años, sin solución de continuidad.

En suma, el levantamiento de los mercenarios deja a Putin muy debilitado. Putin basa su poder, por una parte el divide et impera (tres servicios secretos rivales y los servicios secretos contra la oligarquía) y en la garantía de estabilidad y de supervivencia de la población que está interesada en que le paguen sus sueldos, sus pensiones y jubilaciones (la demografía rusa nos habla de una población envejecida) y que baja la cabeza ante a la autoridad, sea quien sea. Dos siglos de zarismo, casi un siglo de comunismo y décadas de putinismo le han ensñeado que no vale la pena intentar cambiar las cosas. 

Quienes quieren una vida mejor, simplemente huyen de Rusia, como los 200 mil hombres jóvenes que huyeron de la Federación para llevar una vida un poco mejor en Europa Occidental, en Turquía, Georgia, Australia, los EEUU o incluso en Kasajstán, país que nos puede dar muchas sopresas en el futuro cercano.

Pobre Rusia, se merece algo mejor que Putin, Prigozhin, Shoigu, Jakunin, Kadyrov o como se llamen todos los dictadores y minidictadores de hoy… 


[1] No sin razón, se llama hoy a Putin, Putler.

[2] A través de su canal de Telegram. En Rusia no hay libertad de prensa.

[3] Se supone que la toma de la ciudad ucraniana de Soledar, que no tiene importancia militar, se debió al interés de Prigozhin por las minas de sal que hay en esa ciudad. Como en la Edad Media, hoy las minas de sal tienen gran valor.

[4] La historiadora rusa de la que les hablé en mi columna Mientras más armas, más corta la guerra explicaba que, mientras los ucranianos habían sido históricamente, un pueblo que busca la libertad, los rusos agachaban la cabeza y preferían no meterse en nada y dejar que los que están en el poder decidieran por ellos.

[5] Hago con esto referencia a la forma en que murió Sergei Skripal y se intentó asesinar a Navalny.

Si Rusia no tiene armas, se acabará la guerra. Si Ucrania no tiene armas, se acabará Ucrania

Hay una teoría según la cual, donde hay armas, hay guerra. A contrario sensu, sin armas, no habría guerra. De manera que, si los países no tuvieran armas, no habría guerras, aseguran sus partidarios. En consecuencia, si no se produce o no se vende más armamento a los países o en los países, no habría más guerras.

Hay otra teoría, de acuerdo a la cual, donde hay un conflicto, hay o puede haber una guerra. Sin duda, el conflicto puede no ser un conflicto armado, esto es, puede o no devenir en guerra[1]. Sin embargo, un conflicto latente puede explotar en cualquier momento y convertirse en guerra, aún cuando los países no tengan suficientes armas. Es el caso de los conflictos congelados o cold conflicts, como se los llama con más frecuencia.

El conflicto actual entre Ucrania y Rusia demuestra más bien la segunda teoría. Ni el agresor Rusia, ni menos la agredida Ucrania tienen suficientes armas para proseguir la guerra. Rusia ha tenido que rogar incluso a Corea del Norte y se ha vendido a China. Algún político ha profetizado que  Rusia se convertirá en una provincia autónoma de China[2]. Pero China ha entregado apenas a Rusia un cargamento de chaquetas antibala y nada de armas. Y los norcoreanos, apenas antiguos cohetes soviéticos que tenían guardados.

La ofensiva de invierno rusa fracasó. Acabó en un fiasco y los grupos armados rusos se culpan mutuamente[3]. Por su parte, Ucrania no puede iniciar su contraataque –que ya no será de una ofensiva de invierno, sino de primavera o de verano– mientras no reciba los pocos tanques que mendigó de Alemania (que a la fecha, les ha enviado 18) y de otros países, que se los prometieron tarde mal y nunca y en una cifra ínfima.

Al comienzo de la invasión, cuando las tropas rusas arribaron al aeropuerto de Hostomel –en Kiev, donde permanecieron durante las semanas siguientes, cometiendo innumerables crímenes– los ucranianos apenas tenían bazookas de esas que cargan al hombro para derribar los helicópteros procedentes de Bielorrusia. Los rusos desistieron de enviar aviones con tropas de ocupación, por temor a que también se los destruyeran con las bazookas. Así se abortó la toma de Kiev.

Durante décadas, los países europeos habían negado armas a Ucrania, precisamente para evitar una guerra con Rusia. Suponían, de acuerdo a la teoría enunciada al comienzo de esta columna que sin armas, no habría guerra. Esta circunstancia condujo a una virtual indefensión de Ucrania cuando –hace poco más de un año– empezó la invasión rusa a todo el territorio ucraniano.

En realidad, la invasión había comenzado antes, el 2014, cuando Rusia –aprovechando el desorden inmediatamente posterior a las manifestaciones del Euromaidán y la huída del presidente Yanukovich a Rusia[4]– invadió Crimea y las regiones del noreste de Ucrania. En aquel entonces, Ucrania no se podía defender, ya que no tenía armas. Rusia inició entonces una cruenta guerra local en Lugansk y en Donetsk.

La defensa de Ucrania el 2022 es considerada heroica, porque Ucrania era un país virtualmente desarmado. Pero su población mostró un ánimo inquebrantable de defenderse frente al imperialismo ruso que tantas veces en la historia había subyugado a su población. Esto mismo condujo al convencimiento de los países democráticos de que valía la pena ayudar a los ucranianos, ya que estaban dispuestos a defenderse y lo lograrían. Las manifestaciones de solidaridad y de apoyo a su población han obligado a los políticos a reconsiderar su posición inicial.

En otras palabras, el conflicto estaba allí. Provocado por Rusia con su invasión, consecuencia de la negación de la existencia del estado de Ucrania. Para Putin, en su creencia en un relato nacionalista de la historia, Bielorrusia y Ucrania son parte de Rusia. Nunca habrían sido nación y nunca serían un estado independiente[5]. Entre paréntesis, durante la guerra contra Ucrania, Rusia se ha apoderado de Bielorrusia que no puede considerarse un país soberano.

Hoy en día, ni Rusia, ni Ucrania tienen suficientes armas. Pese a ello, la guerra continúa. Putin sabe que, si retira sus tropas pierde el poder[6]. Y probablemente también su vida. Por su parte, Ucrania defiende su territorio y los ucranianos no tienen intención alguna de cederlo a Rusia. Además, saben que, si ceden un metro ahora, en un par de años, tendrán nuevamente tropas rusas en su frontera exigiendo más y más[7].

Rusia dice que tiene mil seiscientos tanques. Pero no reconoce que algunos no pasan de ser un prototipo, como el supuestamente poderoso tanque Armata o el aún más poderoso tanque denominado Terminator. Me pregunto qué dirá Schwarzenegger porque le copiaron el nombre.

Pese a sus supuestamente casi dos mil tanques, Rusia lanzó tuvo que recurrir a tanques soviéticos de los años ‘50. No, no es broma. Se trata de los BTR-50, un tanque de transporte con el que los soviéticos combatieron primero en la II Guerra y luego en Afganistán. Y del T-62, de la década de 1960, que fue el tanque principal en la fracasada guerra de Afganistán.

Los mercenarios del Grupo Wagner se quejan de no tener munición. Y los ataques a la producción de electricidad de Ucrania (un crimen de guerra) se efectúan –en el mejor de los casos– con cohetes de la Marina, porque Rusia carece de suficientes misiles de tierra. Por eso, ha tenido que recurrir a los drones suicidas de fabricación iraní. Los misiles rusos son tan antiguos que carecen de precisión lo que hace que los daños a los edificios adyacentes sean aún más grandes y mayor el número de víctimas civiles.

Por su parte, Ucrania pide y ruega que le envíen munición. A su vez, los países de Europa Occidental se arrastran frente al gobierno suizo ya que una de las fábricas de munición más importantes de Europa se halla en ese país. Los suizos, aducen su neutralidad y niegan la entrega de munición, lo que crea un problema enorme a sus aliados europeos. Probablemente cerrarán la fábrica en Suiza, lo que le va a crear un gran problema a la Confederación Helvética[8].

En el caso suizo, la neutralidad sólo ayuda a Putin. Pese a que la mayoría de la población suiza está a favor de enviar munición a Ucrania, el gobierno no cede. La única esperanza es que se reforme la constitución o se la interprete de otra manera, en este punto, ya hay una iniciativa del partido liberal suizo.

En definitiva, una de las causas del retraso de la anunciada contraofensiva de Ucrania, que intenta recuperar su territorio ocupado por los vecinos invasores, es la falta de armamento y de munición. La causa del fracaso del ataque de invierno ruso es –entre otras– la falta de munición y de tanques[9]. Los aviones de Ucrania están destruidos y Rusia no quiere enviar los suyos, por temor a que se los derriben.

La falta de munición rusa afecta a un país donde su industria armamentista pertenece casi en su totalidad al estado. Y donde su economía se ha convertido -a un año del comienzo de la invasión- en una economía de guerra. Con todas las restricciones que una economía de guerra lleva consigo, entre otras cosas, el desabastecimiento de productos básicos para la población, cada vez más pobre.

Entre tanto, la industria de armamento de los países occidentales ha pasado de ser “la mala de la película” a convertirse en nuestra gran esperanza. Pero esperanza o no, se encuentra presa de una maraña burocrática de la cual le va a costar salir y que no la deja producir como podría hacerlo sin tantas restricciones y permisos no concedidos.

Concluyo pues que esta guerra –en Rusia, se llama operación especial[10]– no va a detenerse porque a las partes les falten las armas. Los rusos atacan a Ucrania incluso con tanques sacados de los museos. Y los ucranianos se defienden aún con bazookas al hombro, ya que, como ellos dicen, cualquier cosa es mejor que caer nuevamente bajo el dominio ruso.

Así pues, donde hay un conflicto, puede haber una guerra. Por otra parte, las armas pueden ser -como en la Guerra Fría- un elemento de disuasión, que indica al enemigo “hasta aquí” y no más allá. Es el lema “no pasarán” de los ucranianos. Pero este sería un tema para otra columna.

En suma, la teoría según la cual, si no le das armas a Ucrania, se acabará la guerra, no sólo es una tesis equivocada, sino que llevaría a que lo único que se acabara fuese Ucrania. Si Rusia no tuviera armas, se acabaría la guerra; pero si Ucrania no tiene armas, se acabará Ucrania[11].


[1] Por eso, me parece tan importante fomentar la solución pacífica de las controversias internacionales.

[2] Alfred Gusenbauer, ex primer ministro de Austria y muy bien informado en temas rusos.

[3] La ofensiva rusa sería pomposamente celebrada si triunfaba. Pero se la pasaría en silencio, si fracasaba. Esto lo advertimos a comienzos del invierno. La segunda alternativa es la que finalmente ha tenido lugar.

[4] El presidente por gracia de Rusia, Yanukovich huyó en un helicóptero a Rostov del Don. Es por eso que Selensky, pocas horas después de la invasión, cuando le habían ofrecido un helicóptero para salir del país, respondió que no necesitaba que le mandaran un vehículo para huir, sino armas para defender su país: “I need ammunition, not a ride”, ver mi columna Putin, el Gigante Aparente

[5] “Putin se pasó la pandemia encerrado leyendo libros de historia de nivel escolar”, El nuevo imperialismo ruso y Carl Schmitt

[6] Sería reemplazado por alguno de los war lords a su alrededor. Kadyrov, Shoigu, Prigozhin, quién sabe. Nada bueno se puede esperar de esa camarilla. En todo caso, hasta ahora, Putin está bien firme en su posición.

[7] Y lo mismo saben los polacos, los habitantes de los Países Bálticos, los finlandeses y hasta los alemanes del Este.

[8] La neutralidad suiza sirvió mucho durante las dos guerras mundiales, en que los suizos de habla francesa estaban de parte de Francia y los de habla alemana, de Alemania y de Austria. Pese a ello, el estado suizo mantuvo la neutralidad. Hoy, la neutralidad no tiene ningún sentido.

[9] Muchos preveían que ya no habría más guerras con tanques. Se decía que la próxima guerra sería cibernética. En lo único que no se equivocaron es en anunciar la importancia que tendrían los drones.

[10] Si la llamas guerra, te mandan a la cárcel como acaba de pasar con Vladimir Kara-Mursa que pasará 25 años en un campo de trabajo.

[11] Invito a leer mi columna Si Rusia deja de luchar no habrá más guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá más Ucrania

Putin und die Falklandinseln – der Falklandkrieg von 1982

Einundvierzig Jahre nach dem Falkland- oder Malvinaskrieg werden wir von einer Meldung negativ überrascht, die uns gedanklich auf diese fernen Inseln am Ende der Welt versetzt und böse Erinnerungen hervorruft. In Anlehnung an “Twitter-Trump” kündigte der argentinische Außenminister Santiago Cafiero auf Twitter an, dass er den Foradori-Duncan-Pakt von 2016 zwischen seinem Staat und Großbritannien beenden werde. Der Pakt regelt die Beziehungen zwischen den beiden Staaten in Bezug auf die Fischerei, die Schifffahrt und die Förderung von Gas und Öl um die Inseln.

Der stets lächelnde Minister Cafiero verkündete in demselben sozialen Netzwerk: “Die argentinische Regierung hat vorgeschlagen, die Verhandlungen über die Souveränitätsfrage wieder aufzunehmen, und wirbt zu diesem Zweck für ein Treffen am Sitz der @UN_es in New York” (beide Tweets sind vom 2. März 2023). Damit versucht die linkspopulistische argentinische Regierung, die Malvinas-Frage nicht bilateral zwischen den beiden Staaten zu regeln, sondern sie zu einem multilateralen Thema zu machen. Dabei versucht sie, Hilfe von vermeintlichen Verbündeten zu erhalten.

Der Verbündete, von dem die peronistische Regierung Argentiniens[1] träumt, ist niemand anderes als Putins Russland.[2] Der Kremlchef ermutigt Argentinien, die Falkland-Inseln,[3] die sich in britischem Besitz befinden, für sich zu beanspruchen, so wie Russland das Territorium der Ukraine als russisch bezeichnet. Damit haben wir es einmal mehr mit einem Fall von versuchter internationaler Grenzänderung zu tun. Im Falle Russlands mit Waffengewalt.  

Ich möchte der verehrten Leserschaft dieses Blogs erzählen, was in jenem April 1982 geschah und wie der Falklandkrieg begann.

Der unmittelbare Hintergrund war das Geschäft von Constantino Davidoff, einem argentinischen Schrotthändler, der eine verlassene Walfangstation in der Leith Bay in Südgeorgien – also nicht auf den Falklandinseln – gekauft hatte[4]. Das Grundstück hatte schottischen Walfängern gehört, die es nicht mehr nutzten, es war verlassen, und Davidoff wollte es in einen Schrottplatz umwandeln. Bis dahin war  alles gut. Für den Transport des Metalls mietete Davidoff kostengünstig ein Schiff der argentinischen Marine, “Bahía Buen Suceso” (Bucht des guten Erfolgs) genannt. Der Mietvertrag umfasste nicht nur das Schiff, sondern auch seine Besatzung, die aus Mitgliedern der argentinischen Marine bestand.

In der Leith Bay, Südgeorgien, hatten die argentinischen Seeleute und Davidoffs Mitarbeiter[5] – insgesamt fünfzig – keine bessere Idee, als die argentinische Flagge zu hissen. Wie ich schon sagte, befanden sich die 50 Leute in Südgeorgien, einem unbestrittenen britischen Hoheitsgebiet und nicht auf den Falklandinseln. Aber das schien ihnen egal zu sein, oder vielleicht kannten sie nicht den Unterschied zwischen einer Insel und der anderen, oder sie dachten, alle Inseln seien argentinisch, oder sie befänden sich auf den Falklands und nicht auf Südgeorgien. Wer weiß das schon?

Die vier Wissenschaftler,[6] die sich auf einer britischen Vermessungsstation befanden, meldeten dies am 19. März telegrafisch an London. Das Foreign Office beschwerte sich über diplomatische Kanäle bei Argentinien. Die Arbeiter und Seeleute weigerten sich auch, bei den britischen Behörden in Grytviken[7] eine Erlaubnis für die Arbeit in der Leith-Bucht einzuholen, die ohne Probleme erteilt worden wäre. Großbritannien schickte das Patrouillenboot Endurance (ein kleines Patrouillenboot und bis dahin das einzige Schiff der britischen Marine im Südatlantik[8]), das am 26. März bestätigte, dass Leith von Argentiniern (40 von ihnen waren Marinesoldaten, die sich ebenfalls weigerten, eine Arbeitserlaubnis zu beantragen) besetzt oder übernommen worden war.

Daraufhin wurde die britische Diplomatie aktiv und forderte in einer Protestnote vom 23. März die Entfernung der argentinischen Flagge aus Port Leith. Diese Note wurde von der argentinischen Militärregierung als “Provokation” betrachtet. Warum denke ich an Putins Rhetorik, die überall “Provokationen” wittert? Die Regierung in Buenos Aires beschloss daraufhin am 2. April 1982 die Invasion der Falklandinseln (nicht der georgischen Inseln, auf denen Leith liegt). Ich weise darauf hin, dass die Falklandinseln und Südgeorgien 1.550 km voneinander entfernt sind.

Die argentinische Invasion und der anschließende Krieg forderten 907 Tote: 258 Briten (acht chinesische Zivilisten und drei britische Zivilisten in Port Stanley) und 649 Argentinier. 1845 Verwundete, darunter 777 Briten und 1068 Argentinier. Vor einigen Jahren traf ich eine argentinische Dame, die in München auf der Suche nach orthopädischen Hilfsmitteln für ihren Sohn war, der in diesem Krieg einige Gliedmaßen verloren hatte. Ja, das ist der Tribut einer Invasion und eines anschließenden Krieges: fast tausend Tote und fast zweitausend Verwundete. Und eine Mutter, die versucht, ihrem Sohn in einem fremden Land zu helfen. Natürlich hat sie die Kosten für ihre Reise und die Prothesen selbst getragen.

Offenbar dachte die Regierung in Buenos Aires, dass die Vereinigten Staaten Argentinien unterstützen würden und nicht Großbritannien. Frei nach Carl Schmitt: “Mein Feind muss auch der Feind meines Freundes sein”. Es ist ein falsches Analysemodell, das zu Fehlern wie diesem führt. Auch die Auffassung, man könne eine Art Monroe-Doktrin wiederbeleben, die Schmitt selbst so interpretierte, wonach Amerika für die Amerikaner da sein sollte und die Europäer – in diesem Fall die Briten – sich nicht einmischen sollten, war eine völlig falsche Einschätzung der Realität[9]

So sehr die Vereinten Nationen 1965 die Falklands als “umstrittenes Gebiet” betrachteten und beide Seiten aufforderten, ein politisches Abkommen zu schließen, das sie nie unterzeichneten,[10] so klar ist es, dass Argentinien versuchte, eine internationale Grenze mit Waffengewalt zu ändern, und folglich nicht mit der Unterstützung eines westlichen Landes rechnen konnte. Am 3. April 1982 verabschiedete der Sicherheitsrat eine Resolution, in der er Argentinien zum sofortigen Rückzug seiner Truppen aufforderte und beide Staaten  aufforderte, das Problem diplomatisch,[11] d.h. auf zivilisierte Weise, zu lösen.

Obwohl die Regierung von Buenos Aires in ideologischer Hinsicht im absoluten Gegensatz zu den Regierungen der UdSSR und von Fidel Castro stand, wurde Argentinien von Moskau und Kuba unterstützt. Noch größer war der Hass dieser beiden Staaten auf die Vereinigten Staaten, die NATO und die Länder Westeuropas einschließlich Großbritannien. Venezuela war auch ein lautstarker Unterstützer Argentiniens und erwog sogar die Entsendung militärischer Truppen zur Unterstützung der Argentinier. Wenn das argentinische Militär in der Kälte des Südatlantiks gelitten hat, möchte man sich lieber nicht vorstellen, was mit venezolanischen Truppen in diesen Breitengraden passiert wäre.

Peru unterstützte Argentinien mit Militärflugzeugen, Piloten, Ausbildern und anderem Material. Auf der einen Seite rief Peru zum Frieden auf, auf der anderen Seite lieferte es Waffen, um den Krieg fortzusetzen. In einem verhängnisvollen Doppelspiel versuchte die Regierung in Lima, die Situation auszunutzen, und goss Öl ins Feuer von Krieg und Tod. Der Peruaner Pérez de Cuellar war zu dieser Zeit Generalsekretär der Vereinten Nationen.

Natürlich konnte die Beistandsklausel des Interamerikanischen Vertrags über gegenseitigen Beistand (TIAR[12], sozusagen die “lateinamerikanische NATO”[13]) nicht angewandt werden, da es sich nicht um “ein[en] bewaffnete[n] Angriff eines Staates gegen einen amerikanischen Staat” handelte. Nur ein solcher Angriff galt als “Angriff gegen alle amerikanischen Staaten”.[14] In diesem Fall müssen wir anerkennen, dass der Aggressorstaat leider einer von uns war.

Kurz gesagt, Argentinien hat nicht nur sein Ziel, die Malwinen[15]  zu erobern, nicht erreicht, sondern auch seine Chancen, dies in den kommenden Jahrzehnten zu tun, verspielt. Das Leid der Soldaten beider Staaten war groß. Es hat sich wieder einmal gezeigt, dass der Versuch, Grenzen mit Gewalt zu verändern, ein schwerer Fehler ist, der nicht zu dem erwarteten Ergebnis führt. Leider wiederholt sich heute der Versuch, die Grenzen durch Gewalt zu verändern und Staaten zu annektieren auf ukrainischem Territorium.

Mit dem Einmarsch Russlands in die Ukraine sind wir Zeuge eines weiteren Versuchs, internationale Grenzen mit Waffengewalt zu verschieben. Dies ist das erste Mal, dass ein solcher Versuch in Europa nach dem Zweiten Weltkrieg unternommen wurde, und ich hoffe, dass es der letzte sein wird. Ich ziehe die Herrschaft des Völkerrechts und die friedliche Beilegung von Streitigkeiten einer Rückkehr der Welt in ein dunkles Zeitalter der Herrschaft des Stärkeren und Großen vor, der sich mit Waffengewalt durchsetzt und andere beherrscht.

Ich danke deepl.com (im Moment die beste Übersetzungsapp) für die Übersetzung, die ich verbessert habe.


[1] Der Justicialismo (das Wort kommt von Justicia, also Gerechtigkeit) ist eine von Juan Perón in den 1940er Jahren gegründete Bewegung, die von Anfang an eindeutig faschistisch war. Heute schart sie linksextreme Nationalisten und eine Vielzahl von Opportunisten um sich, die wissen, dass sie keine Zukunft haben, wenn sie sich nicht der peronistischen Bewegung anschließen.

[2] Kurioserweise wurde in den letzten Wochen bekannt, dass in Moskau ein Plan ausgearbeitet wurde, um Putin notfalls nach Argentinien oder Venezuela zu evakuieren.

[3] Putin geriet in einen Streit mit Boris Johnson, weil dieser sagte, der Einmarsch in die Ukraine sei durch Putins toxische Männlichkeit motiviert. Er antwortete darauf mit einer Anspielung auf den Falklandkrieg. Der Vergleich hinkt allerdings gewaltig, denn nicht die Briten, sondern die Argentinier haben die Inseln überfallen.

[4] Siehe Scrap dealer who accidentally set off the Falklands War

[5] Gendern ist an dieser Stelle nicht notwendig, da es sich nur um Männer handelt.

[6] Auch nur Männer, deshalb brauche ich nicht zu gendern.

[7] Grytviken auf Südgeorgien ist die Walfangstation, auf der Ernest Shackleton mit einigen Männern ankam und von der aus er die Rettung der restlichen Besatzung organisierte.

[8] Sie trägt denselben Namen wie Shackletons Schiff, wurde aber 1967 gebaut. Auf Wikipedia kann man sein Bild sehen: HMS Endurance (1967)

[9] Über Carl Schmitt siehe in diesem Blog Carl Schmitt und seine neue Ordnung oder auf der Seite der Kolumnisten: Carl Schmitt und seine Neue Ordnung

[10] United Nations General Assembly Resolution 2065

[11] United Nations Security Council Resolution 502

[12] Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.

[13] Das Abkommen ist ein gegenseitiger Verteidigungspakt, der am 2. September 1947 in Rio de Janeiro unterzeichnet wurde.

[14] Art. 3: “Die Hohen Vertragsparteien sind sich darüber einig, dass ein bewaffneter Angriff eines Staates gegen einen amerikanischen Staat als Angriff gegen alle amerikanischen Staaten zu betrachten ist, und folglich verpflichtet sich jede der genannten Vertragsparteien, in Ausübung des in Artikel 51 der Charta der Vereinten Nationen anerkannten Rechts auf individuelle oder kollektive Selbstverteidigung bei der Abwehr des Angriffs Hilfe zu leisten.”

[15] Das Wort Malwinen steht im Duden.