Yoga y narcisismo

“El camino hacia la iluminación espiritual puede conducir a aberraciones mundanas bien conocidas, como la sobrevaloración de sí mismo, la ilusión de superioridad, la estrechez de miras y la búsqueda del placer, todo bajo la apariencia de supuestos valores “superiores’ ”[1].

Cuando miro a la gente que sale de la clase de yoga en el gimnasio[2], me pregunto si la yoga pone mal genio. Y ahora que el yoga se ha puesto tan de moda, como consecuencia de la pandemia, me temo que ha surgido -no una generación, no quiero exagerar- pero sí un grupo de gente que aúna en sí dos condiciones que, juntas, no pueden traer nada bueno: la irritabilidad y la arrogancia.

La altanería de los hombres y mujeres que pasan por la vida deambulando entre el supermercado ecológico u orgánico y el “estudio de yoga”, con una colchoneta colgando del hombro -nunca la llevan bajo el brazo- y con sus pantalones anchos de algún color supuestamente natural guatrapeando con cada paso que dan, al caminar con la parsimonia de un yogui en medio de una meditación.

Un equipo de la Universidad de Mannheim, encabezado por el profesor Jochen Gebauer publicó un estudio[3] en que analizaron la frase del tulku (significa “buda vivo”) Chögyam Trungpa, fundador de una organización budista en los Estados Unidos. En uno de sus libros, Trungpa advirtió acerca de un cierto peligro en que pueden caer quienes practican yoga: “Podemos engañarnos a nosotros mismos pensando que nos estamos desarrollando espiritualmente, mientras que, por el contrario, sólo fortalecemos nuestro egocentrismo a través de las técnicas espirituales”[4].

Sospecho que el problema se potencia con el yoga a distancia, mirando un video en una pantalla, lejos de cualquier control o de la posibilidad de que te corrijan. Aunque las correcciones sean sólo de naturaleza técnica, si estás frente a un profesor o profesora de yoga, al menos no crees que eres perfecto o perfecta. Un autor se pregunta -con razón-: “Si un punto importante del yoga es calmar el ego y reducir el enfoque hacia uno mismo, ¿por qué hay tantas fotos de poses de yoga en Instagram?”[5]

Una supuesta superación personal a través de prácticas o técnicas espirituales o pseudo espirituales puede llevarnos a creer que estamos creciendo como seres humanos; pero, lo único que verdaderamente crece es nuestro ego[6]. Es lo que, en psicología se llama el síndrome del iluminado: “yo estoy en la luz y tú no”[7].

Alguien me explica que, en la meditación, se concentra en su propia respiración y se olvida de sus problemas. Esto ¿puede ser bueno? En el fondo, utilizas creencias, prácticas y experiencias espirituales para evitar tener que enfrentarse a tus propios problemas. Mi consejo es muy distinto: haz frente a las dificultades, no los olvides; pero tampoco dejes que dominen tu vida. Busca apoyo en amigas, amigos o bien en especialistas. En la soledad y el aislamiento de nuestras sociedades occidentales, tal vez es difícil encontrar amigos que te escuchen.

Observo que muchas personas recurren a las prácticas espirituales para escapar de sus verdaderos problemas emocionales o de complicaciones psicológicas. Entonces, en lugar de resolverlos, sólo los mantienes bajo control con la ayuda de una cierta espiritualidad. Esto puede ser un buen principio y ayudar en situaciones extremas o de urgencia, puede ser el flotador para que no te ahogues; pero no es la solución, no ayuda a largo, ni mediano plazo.

Volviendo al tema inicial, pienso que perder la conexión con los demás es un empobrecimiento y no un enriquecimiento. Mirarlos hacia abajo desde una supuesta superioridad no sólo empobrece, sino que nos aísla de la gente y nos hace perdernos en una pseudo realidad de iluminados o de elegidos.  El aislamiento no puede ser bueno, el ser humano es un animal social, como aseguraba Aristóteles. Los iluminados que se elevan por encima del resto de la humanidad, termina alejándose de la realidad y de la humanidad. No todos vamos a ser felices viviendo como ermitaños en el desierto de Gobi.

Existe una actitud de increíble arrogancia que observo últimamente entre quienes pasan por la vida, caminando sobre nubes, con una cara colchoneta de yoga colgando del hombro… Y que parece que anuncian permanentemente: “El mundo sería un lugar mejor si todos fueran como yo”. No, por favor, un mundo lleno de gente como demasiadas de las que sale de la clase de yoga sería horrible.

De acuerdo al estudio de la Universidad de Mannheim “los beneficios de las prácticas espirituales en realidad pueden deberse a un aumento del ego y no a su moderación”[8]. Complicada frase que los autores explican en su texto. Si me siento mejor sólo porque ha aumentado mi ego o mi autoestima hay algo que no anda bien. Al parecer, y contrariamente a lo que pretende el yoga, su práctica conduce al aumento del ego, a la autocentralidad, al narcisismo espiritual.

Una autoestima saludable surge en forma natural de habilidades auténticas y de buenas relaciones con las demás personas: amigos, familia, colegas de trabajo. Yo me pregunto si toda esa gente que se ha vuelto loca practicando yoga y otras técnicas espirituales, sobre todo ahora durante el encierro de la pandemia, lleva una vida equilibrada y tiene muchos amigos. Mi observación es que no es así. A veces, tiendo a pensar que todas estas técnicas espirituales te aíslan de los demás.

Según Scott Barry Kaufman, el problema no radica en una autoestima saludable, sino en la búsqueda poco saludable de la autoestima[9]. En buscar la autoestima, la autoapreciación en sí, como si fuera un fin en sí misma. Aparte de eso, pasar media hora o una hora o dos horas concentrándote en cómo respiras, me parece, por lo menos, una pérdida de tiempo, además de una “ocupación” muy aburrida.

Tener autoestima es saludable y muy necesario. De partida, nadie puede querer a los demás, sino se quiere a sí mismo, a sí misma. Pienso que el problema es tratar de lograr artificialmente -si se puede hablar así- una alta autoestima. Sentir una alta autoestima, sin tenerla. Asimismo, he observado que demasiada gente trata de subir su autoestima a costa de bajarla a los demás. Por eso, supongo que salen de la clase de yoga o caminan por el supermercado ecológico con esa expresión de superioridad.

En el caso de los aprendices de yogui, cuanto más elevan la propia autoestima mediante prácticas o técnicas espirituales, más se sienten superiores a los demás. Y esto es precisamente lo que la psicología ha comenzado a llamar narcisismo espiritual. Las prácticas espirituales lo pueden construir y fomentar la pretensión y la sensación de ser una persona muy especial, un elegido que está sobre los demás.

La mejora personal a través de prácticas espirituales puede engañarnos y llevarnos a pensar que estamos creciendo, en circunstancias de que lo único que crece es nuestro ego. Cito nuevamente al tulku Chögyam Trungpa: “El ego es capaz de convertir cualquier cosa en instrumento para su propio uso, incluso la espiritualidad”[10]. Cualquier cosa, incluso la práctica del yoga y de otras técnicas de meditación.

Es también probable que las prácticas espirituales que permiten tener un ego aún más grande resulten muy atractivas para los muchos narcisistas que deambulan en nuestra sociedad occidental. Los investigadores de la Universidad de Mannheim concluyen que la idea de llegar a ser un ser iluminado es sumamente atractiva para narcisistas.

Mucha gente en nuestras sociedades occidentales hace exactamente lo contrario a lo que postula el yoga en su versión original. El ego va creciendo y el amor y respeto, la misericordia y la empatía hacia los demás disminuye a medida que la autoestima se agiganta artificialmente. Terminan por convertirse en un mero sapo inflado[11] que aparenta caminar sobre nubes, con su colchoneta colgando del hombro y sus pantalones de color natural guatrapeando a cada paso que da, con la mirada perdida en el Nirvana.


[1] NARZISSMUS: Spiritualität auf Abwegen

[2] Fitness studio le llamamos desde hace algunas décadas… Suena más elegante.

[3] Mind-Body Practices and the Self: Yoga and Meditation Do Not Quiet the Ego but Instead Boost Self-Enhancement Del 2018, antes de la pandemia. Me temo que después de tanto lock down, la situación es aún peor.

[4] “we can deceive ourselves into thinking we are developing spiritually when instead we are strengthening our egocentricity through spiritual techniques”.

[5] “If a major point of yoga is quieting the ego and reducing focus on self, why are there so many yoga pose pictures on Instagram?”, en: The Science of Spiritual Narcissism

[6] Yoga macht das Ego groß – Ein Interview mit dem Psychologen Prof. Jochen Gebauer von der Uni Mannheim

[7] “I’m enlightened and you’re not”.

[8] NARZISSMUS : Spiritualität auf Abwegen

[9] SPIRITUELLER NARZISSMUS: WENN YOGA, MEDITATION UND CO NUR DAS EGO FÖRDERN

[10] The Science of Spiritual Narcissism

[11] Sobre el síndrome del sapo inflado o hinchado, invito a leer mi columna Si Rusia deja de luchar no habrá más guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá más Ucrania

2 thoughts on “Yoga y narcisismo

  1. Yoga y meditacion deben ser entendidos como una filosofía y una forma de vida y no siempre conducen a la “iluminacion”
    Éste comentario viene de una persona que segurísimo no ha hecho nunca yoga y mucho menos meditación.

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