Chile apoya a Ucrania

El discurso del presidente Boric, durante la Cumbre en Bruselas, en lo relativo a la guerra contra Ucrania, es absolutamente acertado. Se lo agradezco y estoy totalmente de acuerdo con él. El presidente de Chile lo dice muy claramente: es una guerra contra Ucrania y es una guerra de agresión.

Al igual que él, pienso que la razón primaria para condenar la invasión de Rusia es precisamente que es una clara violación del derecho internacional. Tengo el convencimiento que las controversias -cualesquiera que sean- no se solucionan usando la fuerza. Hacerlo es volver a la época de las cavernas y es un retroceso civilizatorio inaceptable.

Transcribo los párrafos más significativas de su discurso: “entiendo que la declaración conjunta[1] está trabada hoy día porque algunos no quieren decir que es la guerra contra Ucrania. Estimados colegas hoy día es Ucrania, pero mañana podría ser cualquiera de nosotros. En esto no dudemos, por complacencia que se puedan tener en uno u otro momento con algún líder. Da lo mismo si cae bien o cae mal el presidente de un país. Lo importante es el respeto al derecho internacional. Y acá se ha violado claramente el derecho internacional, no por las dos partes, (sino) por una parte que es invasora que es Rusia y eso yo creo que es importante que lo digamos claramente para poder avanzar en acuerdos[2].

Esto debería ser muy claro para todo gobernante responsable: no es relevante si un mandatario es o no de tu color político o de tu familia política, como el mismo Gabriel Boric dirá dos días después, al enfrentar las críticas del presidente brasilero Lula quien, al igual que su antecesor Bolsonaro, es partidario irrestricto de Rusia de Putin[3].

Lo decisivo es que un estado respete el derecho internacional, que es la base de la convivencia entre las naciones. A continuación, Boric se pone filosófico: si no quieres que el día de mañana violen tus propios derechos, tienes que defender hoy el derecho de los demás. Es la regla de oro -y también la de plata- de la ética. Y sabemos que, si bien la ética no es lo mismo que el derecho, sin ética, no hay derecho.

El derecho internacional “es una garantía para todos y todas, lo vemos en diferentes lugares de nuestro planeta; pero hoy en este lugar ha estado en debate la situación en Ucrania. Yo creo que es importante que desde América Latina lo digamos con claridad: lo que sucede en Ucrania es una guerra de agresión imperial inaceptable, en donde se viola el derecho internacional”.

Putin y sus agentes son prisioneros de un pensamiento imperial absolutamente arcaico. Por eso hablamos del imperialismo ruso o neoimperialismo. Me referí a él en El nuevo imperialismo ruso y Carl Schmitt 

Los periodistas y analistas que se llenan la boca hablando del sur global y su supuesto apoyo a Rusia deberían escuchar o leer el discurso del presidente Boric. El sur no es uno solo, hay muchos sures, como también hay muchos nortes. Porque en ambos hemisferios hay muchos países y muchas opiniones. Pero supongo que la clara posición de Chile -que no es de ahora, sino desde un comienzo de la guerra[4]– no calza en análisis fáciles de la realidad global propios de gente más o menos simple.

Dos días más tarde, como para poner de manifiesto que su discurso de 18 de julio, no fue algo excepcional, ni estaba dominado por la ansiedad, como aseguró Lula (que sigue la senda de apoyo incondicional a Putin, iniciada por su antecesor Bolsonaro), Boric señala:

Yo tengo un respeto infinito y mucho cariño, además, por Lula, pero si me preguntan: ¿Quiere usted que termine la guerra? Sí, quiero que termine la guerra y creo que tenemos que ser muy claros en decir que ésta es una guerra de agresión inaceptable, independiente de las posiciones que uno pueda tener respecto a las presidencias temporales de uno u otro país. Lo importante es que seamos capaces de defender el derecho internacional a toda costa[5].

Es cierto: la guerra se puede terminar rápidamente si Rusia retira sus tropas del territorio de Ucrania. Así lo expliqué en Si Rusia deja de luchar no habrá más guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá más Ucrania

Hoy día, podemos tener matices en torno a esto; pero la posición de Chile es una posición de principios respecto a la importancia de la defensa del derecho internacional y en esto, yo creo y tengo la profunda convicción que tenemos que ser categóricos, tenemos que ser claros, no podemos dejar ningún espacio a la duda. Y eso yo creo que es algo que, a la larga, a los ojos de la historia envejece bien[6]. Lo de envejece bien, se dice que es un mensaje para Lula.

Ninguna potencia puede pasar por encima del derecho internacional violando su integridad territorial y además realizando la masacre que estamos viendo”. Tiene toda la razón, salvo en lo de potencia, ya que Rusia no es potencia y lo único que tiene para atemorizar al mundo es la bomba atómica[7].

Y para no dejar ninguna duda de lo planteado, el 21 de julio, en entrevista con la BBC (en HARDtalk), el presidente Boric recalca lo que ya había manifestado sobre Ucrania, en inglés y con meridiana claridad[8]. La entrevista tiene en significativo título: “Now it’s Ukraine, tomorrow it could be us”[9]. Es lo que dijo en la Cumbre: “ahora es Ucrania, mañana podemos ser nosotros” los sujetos de una agresión, sino defendemos hoy el derecho internacional y condenamos las violaciones, sean de quien sean, vengan de donde vengan.

Boric explica ante las cámaras de la BBC: “Chilean position is:  (…) It doesn’t matter what do you think about Ukraine, what do you think about Wolodomyr Zelensky.  it doesn’t matter what your opinions are about Mr. Putin or Russia. The war is not both part faults. It’s Russia invaded a free country and wants to take part of its territory an that violates international law. And we should defend at least this should be a common ground for everyone. We should defend international law. Because now it’s Ukraine, tomorrow it could be us. It could be anyone. So you might have any opinion on the reasons for the conflict but we should agree that international law should be respected at all times. And that goes for Russia nowadays and also goes, of course in other cases. I don’t want to make a draw. But in that case my position is strong. It’s an illegal invasion. Russia should withdraw. Of course we want a ceasefire but we have to respect ukraine’s territorial integrity[10].

Sí, la guerra no es culpa de las dos partes. Aquí estamos frente a un país agresor y ante un país agredido. El estado agresor es Rusia que claramente violó el derecho internacional, al iniciar la guerra y lo sigue violando, al continuarla. La violencia no es nunca el método para solucionar las disputas internacionales. Es más: aquí no estamos frente a una disputa internacional, aquí se trata lisa y llanamente de un país que desconoce la existencia de otro país e intenta anexar su territorio.

El Kyiv post, de Ucrania, titula el 19 de julio: Chile Stands with Ukraine During EU-Latin American Summit Es cierto y estoy feliz de ello: Chile apoya a Ucrania.


[1] Se refiere a la declaración conjunta de la Cumbre CELAC-UE 2023. Realmente, la intervención de Boric apoyando a Ucrania y con ello a la Unión Europea, salvó la Cumbre Celac-Unión Europea.

[2] Transcripción mía del video Presidente Gabriel Boric interviene en cumbre CELAC-UE 2023, el 18 de julio. En el canal de youtube del Gobierno de Chile. Los puntos y las comas son míos.

[3] Uno de extrema izquierda y el otro de extrema derecha, unidos en el putinismo. Ver mi columna Los cantos de sirena del autoritarismo

[4] Esto me lo preguntó una cuenta polaca en Twitter. Porque existe la tesis de que Chile se vendió por algún contrato de litio. La verdad es que no es así.

[5] El audio está en Twitter y también aquí, con resumen parcial: “No me siento ofendido”, dice Boric luego de que Lula aludiera a su “ansiedad” e inexperiencia

[6] La transcripción es mía. El audio en Twitter y también, con resumen, en: “No me siento ofendido”, dice Boric luego de que Lula aludiera a su “ansiedad” e inexperiencia

[7] Boric responde a Lula: “Ninguna potencia puede pasar por encima del derecho internacional”

[8] Recuerdo como algunos -de la misma familia política de Boric- criticaron al presidente Piñera por hablar en inglés luego del rescate de los 33. Pero es distinto cuando estás en el poder y quieres quedar bien con los periodistas extranjeros

[9] “Now it’s Ukraine, tomorrow it could be us” – Gabriel Boric

[10] La transcripción es textual, de los subtítulos de la BBC.

Los cantos de sirena del autoritarismo

Una de las preguntas que con más frecuencia me he hecho durante los últimos años es, cómo del grupo de anticomunistas de la época de la Guerra Fría, han salido exponentes del autoritarismo. Cómo de entre quienes defendían la libertad y la democracia surgieron personas y grupos partidarios del actual autoritarismo que hoy se expande por el mundo como una plaga difícil de detener.

La explicación que hasta ahora me había dado a mí misma es muy simple: los defensores del mundo occidental frente al comunismo soviético se componían de lo que entonces se denominaba pensamiento liberal-conservador. Después de la caída de la UdSRR y con ella, el fin de la Guerra Fría[1], ambos sectores -el liberal y el conservador- se separaron. Ya no los unía más la necesidad de hacer frente a un enemigo común, que había desaparecido[2].

Lo describí con más detalle en mi columna Los conservadores de hoy, enemigos de la sociedad abierta

Los antiguos comunistas y socialistas marxistas (los pocos que quedaban) o bien, se convirtieron en centristas razonables o -más mal que bien- se adosaron a la extrema izquierda, extremadamente debilitada por el fracaso del gran hermano de Moscú.

A la larga, extremistas de izquierda y de derecha, normalmente tan conspiranoicos los unos como los otros, se pelean los votos de la tercera edad[3] y de algunos jóvenes frustrados. Ambos apuntan a los mismos sectores de la población: indignados, gente de permanente mal humor y que se siente pasada a llevar y no considerada para nada dentro de la sociedad[4]. Además, acaparan el voto de protesta y el voto en tiempos de crisis. Vociferan al unísono que se vayan todos menos nosotros y claman en favor del pueblo y en contra de las élites[5].

Estos últimos días, leyendo el libro de Anne Applebaum -una de mis autoras favoritas- leo una buena explicación a mi pregunta inicial. En uno de los últimos capítulos, referido al tema en los Estados Unidos, escribe: “la creencia en la grandeza de la democracia estadounidense y la ambición de compartir esa democracia con el resto del mundo (…) resultó un momento más breve de lo que esperábamos”[6].

Continúa: “Antes de 1989, los anticomunistas (…) se habían sentido unidos por su determinación de oponerse a la Unión Soviética. Sin embargo, no se trataba de un grupo monolítico. Algunos de ellos habían adoptado una postura radical en la Guerra Fría porque, en cuanto diplomáticos o pensadores de la realpolitik, temían la tradicional agresividad rusa que acechaba bajo la propaganda soviética, les inquietaba la posibilidad de una guerra nuclear y les preocupaba la influencia estadounidense en todo el mundo”. Este es pues, el primer grupo en que se dividieron después del fin de la Guerra Fría.

Applebaum agrega: “Otros -yo misma me incluyo en esta categoría- creíamos que estábamos luchando contra el totalitarismo y la dictadura, y a favor de la libertad política y los derechos humanos”. Este es el segundo grupo.

Pero hay un tercer grupo: “también había otros que luchaban contra la Unión Soviética porque la ideología soviética era explícitamente atea y creían que Estados Unidos estaba del lado de Dios”. Este sector sería para mí el del clericalismo, esa horrible mezcla de religión y política tan contraria a lo que nos enseña expresamente el Concilio Vaticano II, pero claro, para estos creyentes, no vale el Vaticano II, ya que se trata de fieles de sectas protestantes norteamericanas.

“Cuando se desintegró la Unión Soviética, también se rompieron los vínculos que habían mantenido unidos a estos diferentes tipos de anticomunistas”. La autora continúa: “El cambio radical tardó un tiempo en manifestarse. En un primer momento no se evidenciaron[7] su envergadura y alcance. Los acontecimientos del 11-S probablemente mantuvieron unido al grupo mucho más tiempo del que habría sido el caso en circunstancias distintas”.

Sobre el Partido Republicano, Applebaum explica: “Mi propia ruptura se produjo en 2008 gracias al auge de Sarah Palin[8] —que era una especie de proto-Trump— y  al uso de la tortura en Irak por parte de la Adminstración Bush. Incluso escribí un artículo titulado ‘Por qué no puedo votar a John McCain’ en el que explicaba mi visión de cómo había cambiado el partido”. Pienso que el movimiento tea party secuestró a los republicanos[9]. Fue un grave error de McCain llevar a Palin como candidata a vicepresidenta.

“Pero sólo cuando Donald Trump[10] se convirtió en el candidato del partido supe hasta qué punto se había distanciado mi cosmovisión de la de algunos amigos estadounidenses. El pequeño grupo de ‘jóvenes conservadores’ se había partido limpiamente por la mitad”. Applebaum se refiere a su grupo de amigos. Mutatis mutandi, puedo decir lo mismo del grupo de amigos de mi época universitaria, algunos han sido seducidos por el canto de las sirenas del autoritarismo. Incluso un par de ellos han caído en las redes de Putin que, de entre todas las sirenas autoritarias, es la sirena que canta más fuerte.


[1] “Con el desmoronamiento del Bloque oriental y el desmembramiento de la URSS, la gran amenaza frente a la cual todos se unían, había dejado de existir, en 1991. Y con ella, la ideología marxista-leninista”, en mi columna Trump y la derecha chilena y latinoamericana

[2] Salvo en algunos países como Chile, donde curiosamente, continuó existiendo un poderoso partido comunista.

[3] En nuestras sociedades envejecidas la tercera edad  decide las elecciones.

[4] Recuerdo la conversación con una condesa que se había afiliado a un partido de extrema derecha que me confió que, en la democracia cristiana, donde militó por muchas décadas, nadie la escuchaba y que en el partido AfD, por fin, había podido desarrollar sus aptitudes y postular sus ideas.

[5] Como Trump, que habla contra las élites como si él viniera de una familia pobre o llevara una vida de necesidad y desapego de las cosas materiales. Ver también mi columna Que se vayan todos los políticos

[6] Todas las citas de Applebaum corresponden a las páginas 156 y 157 de “El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo”, 1a edición 2021.

[7] A mi modo de ver, debería decir “evidenció”; pero el traductor lo traduce en plural. Lo dejo así, porque respeto su texto.

[8] En una columna anterior escribí que el gran error de John McCain -que terminó como uno de los principales críticos de Trump- fue haber designado a Sarah Palin como su candidata a la vicepresidencia, en Trump es lo menos republicano que nos podamos imaginar

[9] El Partido republicano fue, hace no mucho tiempo, virtualmente raptado por el movimiento autodenominado tea party. Y luego por lo que se ha empezado a llamar trumpismo y que el ex-presidente llama simplemente “our movement”, en Trump y la derecha chilena y latinoamericana

[10] Trump nunca  fue ni liberal, ni conservador, sino simplemente un empresario de espectáculos que cayó varias veces en quiebra, en mi columna Trump y la derecha chilena y latinoamericana

Protestamos gratis

Como tantas veces, desde febrero del 2022, la semana pasada, participé una vez más en la vigilia frente al consulado de la Federación Rusa. Aunque la voz vigilia habla originariamente de una noche vigilante o pasada en vigilia, nuestra vigilia empieza en la mañana y termina al mediodía. Los clientes del consulado general ruso vienen por la mañana a realizar trámites consulares.

Muchos de ellos nos dan señales de agradecimiento: nos gritan desde el otro lado de la calle spasiba (gracias, en ruso) o Slava Ukraini (gloria a Ucrania[1]) o nos suben el pulgar o unen sus manos como el ícono de las redes sociales dándonos las gracias. Algunas pocas veces, alguien nos grita en ruso algo desagradable con expresión de enojo y no falta quien indica con la mano que estamos locos.

En general, la gente joven nos es mucho más favorable que quienes ya no lo son[2]. Lo que es bien lógico, ya que la generación mayor vive prisionera de la televisión estatal rusa. Ya no queda televisión privada o que no pertenezca a algún oligarca amigote de Putin. La gente joven habla otros idiomas y, en consecuencia, no se desinforma a través de la tendenciosa Russia Today u otros medios similares.

Los musulmanes (se reconocen fácilmente porque las mujeres llevan pañuelo) son igualmente favorables a nuestra vigilia, lo que también es bien lógico, y no sólo por las atrocidades cometidas por los rusos durante las guerras en Chechenia, verdadero ensayo de los crímenes de guerra en Siria y ahora en Ucrania. Sino también por la opresión de las naciones musulmanas que quedaron dentro de la Federación, considerados más bien como pueblos auxiliares al servicio de los rusos.

Un día de la semana pasada, una señora de mediana edad (entre 35 y 45, diría yo) cruzó la calle y se acercó a nosotros, para agradecer nuestra vigilia. Nos contó que en el Consulado le habían dicho que nosotros éramos agentes pagados. No puede haber nada más absurdo: es la típica mentira a la que recurren los regímenes autocráticos para desprestigiar a sus opositores o, en general, a quienes no están de acuerdo con ellos.

Es cierto que, a lo largo de la historia ha habido -y sigue habiendo- activistas financiados por alguien; pero les aseguro que a nosotros no nos paga nadie por protestar frente al consulado ruso. Es puro convencimiento. En una ocasión, un hombre que salía del Consulado quiso darme un billete de €50. Obviamente lo rechacé con amabilidad y le sugerí donarlo a alguna organización no gubernamental que ayude a los refugiados de Ucrania.

La señora nos contó que su familia venía de Bajmut, que -como todos sabemos- es una ciudad ucraniana. Así que, en principio, me pregunté qué hace una persona de Bajmut en el Consulado ruso. Pero no hay que olvidar que Ucrania fue anexada por la Unión Soviética luego de la Primera Guerra Mundial (después de gozar de apenas un par de años de independencia)[3] y ahí estaba el origen de su pasaporte ruso.

Sus padres procedían de Bajmut; pero fueron destinados, la mamá a Wladiwostok y el papá a Tomsk. Yo le comenté: “en esas ciudades decidieron trabajar”. Ella me quedó mirando y me contradijo: “En la Unión Soviética, nadie podía decidir donde quería trabajar. El estado te enviaba a alguna parte y tú tenías que ir. No existía libertad de escoger la ciudad para trabajar o para vivir”. Más adelante, pudieron casarse y la mamá también se mudó a Tomsk, en la parte occidental de Siberia.

Su papá ya murió, su mamá sigue en Tomsk. Ella no la puede visitar, ya que la mamá vive en Séversk, la ciudad cerrada a orillas del río Tom[4]. Durante la época soviética, se la consideraba un centro de tecnología y ahora parece que Putin sigue imaginándose que alguien quiere copiar tecnología rusa. Después de Tetris (1984), no se me ocurre nada más que se pueda copiar. Su mamá no puede salir y ella no puede entrar a Séversk.

Durante la era soviética, los ingenieros y en general, los científicos que egresaban de las universidades de Ucrania eran muy apreciados (por no decir codiciados). Al parecer su formación era muy buena y resultaban útiles para el estado[5]. No me extraña que los papás ucranianos hayan terminado en Tomsk, uno de los centros de tecnología creados durante la postguerra soviética, trabajando para el estado que, por otra parte, era el único empleador..

Nos aseguró que ella no estaba de acuerdo ni con la guerra, ni con Putin, ni con el régimen de Rusia. Por ello, quería renunciar definitivamente a la nacionalidad rusa. Pese a que eso significaba que, probablemente, no podría ver más a su mamá, ya que, si para los rusos era difícil entrar a Tomsk, a una extranjera le sería imposible, no le darían permiso para entrar a la ciudad.

Le mostré mi bandera de la oposición rusa y me insinuó que perdía el tiempo. Es lamentable, pero no deja de tener razón. Pese a ello, sigo siendo idealista, aunque reconozco que la oposición lo tiene muy difícil. La rusa es una sociedad sin cuerpos intermedios y sin nada que se parezca a una sociedad civil. El régimen de Putin es cada vez más opresivo frente a cualquier tipo de oposición, lo que lo ha llevado a convertirse en un nuevo Stalin[6].

Al final, cuando nos despedimos, la mujer rusa de Bajmut y una manifestante ucraniana de Kherson se abrazaron fraternalmente. Una rusa (al menos en el papel) y una ucraniana se encuentran frente al Consulado general de Rusia en Bonn. Ambas están en contra de la guerra, en contra de Putin y su desgobierno o su régimen mafioso, como lo llama Kasparov[7].

La valiente mujer aún rusa prometió que, cuando termine todo el papeleo y deje de ser oficialmente rusa, vendrá a protestar con nosotros. Antes, creo que no es aconsejable hacerlo… Preferiría no verla más y que la guerra termine antes de seis meses y no tengamos que protestar gratis semana a semana… Que la guerra termine con la victoria de Ucrania. Que triunfe el derecho sobre la fuerza y no la fuerza sobre el derecho[8].


[1] “La expresión surgió a principios del siglo xx con diversas variaciones, y se popularizó durante la guerra de independencia de Ucrania (1917-1921)”, en Wikipedia

[2] Por  ejemplo,  la hija de la mujer rusa en “Que se vayan todos los políticos”

[3] En la película “Holodomor”, de 2017, con Max Irons queda muy claro este proceso de anexión basado en un engaño y también en la fuerza de las armas del Ejército Rojo comandado por Trotski. Fíjense en el personaje de Mykola, interpretado por Aneurin Barnard. También en Red Secrets, de la directora Agnieszka Holland.

[4] “Una ciudad cerrada, ciudad secreta o pueblo cerrado es una población donde están restringidas las visitas y pernoctaciones, de forma que se requiere de una autorización especial para ello. El motivo puede ser la existencia de una base militar o un centro secreto de investigación científica. En la Unión Soviética existían numerosas ciudades cerradas, y, tras su disolución en 1991, algunas mantuvieron su estatus”, en Wikipedia

[5] “Todo dentro del estado, nada fuera del estado, nada contra el estado” es la fórmula del fascismo.

[6] El abuelo de Putin fue uno de los cocineros de Stalin y sobrevivió al dictador, lo que no deja de ser sorprendente, ya que Stalin temía que lo envenenaran y muchos de sus cocineros fueron ejecutados tan sólo por alguna sospecha. A los temores de Putin, me referí en El levantamiento de los mercenarios

[7] Ver la nota 5 en mi columna Más sobre la corrupción en Ucrania

[8] El testimonio de otra mujer que salía del consulado en Mientras más armas, más corta la guerra 

¿Dónde está Prigoshin?

Esta es la pregunta que nos hacemos todos, a una semana del Levantamiento de los mercenarios 

Lukaschenka[1] dice que le ofreció huir -no sé si se pueda hablar de dar asilo- a Bielorrusia. Otros aseguran que vieron a Prigoshin en San Petersburgo, donde el Grupo Wagner tiene su edificio central[2] y el oligarca tiene su principal fábrica de trolls en internet. Su avión habría hecho una escala en Moscú -quién sabe para qué- y luego, habría volado a la ciudad a orillas del Neva.

Otros dicen que su avión se habría dirigido a Minsk. Parece que la capital bielorrusa se ha convertido en un verdadero refugio temporal de criminales: hacia Minsk voló Jan Marsalek, el estafador de Wirecard que ahora vive en un sector acomodado de Moscú, donde sólo oligarcas y otros criminales pueden pagar un inmueble.

Putin aseguró a los mercenarios del Grupo Wagner que no serían perseguidos penalmente. Iba a escribir que no serían perseguidos por la “justicia rusa”, pero indudablemente, la palabra “justicia” y el régimen de Putin son términos que se contradicen entre sí. Después de asegurar que los mercenarios eran traidores, Putin los perdonó y les aseguró que tenían tres alternativas: irse a Belorrusia, enrolarse en el ejército de la Federación[3] o volver a sus casas, con sus familias.

Con este perdonazo, Putin demostró debilidad. Sobre todo, porque después de acusar de traidores a los mercenarios de Wagner y de asegurar -el día sábado- que la traición se paga con la vida, esto es que los espera el pelotón de fusilamiento… Después de esta gran amenaza, el día domingo, los perdona y deja huir a Prigoshin[4].

Putin no sólo mostró debilidad, sino que además, quedó claro que el jerarca ruso sí reacciona ante una amenaza y que es capaz de claudicar. Un argumento más en favor de quienes pensamos que es fundamental apoyar a Ucrania, para colocarla en una buena posición en orden a negociar -en un futuro próximo- la devolución de su territorio, de los niños raptados, reparaciones de guerra, seguridad de sus fronteras y un gran etcétera[5].

No me atrevería a asegurar que el perdonazo de los mercenarios -al menos de los que se queden en Rusia- sea duradero. Me imagino que, por esta razón, muchos de ellos huyeron a Bielorrusia donde Lukaschenka les habría entregado o arrendado una o más bases para que reinicien sus actividades. Cualesquiera sea que éstas vayan a ser en el futuro.

Prigoshin aseguró que 25 mil mercenarios estaban bajo sus órdenes en la guerra contra Ucrania. Pero parece que ese fue sólo un bluff, ya no que habría tenido nada más que ocho mil. O puede ser que hayan muerto tantos en la guerra, que no le queden más que ocho mil en Rusia. Por ejemplo en Bajmut, donde los ex-presidiarios reclutados por el Grupo Wagner no fueron más que simple carne de cañón.

Donde sí parece que hay veinte mil mercenarios de Wagner es en África. En ese continente, la estrategia rusa es clara: apoyar al gobierno dictatorial o instalar un dictador en el poder, siempre y cuando les deje explotar las minas de oro, de uranio, de diamantes, los yacimientos de petróleo o de gas. Con ello, se desestabiliza África y se crean flujos de inmigrantes que, a su vez, desestabilizan a Europa. ¿A quién le importa la vida humana si puede ganar ingentes sumas de dinero a la usanza de los peores imperialistas y capitalistas de la historia?

El Grupo Wagner no es un Blackwater cualquiera. No es una empresa de seguridad privada, sino que es una creación del estado ruso que necesitaba gente que hiciera el trabajo sucio, o debería decir: el trabajo más sucio. Hasta el fin de semana pasado, Putin todavía negaba toda relación con algún grupo paramilitar. Es más, hasta la semana pasada, Putin negaba la existencia del Grupo Wagner. Después de todo, según la ley de la Federación, el monopolio del poder recae en las fuerzas armadas y no permite la existencia de ejércitos paralelos.

El martes pasado, Putin reconoció que el régimen ruso había pagado al Holding Concord (construcción de por lo menos 64 empresas entre las cuales formalmente se haya el Grupo Wagner) mil millones de dólares por la actuación de los mercenarios en la guerra contra Ucrania, otros mil millones en material de guerra y mil millones más por el catering de los soldados del ejército ruso. Putin agregó que espera que Prigoshin no haya robado mucho, lo que es un gran sarcasmo considerando la altísima corrupción que impera en Rusia[6].

La semana pasada, Velina Tchakarova (desde Viena) publicó en Twitter un interesante esquema que muestra lo que ella denomina “a galaxia de Prigoshin. Esto es, el entramado de sus empresas. Los invito a ver el documento gráfico[7].

Es interesante observar que hay dos países americanos que aparecen en el mapa de Tchakarova. Uno de ellos es nada menos que Estados Unidos, donde la Galaxia prigoshiana mantiene páginas de información. O más bien de desinformación. Y Venezuela, donde se hallan los Wagner, en su calidad de compañía militar semi-estatal, como asesores políticos y como explotadores de empresas extractoras de recursos naturales[8].

Lo más infame de las páginas norteamericanas es que se hacen pasar por activistas en pro de la lucha por la “igualdad racial”[9]. Demás está decir que los trolls financiados por Prigoshin están interesados en el triunfo de Trump. Desde siempre, Trump ha sido el candidato de Rusia[10]. ¿Por qué será?

Prigoschin hacía un doble trabajo para el régimen ruso: recibía fondos del exterior para financiar la guerra contra Ucrania y recibía dinero del estado ruso por pelear y morir en la guerra. Algunos analistas aseguran que Prigoshin se rebeló porque al régimen de Putin se le habrían acabado los fondos.

La causa inmediata (o la excusa) del quasi putsch wagneriano fue la obligación de firmar un contrato y de ponerse a las órdenes del ejército ruso, esto es a las órdenes de Gerasimov y de Shoigu (este último, también dueño de un grupo paramilitar), ambos muy odiados por Prigoshin.

Me pregunto ¿qué pasará ahora con las empresas de Prigoshin? ¿Se las lleva a Bielorrusia? ¿Habrá sido este el interés de Lukashenka en que el oligarca se refugiara en su país? O ¿serán expropiadas por Putin que se quedará con ellas o las repartirá entre otros oligarcas? El viceministro de relaciones exteriores acaba de viajar a Siria para tranquilizar a Assad a quien aseguró que los mercenarios ahora dependen directamente del Kremlin.

Quién sabe… Lo único que sé es que mi próxima columna debería titularse ¿Dónde está Surovikin? Sergei Surovikin es el general favorito de Prigoshin, que estuvo algunos meses al mando de la guerra contra Ucrania y, hasta la semana pasada, era lugarteniente de Gerasimov. Hoy, detenido por haber apoyado o al menos, haber tenido conocimiento del levantamiento de los mercenarios y no haber hecho nada para impedirlo. Entre paréntesis, el general Surovikin es el responsable del bombardeo y destrucción de la ciudad de Alepo, en Siria…[11]


[1] Otrora rival de Putin, hoy su marioneta.

[2] Se puede apreciar la fastuosidad del edificio en las muchas imágenes del mismo en Google

[3] Cuando hablamos de Rusia, nos referimos a la Federación Rusa que se compone de Rusia más las repúblicas colonizadas en Asia Central que no lograron independizarse luego de la caída de la Unión Soviética en 1991.

[4] La cantidad de mercenarios rusos es limitada. Se trata de algunos miles de hombres formados por el servicio secreto militar o GRU. Por esta razón, me puedo imaginar que a Putin no le conviene dejarlos ir.

[5] Por el rapto de niños ucranianos, Putin y otros de sus personeros están acusados en la Corte penal internacional en La Haya.

[6] De acuerdo a Transparencia Internacional, hay en Europa, sólo dos países más corruptos que Ucrania, y estos son Rusia y Azerbaiyán, en Corrupción en Ucrania La corrupción es una enfermedad post soviética.

[7] @vtchakarova El tweet aquí

[8] Las relaciones entre Bielorrusia y Venezuela datan de la época en que Chávez visitó Bielorrusia y se fotografió con armas aparentemente de producción bielorrusa. Ver Lukaschenko y Venezuela

[9] Las razas no existen. Los invito a mi columna Nos guste o no, en realidad todos somos africanos

[10] Pienso que Trump es lo menos republicano que nos podamos imaginar y que “el Partido republicano fue ‘secuestrado’, primero por el tea party (una especie de secta política, racista, sexista y homofóbica) y más tarde, por lo que el mismo Trump llama simplemente “our movement”. El organizador de concursos de belleza ha logrado convertir al great old party en un club pro-Trump o en una secta, en Trump: A un año del asalto al Capitolio y la derecha chilena

[11] Como mencioné alguna vez, una compañera de colegio me insiste en que Alepo y otras ciudades sirias fueron bombardeadas y destruidas por los norteamericanos. Sin duda, otro éxito de la desinformación rusa, en El Papa y Ucrania Ver también Rusia no es potencia