Dónde está Elvira Nabiullina

A veces parece que las sanciones occidentales impuestas a Rusia han fracasado[1]. La economía rusa crece más que la de cualquier país occidental. Las cifras oficiales rusas hablan de un 5,5% el 2023 frente al 2022. Esta sería la mejor prueba de la inutilidad de las sanciones.

La economía rusa crece debido a que se ha transformado en una economía de guerra o está en vías de serlo. En efecto, gracias a la nueva economía de Rusia, hoy es más fácil comprar un tanque que un tractor. Con un tractor puedes arar la tierra y cosechar alimentos, lo que no puedes hacer con un tanque.

Las medidas estatales para hacer frente a las sanciones tienen tres pilares básicos. El primero de ellos es la ingente inversión en la industria de armamentos que, en Rusia es estatal, a diferencia de lo que ocurre en Occidente, donde es mayormente privada. Por tal razón es más difícil activar la producción de armas y de munición en los países de economía libre que en Rusia. La mayor producción de armas es el factor que más contribuye al crecimiento económico ruso.

Por otra parte, el estado ha recurrido a los fondos sociales que tenía guardados para emergencia o para pagar pensiones. Así logra minimizar el impacto social de la guerra. Con este dinero, se paga a las viudas y a los padres e hijos de los cientos de miles de soldados caídos, a los que se les prometió millonarios sueldos. Un mes de sueldo luchando en Ucrania equivale a uno, dos o más años trabajando duramente en su respectiva provincia. La mayoría de los soldados rusos proviene de regiones lejanas de Siberia o de Asia Central y no de las grandes ciudades, como Moscú o San Petersburgo.

En estas grandes ciudades -podríamos incluir también a Kaluga- parece que la guerra no existiera. De partida, está penado con varios años de cárcel llamar guerra a la guerra. Se la denomina  “operación especial” y no guerra.

Salvo por alguno que otro dron ucraniano o partisano que pasa por encima de sus cabezas o cae sobre algún edificio público, los habitantes de las urbes étnicamente rusas no saben que a diario mueren entre 900 y mil soldados rusos en Ucrania. La televisión y todos los medios están totalmente controlados por el estado y no hay acceso a información objetiva. Si quieres leer prensa extranjera tienes que usar un proxy y si te descubren, corres el riesgo de ser castigado por las autoridades.

El tercer pilar es una especie de política keynesiana de construcción de obras públicas: caminos, puentes… Pero sobre todo, gasoductos y oleoductos para poder exportar el gas y petróleo ruso a países vecinos, sobre todo a China e India. En su construcción, la Federación Rusa se enfrenta a graves problemas. Aparte de los actos de sabotaje y de las acciones de partisanos rusos, el problema mayor en la construcción del gasoducto a China es la falta de electricidad. Las turbinas que impulsan el gas (y el petróleo) necesitan electricidad; pero esta es una zona no electrificada. Sus habitantes no eran lo suficientemente importantes como para que el gobierno electrificara sus ciudades.

Por otra parte, los problemas económicos del gobierno de Putin son enormes. El primero de ellos es la demografía. Se explica con frecuencia que, debido al déficit de gente joven, Rusia pasó de ser roja a ser gris.

Y, como si esto fuera poco, las empresas rusas lloran a los cientos de miles de hombres jóvenes y más calificados que han huido del país. El mayor éxodo fue el del año 2022, cuando al menos medio millón de hombres jóvenes escaparon de Rusia en todas las direcciones después de la movilización parcial de septiembre de 2022. Algunos de ellos, sólo con lo puesto y muchos de ellos, en bicicleta, como mostraban las imágenes de prensa de aquella época. Se teme otra emigración masiva después de las próximas elecciones presidenciales en marzo del año en curso.

A su vez, la falta de mano de obra contribuye al aumento de la inflación que terminó el año pasado en un 7,5%. y no se ve forma alguna de controlarla eficazmente.

Así es, otro de los mayores problemas que afecta la economía de guerra rusa es la inflación que, en parte es consecuencia de las sanciones tanto occidentales como de las sanciones rusas impuestas sobre los productos occidentales. Les recuerdo las emblemáticas escenas en que las autoridades rusas destruían toneladas de queso procedente de países de Europa ya el 2014.

Los preciados autos occidentales, especialmente de lujo alemanes o italianos ya no llegan a Rusia, Al menos no directamente; pero sí indirectamente a través de terceros países, lo que hace que todos los productos occidentales tengan actualmente un precio adicional de entre un 40% y un 200% o más. En un momento en que Rusia se inunda de autos chinos, hay mucha gente dispuesta a pagar precios exorbitantes por vehículos occidentales.

El problema de los chips no es menor, ya que Rusia los necesita para sus armas. Se dice que una de las razones de la imprecisión del armamento ruso es la falta de chips o su mala calidad, ya que al parecer, no todos los que usan, sirven para los misiles o para los aviones, los buques de guerra o los radares.

Al comienzo, los chips llegaban a Rusia a través de otros países. Famosa fue la adquisición de lavadoras occidentales por parte de comerciantes de Kazajstán que le sacaban los chips y los vendían a Rusia. Esos chips no eran los más apropiados para que los cohetes rusos dieran con un blanco militar; pero a quién le importa si caen unos kilómetros más lejos y destruyen un edificio de departamentos, un jardín infantil o un colegio. Con el tiempo, los chips llegan a través de China, que compra tantos productos occidentales que nadie se da cuenta de que China no necesita tantísimas lavadoras.

Para paliar la inflación, el Banco Central subió los intereses guía. Hace un mes llegaban nada menos que a la astronómica cifra de 16%. Esto sube el valor del rublo, terriblemente desvalorizado al comienzo de la guerra. La alta tasa de interés conduce a una menor inversión, tanto de personas individuales como de empresas. Sin inversión, se teme que la economía de Rusia después de la guerra se desplomará. Es un poco cínico pensarlo, pero a Putin no le conviene terminar la guerra, sino prolongarla todo lo posible.

Se dice que el pueblo ruso es probado en el sufrimiento y que resistirá… Yo pienso que no tiene otra alternativa, ya que Rusia no es una democracia y la opinión de la gente no importa en lo más mínimo. Alarmante eso sí es que la presidenta del Banco Central Elvira Nabiúllina (de origen tártaro, presentó su dimisión iniciada la guerra, pero Putin la rechazó) se encuentra hace una semana en un hospital y no se sabe nada más de ella…


[1] Escribí este documento a finales de enero pasado. Para ser publicado en un diario. Lo envié y no me contestaban. Pregunté a una amiga y ella me explicó que el director estaba de vacaciones. Yo pensé que cuando tienes un puesto importante y te vas de vacaciones, dejas un mensaje automático para ser enviado a quienes te escriban. Se lo envié un mes más tarde, luego de que mi amiga hizo el contacto con el director que, finalmente respondió. Me dijo que me contestarían… pero no me han contestado, así que me siento en libertad de publicarlo aquí en mi blog. La versión final es de 22 de enero de este ano.

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