Algo sobre la libertad

Una amiga me explica que -en estos últimos años- se ha vuelto completamente liberal. Yo la miro y le digo con gran sinceridad que ella no es liberal, sino que se ha convertido en una extremista de derecha[1]. Supongo que una amistad verdadera puede soportar tan duras palabras.

Sí, muchas personas y la mayoría de los grupos de extrema derecha -al menos en Europa- se dan a sí mismos denominaciones que implican que ellos quieren ser libres[2]. En realidad, todos queremos ser libres. Pero lo que quieren ellos es hacer lo que se les pase por la menta, lo que se les ocurra, y a eso llaman libertad.

El supuesto amor por la libertad de los sectores extremistas de antaño (de izquierda) y de los de ahora (de derecha) es más bien una reacción caprichosa de una persona que pretende hacernos creer que la libertad consiste en que a ella -y sólo a ella- la dejen hacer lo que quiera. Por demencial o suicida que sea lo que quiera hacer.

La libertad del liberalismo es más bien una libertad que no es la libertad de una sola persona o de su grupo de hacer lo que ella quiera, o lo que ellos quieran. Es más bien, la libertad de todos y de cada uno de los individuos de una sociedad de hacer lo que quieran, pero siempre que respete la libertad de los demás, dentro del rayado de la cancha, por así decirlo.

Y escribo individuos, porque la libertad humana es esencialmente individual. No en vano, Boecio[3] define a la persona como “substancia individual de naturaleza racional”. La persona es el titular de la libertad. No el grupo ni una ideología.

La consabida frase “mi libertad termina donde comienza la libertad de los demás”[4], es un principio que los extremistas radicales desconocen y rechazan. A ellos no les importa la libertad de los demás. La pueden pisotear como les dé la gana. Ellos sólo conocen su propia libertad o la caricatura de ella que han esbozado.

En esto se parecen mucho los extremistas de derecha a los libertarios. Aunque, a decir verdad, los libertarios son una subespecie de los primeros.

La sentencia que se atribuye a Voltaire, según la cual “no estoy de acuerdo contigo, pero daría mi vida por defender tu derecho a pensar diferente” es algo que los extremistas desconocen y rechazan. En esto se parecen o más bien se igualan todos los extremistas, tanto los de derecha, como los de izquierda.

Parecen estar más de acuerdo con la otra frase: “el error no tiene derechos”. Esto, teniendo siempre en consideración que el error lo cometen los otros y ellos siempre están en la razón o en la verdad, para hablar con Fidel Castro[5].

En suma, quienes creen -creemos- que el respeto a la libertad es un valor, un principio o como quieras llamarlo que debe guiar nuestra sociedad, defienden -defendemos- no sólo la libertad propia -la mía- sino también la de los demás. Es lo que se vive y practica en el lado libre del mundo. Es propio de la democracia, del estado de derecho y de la sociedad abierta y pluralista.

Quienes se llenan la boca con el término libertad, pero sólo para hacer lo que ellos quieren, son los que ahora inundan nuestro mundo con falsos slogans en favor de la libertad que, en realidad, terminan destruyendo.

Estos últimos forman parte del grupo de los enemigos de la sociedad abierta, a los que Popper dedica su famosa sentencia en que llama a hacer frente a los enemigos de la democracia: “en nombre de la tolerancia, tenemos que reservarnos el derecho a no tolerar la intolerancia”. En otras palabras, en nombre de la libertad, no podemos tolerar a quienes rechazan la libertad de los demás[6].

No podemos tolerar la intolerancia que vocifera sobre una falsa libertad. Para hablar con Popper, no a la intolerancia frente a los intolerantes[7]. Aunque -como mi amiga- se hagan pasar por liberales, ciertamente, no lo son[8].

Ojalá que la mayoría de la gente siga del lado de la libertad y no caiga en las redes del extremismo, para el cual la libertad no es más que una bandera de lucha que lanza por la borda después de alcanzar el poder, con el que conculca la libertad de los demás. Ejemplos de ello hay muchos, desde Putin a Maduro, pasando por Órban, los Kirchner o Bolsonaro.


[1] Me refiero un poco a este tema en Los cantos de sirena del autoritarismo

[2] “Es curioso que grupos de extrema derecha en todo el mundo, se den a sí mismos nombres que incluyen la palabra ‘libertad’, libertarios y hasta se hagan pasar por ‘liberales’. Incluso, en Alemania, existe un partido político que se autodenomina ‘Die Freiheit’, esto es, ‘la libertad’. Me parece una contradicción en los términos, ya que, al menos, a primera vista, nada hay más contrario a la libertad y al liberalismo que la extrema derecha”. Ver Extrema derecha y liberalismo

[3] De acuerdo a Wikipedia: Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio “es reconocido como mártir de la fe católica por la martirología romana. León XIII aprobó su culto para la diócesis de Pavía, donde se confirmó el estatus de santo el 25 de diciembre de 1883. Se festeja el 23 de octubre.​ El papa Benedicto XVI explicó la relevancia de Boecio para los cristianos de hoy en día al vincular sus enseñanzas con un entendimiento de la Providencia”.

[4] Es una frase muy popular entre quienes los abogados. En su obra sobre la paz, Kant escribe: “La libertad jurídica (y en esa medida, externa) no puede definirse, como suele hacerse por convención, como el estar autorizados a hacer lo que uno quiera, siempre y cuando no se haga daño a nadie. Pues, ¿a qué nos referimos con estar autorizados? La posibilidad de una acción, siempre y cuando no hagamos daño a nadie en el actuar. La definición de libertad sería entonces la siguiente: la capacidad de actuar de forma que no le hagamos daño a nadie. Uno no le hace daño a nadie (podemos hacer lo que sea que queramos), sólo en la medida que no le hagamos daño a nadie: esto es, una mera tautología”. Copié la traducción de un blog KANT SOBRE LA LIBERTAD (EN SENTIDO JURÍDICO)

[5] Castro, en su famoso discurso en el estadio Santa Laura en Santiago, en 1971, gritaba: “¡Con la verdad, con la verdad, con la verdad! ¡Con la razón, con la razón, con la razón! ¡Con la moral, con la moral, con la moral! ¡Váyanse al Diablo!”, citado en BiobioChile Recuerdo haber visto el video muchas veces y haberlo encontrado realmente ridículo.

[6] Cfr. La crítica y el progreso en “La sociedad abierta” de Karl Popper

[7] “en nombre de la tolerancia, tenemos que reservarnos el derecho a no tolerar la intolerancia”, “Im Namen der Toleranz sollten wir uns das Recht vorbehalten, die Intoleranz nicht zu tolerieren”. Ver La crítica y el progreso en “La sociedad abierta” de Karl Popper

[8] Pienso, por ejemplo, en el verdadero secuestro de la Hayek-Gesellschaft por la AfD, en Alemania.