Protestar o no protestar, that is the question

A casi dos años de la gran invasión rusa a Ucrania y de su intento de conquistar la totalidad de su territorio, continúo asistiendo, por lo menos una vez a la semana a la protesta que organiza el Partido Verde, frente al Consulado general de la Federación Rusa de la ciudad de Bonn.

A partir de este año, es el único consulado que opera en toda Alemania, ya que los demás fueron cerrados, debido a que no se dedicaban a labores consulares, sino a reclutar espías y correos y a coordinar el espionaje ruso en Europa. Supongo o más bien sé, que hay suficientes tontos útiles en Alemania que se prestan para traicionar a su país, especialmente entre los sectores que se llaman a sí mismos “patriotas”. Que los autodenominados “patriotas” traicionen a su país y “trabajen” para el enemigo es, por lo menos, un contrasentido.

Hace unos días, un hombre que salía del consulado se acercó a nosotros -a los participantes en la vigilia- y nos aseguró que “toda la gente que ustedes ven aquí está en contra de Putin y en contra de la guerra”. En conclusión, nos dijo que perdíamos el tiempo. Yo pensé: “con este frío, preferiría estar bajo techo, con un café en la mano y no aquí entumeciéndome de frío con una bandera de Ucrania en las manos”. Menos mal que ese día no había olvidado llevar guantes gruesos. Uno de mis co-manifestantes le replicó que él tenía derecho a hacer cosas sin sentido. Me pareció que no era la respuesta correcta, creo que protestar contra la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania tiene mucho sentido.

Nuestro interlocutor contó que él mismo había ido a manifestaciones contra la guerra. Pero que no se sacaba nada puesto que al gobierno de  Putin le daba lo mismo que nosotros protestáramos o que protestara todo el pueblo ruso. Esto es lo propio de una autocracia como la putiniana en que da lo mismo lo que piense la gente y donde las elecciones son una mera farsa. A nadie le cabe duda que la próxima elección presidencial la va a ganar Putin. Es increíble como los sátrapas modernos siempre quieren darse un barniz de democracia. Es una pena, Rusia se merece otra cosa.

Recordé entonces, lo que nos contó la antropóloga e historiadora rusa que había huido raudamente de San Petersburgo a Europa occidental, a través de Finlandia, después de que la dejaran en libertad, sólo por ser mayor de 50 años que, en Rusia es como ser super anciano, ya que la expectativa de vida es menor que en la de los países del mundo desarrollado. Ella había participado en una manifestación en contra de la guerra en la ciudad en la ribera del Neva. Me referí a ella en mi columna Mientras más armas, más corta la guerra que invito a leer.

No es la primera vez que una mujer inteligente que sale del consulado ruso atraviesa la calle, viene a hablar con nosotros y nos agradece nuestra manifestación. Me referí a otra señora rusa que lo hizo en La guerra terminará cuando haya un muerto en cada familia.

Sí, a este lado del mundo, podemos protestar en contra de la guerra o hay incluso algunos que están a favor de la guerra y a favor de Rusia; y nadie los encarcela. Una amiga que vive en Brandenburg (en la ex-Alemania comunista) me dice que en su ciudad, hay gente que se manifiesta pro-Rusia en la plaza de su ciudad y nadie se los lleva a prisión, como ocurre en el reino de Putin, donde te condenan hasta 25 años sólo por llamar guerra a la guerra y no “operación especial”. Hoy en día, los rusos bromean: “el libro de Tolstoi se llama ahora ‘La operación especial y la paz’ y no ‘La guerra y la paz’”.

Ese mismo día en que se acercó el hombre que nos habló del sinsentido de nuestra manifestación, se acercó también una señora de rostro amable con una hija teenager. Ambas atravesaron decididamente la calle y, sin más, nos agradecieron que estuviéramos frente al consulado. La ciudadana rusa dijo que era muy valioso vernos protestar en contra de la guerra con nuestras banderas de Ucrania. Nos contó que ella era rusa, su marido ucraniano, y obviamente, ellos estaban en contra de la guerra y en contra de Putin.

Podemos pensar así o asá. Algunos pueden sostener que lo que hacemos no tiene sentido. Otros que sí lo tiene. Nos lo pueden decir directamente, nadie se va a pelear por tener una opinión diferente. Esa es la esencia de la democracia. Yo pienso que sí tiene sentido plantarse al menos una vez a la semana frente al consulado ruso, que tiene mucho sentido hablar con las personas que acuden al consulado, si ellas quieren hacerlo. A veces, me ha tocado ver escenas conmovedoras, como esta que relaté en mi columna El abrazo 

Y que conste que no nos pagan por pararnos al otro lado de la calle durante un par de horas, ya que protestamos gratis 

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