Terrorismo de derecha y terrorismo islámico, dos caras de la misma moneda

Julia Ebner[1] es una joven austriaca de 28 años. Investigadora experta en extremismo, terrorismo e islamismo, residente en Londres.

A los 27, publicó su libro “The Rage””[2], esto es la rabia, que se convirtió en un bestseller en los países europeos en cuyos idiomas ha sido publicado[3]. Creo que porque quienes lo hemos leído, vemos en él, sintetizado y sistematizado, lo que nosotros mismos observamos a nuestro alrededor. Actualmente, Ebner es una de las más solicitadas expertas en terrorismo y extremismo.

La autora escribió las primeras líneas de su obra en una academia militar china, donde era la única mujer. En su trabajo de preparación del libro, Ebner se mezcló entre grupos de extrema derecha e islamistas. Realizando una investigación ad fontes, yendo a las fuentes. Participó en manifestaciones, en actos y entró undercover a sus chats cerrados[4].

Uno de sus artículos en The Guardian[5] le llevó a ser víctima de un inglés llamado Tommy Robinson que fue a “visitarla” a su oficina[6], filmó la visita, la subió a las páginas de su tendencia política de extrema derecha. A consecuencia de ello, la oficina donde trabajaba Ebner tuvo que mudarse, para evitar el peligro de ataques tras reiteradas amenazas.

Hoy en día, es notorio que entre los grupos de extrema derecha y los islamistas hay un parecido bastante grande. Sus miembros se comportan de manera similar, usan los mismos mecanismos de radicalización y de argumentación. E incluso, diría que, en aspectos culturales (situación de la mujer en la sociedad, familia, reproducción, negación del gender) no sólo son bastante parecidos, sino que son iguales. Las mismas barbaridades con respecto a estos temas son defendidas, con diferentes matices, por unos y por otros.

Julia Ebner nos hace ver que ambos extremismos, el de derecha y el islamista, se radicalizan recíprocamente[7]. El investigador británico Roger Eatwell[8] formuló en 2006, el término extremismo acumulativo y lo describió como “un fenómeno que se produce cuando una forma de extremismo político se moviliza contra otra forma de extremismo político”[9]. Ambas se alimentan y se aumentan o magnifican entre sí.

Mohammed Ilyas define el extremismo acumulativo como “un proceso a través del cual diferentes formas de” extremismo “interactúan y pueden potencialmente producir una espiral de violencia”[10]. Por su parte, el profesor de la Universidad de Kent, Matthew Goodwin[11] pone como ejemplo, las “organizaciones políticas de extrema derecha que se movilizan en respuesta a la amenaza percibida del extremismo islámico”[12]. Para mí, esto no es sólo una espiral de violencia, sino que una espiral de terrorismo.

Sí, ambos extremismos se condicionan recíprocamente. Más bien, se retroalimentan. No es nada el uno sin el otro. Sin el otro, el uno se queda sin enemigo, sin razón de ser, sin nadie a quien culpar de todos los males y sin nada que combatir. Para que exista un extremismo, tiene que existir el otro. Sus planteamientos y argumentos (pseudo argumentos) son iguales, sólo que relatados desde el otro lado. Donde unos dicen que los otros los quieren destruir, los otros dicen que es a ellos cuya destrucción pretenden. Los musulmanes desearían acabar con nuestra sociedad occidental; a su vez, los islamistas plantean que es a ellos a quienes desean exterminar.

Reaccionan de acuerdo a la máxima: lo que tú me haces a mí, yo te lo hago a ti[13]. Un atentado llama a otro atentado, del otro lado. A más mezquitas quemadas, más atentados en plazas, museos y discotecas. Es una grotesca inversión del imperativo “trata a los demás como quieres que te traten a tí”. Sí, tal vez, los extremistas de uno y otro lado se necesiten mutuamente para echar leña al fuego de su odio.

En ambos extremismos existe un claro paralelo entre la forma de ver el mundo y sus respectivas estrategias. Ambos se imaginan que habrá una guerra entre Occidente y el Islam, entre musulmanes y no musulmanes. Ambos tienen visiones apocalítpicas sobre el futuro: habrá una gran catástrofe, después de la cual, apretaremos en botón de reseat y surgirá una especie de mundo nuevo. Una “tierra nueva y un cielo nuevo”, dirían los milenaristas. Parece que la humanidad no aprende nunca: cuántas ilusiones sobre el paraísmo venidero han llevado a convertir una región entera en un infierno. Lo vemos actualmente en Siria o Irak y en el pasado, en la misma Europa durante el siglo 20.

Asimismo, ambos terrorismos se victimizan y niegan que sean extremistas. Se hacen pasar por víctima del otro grupo al que demonizan. Y por supuestos defensores de una supuesta cultura. Aunque la suya es más bien una incultura. Para que una relación de estas características sea ventajosa para ambos, la víctima tiene que presentar a un victimario y el victimario, a una víctima. Así, trabajan de la mano, en una ligazón de dependencia recíproca y enfermiza, de la cual, ambos obtienen ventaja.

Ambos extremismos tienen además, un enemigo en común: el establishment, tan odiado por jóvenes sin esperanza y con muchos problemas, reales o no. Los “perdedores” dentro de la sociedad siempre detestan y envidian a los que ellos consideran injustos triunfadores… A “los de arriba”. A quienes trabajan, se esfuerzan por llevar una vida de provecho, quienes no quieren más que vivir en paz en un sistema democrático liberal, estos son quienes primero reciben los ataques de los extremistas indignados de uno y de otro bando. A nosotros…

La rabia, la indignación, la ira son siempre malos consejeros y peores aliados. No conducen a ninguna parte, a lo más, a un callejón sin salida.

Lo que ellos llaman “el sistema”, la sociedad abierta[14], nuestro orden constitucional, nuestro estado de derecho. eso es lo que tanto detestan e intentan destruir. Justo lo que nosotros -los demócratas de todos los tiempos- queremos defender[15]. Nuestro orden fundamental de libertad y de democracia, el rayado de la cancha. A mi modo de ver, el elemento que ambos extremismos tienen en mayor medida en común es el odio, la rabia, la agresividad, la indignación. Vivimos, como se denomina uno de los capítulos del libro de Ebner, en “la edad de la rabia”.  

Muchas veces, nosotros, permanecemos como espectadores de esta espiral de odio y de violencia. A ella se suman quienes deberían ser los sembradores de la paz y de la alegría, y no lo son. No podemos seguir siendo espectadores. Hay que ser valientes y tomar partido. Ya lo hace mucha gente. La que sale a la calle a protestar contra el odio y la violencia, contra el terrorismo y el extremismo. La que discute y hace frente a los populistas de todos los colores. La que enciende velas contra la xenofobia y ora por la paz y el entendimiento. La que habla de tolerancia y de amor, pero no de odio, ni de discriminación. La que se alegra de que los que ayer eran pobres, hoy salgan adelante y no siente envidia de quienes surgen y alcanzan un mayor bienestar social y económico.

Y la que escribe artículos, en que comenta libros sobre el tema…

 


[1] En Wikipedia: Julia Ebner

[2] “The Rage: The Vicious Circle of Islamist and Far-Right Extremism”, aparecido en Gran Bretaña el 2017.

[3] En inglés, alemán e italiano. “La Rabbia” y “Wut” son del 2018.

[4] Para escribir estas dos columnas, yo también entré a chats cerrados, esto es, sólo para miembros: El antisemitismo en el nuevo ateísmo en Alemania y mi relato distópico Ateísmo y antisemitismo

[6] Lo cuenta en las páginas finales (283 y siguientes) de su libro y en el artículo, también en The Guardian: Tommy Robinson’s cheerleaders are hypocrites, but his strategy is working Ver asimismo Extremists Storm Quilliam Office

[7] “Wut: was Islamisten und Rechtsextreme mit uns machen”, pág. 19

[8] Roger Eatwell, profesor emérito de la Universidad de Bath.

[13] Matthew Feldman, citado por Ebner, en la pág. 19 de su libro.

La ceguera de la izquierda europea. El caso de Venezuela… y de Cuba

Este lunes[1], el gobierno alemán reconoció a Juan Guaidó como presidente de Venezuela. El anuncio no lo hizo el vocero del gobierno, ni siquiera el ministro de relaciones exteriores. El anuncio lo hizo la misma canciller Merkel. Y ni siquiera estaba en Berlín, sino que de visita en Japón[2]. No me cabe duda que el tema tiene gran importancia para Merkel y para sus ministros.

El reconocimiento fue precedido por un “ultimatum”, en que Alemania -entre otros países de la Unión Europea- habían pedido a Maduro que llamara a elecciones presidenciales, a más tardar, el domingo pasado[3]. El hasta ahora presidente venezolano había dicho que él no se dejaba amenazar. Europa había advertido que, si no llamaba a elecciones hasta esa fecha, reconocería como legítimo presidente de Venezuela al hasta ahora, presidente del Parlamento venezolano.

Y así fue. Contra la opinión y los deseos tanto de la extrema izquierda alemana como de la extrema derecha. Sí, aunque parezca increíble, la llamada Alternativa para Alemania (que no es ninguna alternativa) apoya indirectamente a Maduro. En esto, la derecha alemana es fiel a Putin, su benefactor, aliado y mentor. Putin, que es igualmente el mentor de la extrema izquierda.

Sí, en este aspecto (y en muchos otros), ambos extremos se hallan unidos en una alianza que algunos denominan un nuevo Querfront (frente amplio o más bien frente cruzado). Aunque “más bien creo que las ideas políticas pueden ser agrupadas en forma de U, en la que los extremos de la letra herradura son precisamente la extrema derecha y la extrema izquierda”[4].

El frente cruzado o amplio (Querfront) surgió, en Alemania, durante la República de Weimar. En él, sectores ideológicos contrarios -socialistas y nacionalistas- se unieron en una alianza estratégia antidemocrática, destinada a alcanzar el poder. Desde entonces, se denomina así a los intentos de unión táctica entre grupos de ambas facciones.

A nivel europeo, recordemos que el único país cuyo gobierno se niega rotundamente a reconocer a Guaidó como Presidente de Venezuela es Italia, cuyo gobierno está encabezado precisamente por un frente amplio: de la extrema derecha Lega y la extrema izquierda Cinco Estrellas.

En esta ocasión, me referiré sólo a la posición de izquierda alemana y Europea frente al conflicto en Venezuela. O de la ultraizquierda, como me parece que sería más propio hablar.

Hace dos semanas, escribí en mi columna “Se dice que los nazis son los parientes que dan vergüenza a los conservadores europeos, por eso los tratan con más benevolencia de la que se merecen (no merecen ninguna). Lamentablemente, algo similar puedo decir acerca de la actitud de parte de la izquierda europea frente los tiranos socialistas al estilo Castro, Chávez o Maduro: los tratan con benevolencia. Intentan justificarlos, salvarlos, depurarlos, ocultar sus faltas”[5].

Si, hace dos semanas, no había leído ni escuchado ninguna opinión de la izquierda europea que no fuera favorable a Maduro. Mea culpa, porque en realidad había un artículo de 2017. Esta semana, alguien me pasó el link. Es antiguo; pero bastante profético. Del periodista del taz, Bernd Pickert[6]. Tal vez por su calidad de profeta, Pickert fue ampliamente enlazado esta semana en Twitter (al menos entre mis followers)[7].

El ensayo se titula “La izquierda y Venezuela: Abandonar la solidaridad ciega”[8]. Es un llamado a dejar de lado esa defensa, ese respaldo, el apoyo incondicionado y ciego de la izquierda hacia el gobierno chavista de Caracas[9]. Su tesis principal es que la crisis social y económica de Venezuela -que él califica de dramática- es de origen interno y no es producto de una intervención extranjera. Concretamente de los Estados Unidos, como se la presenta con frecuencia en ambientes de izquierda.

Para muchos izquierdistas europeos (y latinoamericanos), el “gigante del Norte” es siempre culpable de todos los males del mundo entero. En esto se parecen demasiado a la extrema derecha europea con su visceral rechazo a los Estados Unidos. Para ambos grupos, siempre hay alguien de afuera que trata de perjudicarlos, frenarlos y que no los deja salir adelante y ese alguien, generalmente son los Estados Unidos.

El apoyo de la izquierda europea al gobierno de Maduro procede de actores tan importantes como Podemos (España) y de Mélenchon, en Francia[10]. Es cierto que, en el contexto de la política europea, estos dos agentes no son demasiado relevantes. Sin embargo, dentro de la alicaída izquierda del Viejo Continente, sí lo son. Son lumbreras, esperanzas, estrellas nacientes de la izquierda europea. Para Pickert, con este respaldo incondicional y acrítico y, en definitiva, es la misma izquierda la que sale desacreditada.

Pickert explica que, en 1999, cuando Hugo Chávez inició su primer período presidencial, luego de una elección democrática, la revolución bolivariana, basada en la figuera del libertador latinoamericano Simón Bolívar, se abocó muy pronto a propagar el llamado “socialismo del siglo 21”[11]. Leyendo a Pickert me parece aún más absurdo este giro y esta obsesión o más bien este aprovechamiento del nombre de un prócer de la independencia de América[12] que, con el socialismo no tuvo nada que ver. Que ni siquiera lo conoció, ya que en Latinoamérica, durante el siglo 18 y comienzos del 19, nadie había escuchado hablar de socialismo[13].

Chávez luchó porque el gobierno venezolano adquiriera el control absoluto de los ingresos de la empresa de petróleo de ese país. Luego de logar ese objetivo, invirtió los abundantes petrodólares (el precio del petróleo era muy alto en ese entonces) en programas sociales y en las “alianzas internacionales”[14]. Lo primero está muy bien. Lo segundo -las “alianzas internacionales”- fueron una forma de financiar otros regímenes ineptos, ineficientes y altamente corruptos de la región y de exportar la llamada “revolución bolivariana” a otros estados[15].

En vez de usar los petrodólares de una era de bonanza, en diversificar la economía de Venezuela, se dejó de producir en el país, que comenzó a depender absolutamente de las importaciones de los bienes más elementales. Emblemática es la falta del papel confort en Venezuela, que llevó al presidente Maduro a sostener que los venezolanos deberían ir menos al baño. Esto no es sátira, como tampoco lo es la supuesta aparición del entonces recientemente fallecido Chávez en forma de pajarito en el jardín de Maduro. Si es cierto que desenterraron a Bolívar para ceremonias de la creencia yoruba, es algo que no podría asegurar.

Llegó un momento en que el precio del petróleo bajó y con ello, se derrumbó la economía venezolana. Pickert asegura -y en esto tiene toda la razón- que la crisis de Venezuela no se debe a una “intervención internacional”, ni a una “guerra económica” contra su gobierno, sino que es de origen casero[16]. Es hecha en casa, made in Venezuela. Así, “un cuarto de siglo después del fin del imperio soviético, un nuevo ensayo de socialismo se halla frente al mismo resultado al que se enfrentó el socialismo soviético: se debate políticamente entre el autoritarismo y la dictadura y, se encuentra económicamente marginado”[17].

El periodista sostiene que ya Chávez comenzó con el intento de poner a todas las instituciones estatales bajo su control total. Y, en lo posible, también los medios de comunicación. Explica que es lo mismo que han hecho Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y el matrimonio de dictadores Ortega Murillo, en Nicaragua[18].

Prosigue: en el momento en que, el 2015, el chavismo perdió abrumadoramente, las elecciones parlamentarias, el parlamento -en que la oposición tenía la mayoría- fue despojado de todo poder. Más tarde, Maduro destituyó a la fiscal nacional que le era igualmente crítica[19]. Con esto, dos poderes del estado fueron “desempoderados”.

Es realmente fatal -acusa Pickert- que tantos izquierdistas fuera de Venezuela hayan apoyado activamente este proceso socialista tan deficitario desde un punto de vista democrático, o hayan callado sobre él[20]. Yo hablaría de un silencio culpable, que no quiere ver lo que no le conviene o no le gusta, que cierra los ojos o simplemente prefiere la más absoluta ceguera.

¿Por qué ha ocurrido esto? Nuestro autor explica que, principalmente por dos razones: por la glorificación de la revolución cubana. El gobierno de Cuba ha enviado médicos y consejeros a Venezuela. Los consejeros tienen una misión ideológica dentro del aparato de seguridad venezolano. Cuba es considerada por muchos partidarios de la izquierda europea, como el único o el último bastión que hace frente al imperialismo norteamericano[21].

El regimen cubano -continúa- fue el único gobierno de izquierda capaz de mantenerse en el poder después de la caída del socialismo en el Este de Europa. Por ello, muchos izquierdistas europeos, lo elevaron a la categoría de “modelo a seguir”. Otros muchos, incluso quienes nada quieren saber del estado socialista al estilo cubano-soviético-autoritario, simplemente permanecen en silencio[22]. Callan y su silencio es un silencio culpable.

Parte de la izquierda latinoamericana debería volver a tener una actitud positiva frente a la democracia parlamentaria. La democracia que permite la alternancia en el poder mediante elecciones. “Alternancia en el poder, que no existe en Venezuela, ya que primero Chávez y después Maduro, se han atornillado en la presidencia”[23]. Recordemos que “la alternancia en el poder es, pues, condición sine qua non de la democracia”[24].

No podemos olvidar por qué se desplomó el sistema del socialismo soviético[25], nos advertía el periodista alemán ya el 2017. Sí, yo diría que por las mismas razones que hoy colapsa el “socialismo del siglo 21” en Venezuela. Mi opinión al respecto en mi columna El socialismo del siglo 21 y su derrumbe en Venezuela

En suma, la izquierda mundial tiene que reconocer que un chavismo que carece del respaldo de la mayoría de la población, simplemente, no puede seguir en el poder, no puede continuar gobernando. ¿Solidaridad ciega en favor de Maduro, tan sólo porque se lo identifica como un gobiernante de izquierda? Persistir en respaldar su fracasado gobierno sólo porque consideran que la oposicón es peor, no es un signo de solidaridad, menos que nadie frente a los mismos venezolanos[26].

Me permito recomendar a los izquierdistas europeos que lean a Pickert.


[1] 4.02.2019

[2] Pueden ver el video en que Merkel lo anuncia en Alemania reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela

[3] 3.02.2019

[6] @BerndPickert, en Twitter.

[7] Mi dirección de Twitter es @MartaSalazar

[9] Hay que ser valiente para plantear una tesis así, para hacer un llamado en tales términos y en un diario de izquierda. Aunque, pese que el el artículo es de agosto de 2017 (10. 8. 2017), Pickert continúa en taz y hoy veo que hay otros periodistas que escriben en ese diario en esos mismo términos.

[12] Simón Bolívar nació en 1783 in Caracas, Venezuela y murió en Santa Marta, Colombia en 1830.

[13] Al parecer, el primero en emplearla fue el italiano Giacomo Giuliani, en su crítica a Rousseu; pero en un sentido muy distinto al que em término socialismo adoptaría después.

[15] El dinero venezolano destinado al gobierno de Kirchner son un secreto a voces. El mantenimiento del régimen cubano es menos secreto. Como así también, el apoyo al de Morales en Bolivia. Si Venezuela financió o no a Podemos, es algo de lo que muchos españoles están convencidos.

[17] La traducción libre es mía. El original dice: “Und so steht, ein Vierteljahrhundert nach dem Ende des sowjetischen Imperiums, nun der nächste „Sozialismus“ betitelte Versuch vor demselben Ergebnis: politisch autoritär bis diktatorisch, ökonomisch am Rand der Staatspleite.Und so steht, ein Vierteljahrhundert nach dem Ende des sowjetischen Imperiums, nun der nächste „Sozialismus“ betitelte Versuch vor demselben Ergebnis: politisch autoritär bis diktatorisch, ökonomisch am Rand der Staatspleite”, de Die Linke und Venezuela: Blinde Solidarität aufgeben

El antisemitismo en el nuevo ateísmo en Alemania

Todavía estamos a tiempo de hacer un recuento de lo ocurrido el año 2018. Una de las experiencias más extrañas del año pasado fue mi participación en grupos ateos alemanes en Facebook. Grupos cerrados, donde te tienen que aceptar para entrar. Ingresé a ellos, gracias a sendas invitaciones de una amiga atea. Uno de los grupos era el grupo ateo  más importante de Facebook en Alemania. El otro, uno algo menos relevante. En el segundo de los grupos, en el que había muchos árabes, me parece que la mayoría de ellos estaba desilucionado del Islam o de la caricatura de la religión que existe en la actualidad en sus países. No los culpo.

De partida, especialmente en el grupo únicamente alemán (en adelante, primer grupo), se respiraba un ambiente que yo podría calificar como de extrema derecha. O, al menos, demasiado cercano a la AfD y a Pegida. En ambos grupos -pero, especialmente en el segundo- había algunas voces contrarias al ambiente de derecha radical imperante. Pero eran acalladas de mala manera, sobre todo en el primer grupo. O simplemente, expulsad@s.

En general, el ambiente en los grupos ateos me pareció bastante desagradable, nada de amistad, de buen trato, de respeto a los demás ateos, sus propios correligionarios. Muy por el contrario, parecía que todos estuvieran peleados entre ellos. De diálogo fructífero, de intercambio y confrontación de opiniones, vi poco y nada. Creo que una persona que dedique mucho tiempo a estos grupos, se va a convertir en una persona depresiva y amargada.

En esta columna, me quiero centrar tan sólo en un aspecto que observé en ambos grupos: en algo que, para mí, es esencial y para Alemania, aún más: en el antisemitismo. (Dejo su misoginia -en que se parecen mucho a los grupos religiosos fundamentalistas- para otra ocasión). Especialmente, ahora que el domingo pasado, rememoramos una vez más el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto[1]. Un año más en que el antisemitismo parece avanzar en Europa. Casi se puede decir que un fantasma recorre Europa: el fantasma del antisemitismo…

Los nuevos ateos[2] que conocí en los grupos de ateos en Facebook aseguran que ellos no son antisemitas. Antes que nada, prometen que ellos no son racistas, porque el racismo -explican- se refiere a la raza. A la etnia, diríamos hoy. No a la religión. Después, aclaran que no están en contra de ninguna raza o etnia, sino que están en contra de la religión. De todas las religiones. En consecuencia, en tanto los judíos no sean religiosos, ellos no están en su contra. Este es un argumento central que repiten una y otra vez, no es una aparición al margen.

Concluyo que, a contrario sensu, están en contra de cualquier judío que crea en Dios, que denominan “judíos religiosos”. Y que sólo están a favor de sus correligionarios, los judíos ateos. Frente a un pseudoargumento como este, sinceramente, no sé si reírme o llorar.

Una de las pocas mujeres del grupo manifiesta una opinión más diferenciadas y explica que el antisemitismo tiene varios aspectos: la religión, una supuesta “raza judía” y el estado de Israel. La religión es sólo parte del antisemitismo, aclara. Esta mujer ya no forma parte del grupo. ¿Por qué será…? Supongo que ella quiere decir que el antisemitismo también puede ser de índole antirreligiosa. Aunque, tengo que reconocer que sus opiniones posteriores me hacen dudar de que esto sea lo que ella haya querido expresar. En general, me pareció que los usuarios repetían consignas tomadas de algún meme; y que su capacidad de reflexión pocas veces llegaba más allá.

Otro usuario afirma que el antisemitismo se dirige únicamente contra la religión y contra todo “lo religioso”. Esta última es la opinión generalizada en el grupo. Y da para variadas interpretaciones de esta que parece ser la consigna fundamental de los nuevos ateos alemanes.

Un miembro del grupo -uno que fue incluso candidato al Bundestag, pero obviamente no fue elegido- me asegura que, como los ateos serían más inteligentes, hay entre ellos menos antisemitas. Ello, debido a que las personas religiosas sufren una alucinación producto de una psicosis y eso las hace… “más tontas”. ¿En serio?[3].

Incluso, algunos de los nuevos ateos de Facebook reconocieron ser contrarios al estado de Israel, puesto que éste sería un estado religioso y por tanto, para ellos -que se dicen laicistas, seculares, etc.- es un estado inadmisible por ser religioso o basado en una religión.

Algunos de mis interlocutores -no pocos- van más allá y sostienen que, sin el estado de Israel, habría paz en el Medio Oriente. Porque el estado de Israel es religioso y la religión sería la causa de todas las guerras, en esa región y también en el mundo.

En este mismo sentido, otro usuario señala que la religión se posa como el rocío[4] sobre nuestro cerebro y reduce nuestra capacidad de pensar. “Sin religión habría menos antisemitismo” y “menos judíos jasídicos idiotas y la paz en el Medio Oriente tendría mejores posibilidades”. Palabras llenas de odio y desprecio… Le pregunto más y me explica que los judíos no religiosos son mayoría; pero insiste en que quienes son responsables de que no haya paz son los judíos religiosos.

Se explayan sobre este tema, que parece que les interesa bastante. Sin religión -insisten- no habría antisemitismo y habría paz en el Medio oriente. A mi modo de ver, es esto una expresión más de aquello de acuerdo a lo cual, las víctimas son culpables. Los mismos judíos serían responsables del antisemitismo[5], ya que la religión es siempre la culpable de la guerra.

Les pregunto abiertamente si los judíos son culpables del antisemitismo. Un usuario me contesta que sí lo son, salvo que sean ateos, entonces, no son culpables, me explica. Es increíble: si los judíos creen en su religión serían culpables del antisemitismo y de la guerra.

Otro integrande del grupo escribe que él no ve razón para no ser antisemita, puesto que a él le da lo mismo que creyentes de religiones “se rompan la cabeza”, entre ellos. Afortunadamente, una posición tan cínica no quedó sin respuesta de parte de otro usuario que lo llamó mentecato[6]. Sí, ya les advertí que en estos grupos impera un ambiente bastante rudo.

La retórica agresiva que descalifica y ridiculiza al interlocutor es una de las características de la extrema derecha[7] y se halla muy presente en los dos grupos. Sus miembros dirigen su oratoria belicosa no sólo contra sus “enemigos”, los creyentes, sino también, contra sus propios correligionarios ateos y miembros del grupo. No aceptan ninguna opinión contraria…Me hace pensar en esa gente de la que se dice quese quiere clonar a sí misma.

Otro usuario confiesa que él es satanista[8] (o satánico) y que, si creyentes de una religión ejercen violencia sobre los de otra, él sólo puede mover la cabeza ante tanta tontería. Sobre el satanismo, la mujer que hizo el comentario más o menos inteligente al que me referí más arriba, explica que el satanismo moderno no está muy lejos del ateísmo y que, en todo caso, sus mandamientos son mejores que los mandamientos cristianos. Me pregunto cuáles serán los mandamientos del satanismo…

A estas alturas, me aseguran que todo esto que están diciendo no es antisemitismo, ya que el antisemitismo sólo se dirige contra los judíos y ellos sólo están contra Israel, no contra los judíos. Sobre este mismo tema, otro usuario agrega que todo estado religioso es inhumano ya que se forma una clase de personas definidas por su religión. Y esta identificación o conexión la que sería responsable del antisemitismo en la región del Medio Oriente.

Un egregio miembro del grupo afirma que el capitalismo también es una religión y que el estado de Israel es capitalista… Las consecuencias para estos ateos militantes es clara… Me da la impresión que se trata de “demonizar” a Israel por todos los medios posibles. Incluso los más ridículos.

Otro hombre trata de salvar la situación y escribe que puesto que los judíos han contribuído tanto al desarrollo de la ciencia, y el ateísmo es pro-ciencia, es imposible ser ateo y ser antisemita, ya que no se puede estar contra los judíos porque son muy buenos científicos. Me pregunto si se justifica estar en contra de “pueblos” que aún no han tenido tan grandes e importantes científicos como los judíos europeos. Pienso en africanos, latinoamericanos, e incluso en judíos sefarditas, etc.

Por último, otro usuario sostiene que el antisemitismo no tiene que ver únicamente con la religión; pero que, si se trata de solucionar el “problema de las formas de ver el mundo de manera irracional” (esto es, religiosas), podemos plantear una “gran solución”. No sé si su “gran solución” consiste en acabar con todas las religiones, con los judíos, elestado de Israel o con todas las anteriores. No le pude preguntar, porque, debido a mi post sobre a favor del gender[9], me echaron del grupo en ese momento.

La verdad es que me duele que el ateísmo esté tomando estos giros en Alemania[10]. Yo vengo de familia atea. Supongo -es lo que dicen quienes han estudiado el tema- que es consecuencia de la expansión del llamado “nuevo ateísmo”[11] [12] en Alemania[13]. Supongo también que esto nos llega a través de la cultura popular (y de alguno que otro libro); pero más que nada, nos llega a través de artículos cortos y de memes en internet. Esta expansión va de la mano de una inclinación de la balanza atea hacia la extrema derecha[14]. Lamentable.


[2] Sobre el nuevo ateísmo en Alemania, recomiendo el excelente artículo de Thomas Zenk ‘Neuer Atheismus’‘New Atheism’ in Germany

[3] Leyendo sus opiniones, me parece que una de las cosas con la que más sufren es que Einstein no haya sido ateo (tal vez sólo temporalmente en su juventud, en Suiza). Aunque ellos tratan de explicar que era ateo en el sentido que habría creído sólo en “el Universo” o algo así.

[4] “mehltau” escribe. Mehltau es una figura con la que el dirigente de la AfD Höcke explica muchas de las cosas que él critica. La imagen del rocío (un rocío malo) que se posa sobre algo bueno, pertenece al vocabulario más usado por la extrema derecha alemana.

[5] Hitler les manda saludos desde el más allá…

[6] Schwachkopf.

[7] En Extrema derecha y liberalismo, mencioné la retórica agresiva como uno de los elementos del extremismo o populismo de derecha.

[8] Agrega que es “nazi, alemán del Este y sajón” (klar bin ich Nazi, bin ja Ostdeutscher und Sachse). Con “alemán del Este”, se refiere a la República democrática alemana o “Alemania comunista”, como la llamaba mi tía abuela. Por todo esto que dice, comienza una pelea campal con otro ateo del mismo grupo… Como ya les contaba, en estos grupos, el ambiente es sumamente agresivo.

[9] Soy pro-gender.

[10] Sobre el tema antisemitismo en el ateísmo alemán, ver: Vehementer Säkularismus als Antisemitismus? de Vanessa Rau.

[11] Ver el ya citado estudio de Thomas Zenk sobre el tema: ‘Neuer Atheismus’‘New Atheism’ in Germany

[12] Hannes Stein, en una editorial de Die Welt, se pregunta si tal vez Dawkins tiene razón, cuando sostiene que la religión es una fuerza maligna, ideada por personas mentalmente enfermas. Religiöser Wahn

[13] No sin razón, el FAZ escribía en 2006 que este nuevo ateísmo puede ser más peligroso que la religión, en Für viele

[14] Ver la correlación entre Ateísmo y AfD en Alemania