Alemania ardiente

No, no es Alemania luminosa… (ver mi columna), ni menos Alemania oscura… Es la Alemania que arde -envuelta en grandes y luminosas llamaradas-… la versión de Alemania que gustaría a algunos. Es Alemania ardiendo. Algo, por lo demás, muy propio de la estética nacional socialista.

Cuando Björn Höcke, el dirigente de la AfD (de la Alternativa para Alemania) de Thüringen y uno de los tres o cuatro máximos representantes de la nueva derecha, sostiene que: porque no tenemos ningún partido que nos represente en el parlamento y por eso, nuestro país pronto arderá con llamas abrasadoras1, es tanto una profesía, como una incitación.

Lo de no tener ningún partido con representación parlamentaria es la llamada brecha populista de la extrema derecha (rechtspopulistische Lücke) alemana, a la que se refiere Alexander Häusler (ver ¿Una pelea de familia?, nota 9). Significa que los partidarios de estas tendencias no encuentran un partido que los represente en el parlamento. Porque son muy pocos (se calcula que, históricamente, la cifra se encuentra entre el 102 y máximo el 15% de la población) o porque no se ponen de acuerdo en una sola colectividad a la que apoyar.

La nueva derecha alemana empalma -explícitamente- con la doctrina de los anos 1920 en Alemania (Carl Schmitt, Arthur Moeller van den Bruck, Oswald Spengler, Edgar Julius Jung)3 y también con los autores de la Nouvelle Droite francesa de los anos 70 (Alan de Benoist y otros). De quienes son imitadores.

Empalma asimismo, con quienes hablan de una “lluvia purificadora” (reinigendes Gewitter). Con el cataclismo previo al surgimiento de la sociedad purificada. En la teoría de los ciclos históricos, estaríamos al final de un ciclo.

Esto de que Alemania arda no deja de ser peligroso. De incitación a iniciar la llamada revolución conservadora del tipo de la que vaticinaban los partidarios de la misma en la década de 1920 del siglo pasado. Y que no se realizó, al menos, no como tal, sino que abrió el camino al nacional socialismo, del cual sus autores fueron -lo hayan querido o no- sus precursores. Los autores mencionados detestaban la joven democracia de Weimar tal como los representantes de hoy, detestan el sistema democrático liberal de la república federal, y a la prensa, que califican sin pausa, de prensa de la mentira.

Todo esto es -para ellos- de largo aliento; pero no pueden quedarse inmóviles, ni desaprovechar oportunidades. Como hace ver Kemper4, el dirigente de la AfD de Thüringen, Björn Höcke, no piensa en el corto plazo, no tiene en vista el próximo periodo legislativo, sino el subsiguiente o el sub-sub-siguiente o incluso cuatro o cinco periodos más.

El objetivo inmediato de la nueva derecha alemana consiste en dominar el discurso político, también o precisamente, desde fuera de la política. Es lo que el neoderechista francés Benoist llama metapolítica: “Donde nosotros hemos siempre situado nuestra acción es sobre un plano metapolítico o transpolítico, a la vez cultural y teórico, y es esta una vocación que no sabríamos cambiar” 5. Si tú evocas a Gramsci al leer estas líneas, no estás tan equivocado/a6.

En la protesta o marcha de Pegida, el lunes pasado vimos el afiche que dice “NPD, AfD. Pegida -División pese al camino común- (Sólo) juntos somos fuertes!” Hace ya meses (cuando aún Lucke era el jefe “discutido” del partido), su vice Gauland se apersonó en una marcha de Pegida y anunció que la AfD y Pegida eran “aliados naturales”, para enojo tanto de Lucke como de Henkel (otro renunciado). Y a comienzos de año, Petry veía muchas cosas en común entre ambos (cosas en común = Schnittmenge, término propio de la teoría de conjuntos).

En este mismo marco, no deja de ser preocupante que otro de los agitadores de la llamada nueva derecha, Götz Kubitschek (del ala fundamentalista de la nueva derecha; el “ala realo” es la de la Junge Freiheit con Dieter Stein, a la cabeza), haya llamado el lunes pasado (por cuarta vez), en el marco de una marcha de Pegida en Dresden a la desobediencia civil. Kubitschek es asimismo, un habitué de Legida.

Pueden ver su discurso aquí. Kubitschek dice que es bueno que ahora todo estalle (es ist gut, dass es jetzt kracht!). A esto, el público grita “Resistencia”. A continuación, el neoderechista llama a la resistencia. Mediante protestas. Mediante el cierre por propia mano de la frontera. Pone como ejemplo al movimiento identitario en Austria que lo ha hecho: han construido una muralla en la frontera. ¿No estará exagerando? Llama a la desobediencia civil. Se abre así el camino a la ilegalidad. Lo que sí advierte es que esta desobediencia tiene que ser pacífica y no violenta. Llama a distanciarse de los violentistas. Sí, debe haber muchos violentistas para que lo tenga que advertir expresamente.

El jefe del ala fundamentalista de la nueva derecha, hace ver que el estado no puede asegurar las fronteras. Ni puede garantizar la ley y el derecho. Cualquiera que escuche a Götz, puede pensar que Alemania es un failed state. Un estado fracasado… El mismo, dice que el estado ha fracasado y que los principios del estado no están ya más vigentes. En castellano, diríamos, las instituciones estatales han naufragado. En nombre de la idea de estado, habría que distanciarse de la realidad del estado. Hay que atentar contra el orden menor para salvar el orden mayor. Hay que recurrir a la desobediencia civil, para salvar al estado. Hay que evitar que el estado se disuelva.

¿No será mucho? Esta gente, ¿no tendrá un problema de conocimiento o más bien, de desconocimiento de la realidad? Parece que se pintan un mundo propio para justificar -si se puede hablar de justificación- sus acciones descabelladas.  Las detonaciones y las balas de Breivik están aún presentes en Europa.

Sí, volviendo a Höcke: todo debe arder lichterloh… Lo que más arden son los hogares para refugiados. En el marco de un llamado a la desobediencia, a la violencia, a la ilegalidad. Para terminar la revolución iniciada en los 20 y que quedó sin acabarse. Todo esto acompañado por mensajes de odio en las redes sociales (especialmente en Facebook que parece haber sido tomado por estos sectores).

Este es un clima de odio. Los autores intelectuales están sentados detrás de sus grandes escritorios en algún lugar (generalmente, al este del país; pero no únicamente) y escriben… También las palabras pueden matar o, como dice la campaña italiana contra el racismo y la discriminación: Even words can kill. Sí, también es culpable quien incita a cometer un crimen. A mi modo de ver, los autores intelectuales son tanto, o tal vez, aún más responsables que los que lanzan las molotov a los refugiados o incendian sus hogares.

Hay una división del trabajo. Allá los intelectuales de la nueva derecha, verdaderos agitadores que, desde su escritorio, lanzan la piedra y esconden la mano y quienes salen a la calle, ya sea de día o de noche. Estos últimos son, ya en su fisonomía se puede apreciar, los cabezas de músculo… cabezas rapadas o no.

Incluso, el ministro del Interior de Maizière dice que es una vergüenza para Alemania que, en lo que va corrido de este año, haya habido 490 delitos (la información tiene algunos días de antigüedad, hoy deben ser más) contra refugiados y hogares de refugiados habitados o no (lesiones corporales, intentos de asesinato, ataques incendiarios). Se refiere a los mensajes de odio a través de los mails y de las redes sociales y al “lenguaje de alcantarilla” y a los insultos… Y las descalificaciones, diría yo. El ministro hace una interesante proposición: tenemos que luchar porque siga habiendo ciertas cosas que no se dicen y no se hacen7. Es lo que Bednarz y Giesa proponen cuando hablan de volver al tabú: hay cosas que eran, son y siguen siendo inaceptables, a priori inaceptables y, en este sentido, son un tabú8. Giesa habla de la defensa de los tabúes 9.

Esta limpieza es palingenética. Debe venir -vendrá- una catástrofe, Alemania va a arder… Para ser purificada y resurgir con más identidad que nunca. Libre de extranjeros, de políticos, de partidos políticos, de feministas, de homosexuales, de liberales, de neoliberales, de gender, de la Unión Europea, del euro, de los musulmanes (todos terroristas), de los judíos y de los norteamericanos… (Putin está de su parte y ellos, de parte de Putin). Esta palingénesis tiene una dimensión metafísica (no sólo metapolítica), casi religiosa. Tal vez por esto, tantos grupúsculos religiosos de esos que anuncian el fin del mundo cada cinco minutos, caen el las redes de la nueva derecha.

Después del cataclismo ineludible (en esta ineludibilidad e irreversibilidad, se parecen mucho a los marxistas de antaño), después de que Alemania arda, luego de la revolución (conservadora o también llamada contra-revolución) renacerá la sociedad alemana con alemanes que aman a Alemania (no deja de ser curioso que muchos de estos nuevos “patriotas” tengan apellidos eslavos), no como la sociedad actual -sobre todo, los políticos- que no aman a Alemania…

Esa sociedad defenderá los intereses nacionales, no como actualmente, en que Alemania estaría controlada por los EEUU o por quién sabe qué fuerzas ocultas sumamente maléficas (conspiranoia pura). Este tipo de pensamiento es increíblemente presente en la sociedad. Un amigo me comentaba hace algún tiempo que “primero tiene que caerse todo y explotar, para que las cosas puedan ser nuevamente buenas”. Es un llegar al final de la historia, cual estrella que se convierte en supernova, explota y comienza un nuevo sol, un nuevo ciclo de la vida.

Sólo puedo decir: demencial.

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1 “Weil wir keine Partei im Bundestag haben, die endlich einmal deutsche Interessen vertritt, brennt unser Land bald lichterloh“). Bund der Brandstifter = alianza incendiaria entre AfD, Pegida, NPD, neonazis y otros.

2 Ver nota 10 de ¿Una pelea de familia?

3 Ver capítulo 3 de libro Gefährliche Bürger, de Liane Benarz y Christoph Giesa.

4Minuto 31 y siguientes del video Bedroht eine neue Rechte unsere Demokratie? Amenaza una nueva derecha nuestra democracia.

5 Benoist, Alain de: Orientations pour des années décisives, 1982, pág. 12. Reconozco que esta es una cita secundaria, ya que no encuentro el original del libro.

6 Ver Gefährliche Bürger citado, págs 68 y siguiente.

7 Wir müssen darum kämpfen, dass man bestimmte Dinge einfach nicht sagt und tut.

8 Págs 214 y siguientes.

9 Die neuen Rechten – Keine Nazis und trotzdem brandgefährlich.

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