Rusia, Venezuela y un poco de geopolítica

Venezuela es uno de los pocos aliados de Rusia. Uno de los pocos que le quedan. Y que vota a favor de Rusia en las Naciones Unidas. O al menos, se abstiene de votar o se ausenta de la votación. La relación entre ambos países viene -al menos- de la época de Chávez[1].

Las dos cabezas de puente rusas más importantes en Latinoamérica han sido tradicionalmente Cuba y Venezuela. Lo de la manoseada y criticada Doctrina Monroe (América para los americanos[2]) aquí no ha dado resultados, ya que Rusia, un país que no es americano, intenta sumar a su imperio o, al menos, incorporar a su esfera de influencia, a países americanos.

Argentina y Brasil también juegan un papel muy importante en el ajedrez ruso. Argentina es uno de los centros de desinformación rusa más importantes para el mundo hispanoparlante: en efecto, desde Buenos Aires se emite gran parte de la propaganda para quienes leemos castellano. Y la predilección de Putin es tan grande que contempla a Argentina como un país donde se refugiaría si cae su gobierno. La pregunta es si el nuevo gobierno argentino lo recibiría con los brazos tan abiertos como el gobierno anterior[3].

Nicaragua alberga la granja de trolley y social media bots rusos más importantes de Latinoamérica. Y también hospeda a un grupo significativo de mercenarios, pertenecientes al del Grupo Wagner que hoy, con seguridad, no están desempleados. Los mercenarios de Wagner se pasaron a otras empresas de mercenarios o quedaron bajo las órdenes directas del gobierno de Putin o se incorporaron a la resistencia wagneriana al mando de Lotus (Anton Olegowitsch Elizarow, el carnicero de Soledar).

Según los últimos análisis, Cuba y Venezuela se han vuelto demasiado caros para ser mantenidos o al menos apoyados por Rusia. Moscú considera que invertir menos dinero en trolles y robots nicaragüenses sale más a cuenta que financiar proyectos en Cuba y Venezuela. Al menos, por el momento.

Ya desde el inicio del régimen chavista, Venezuela comenzó a comprar armamento ruso. A crédito o pagado con los ingresos del petróleo. Y lo hizo en enormes cantidades. El 75% de las armas venezolanas son de procedencia rusa. Otro tanto, viene de China[4]. Venezuela se transformó en uno de los países latinoamericanos con mayor gasto en armamento. Y esto, en medio de una gran crisis económica y social. El pacifismo es lo contrario del pomposamente llamado socialismo bolivariano, que más parece del siglo 14 que del siglo 21[5].

Maduro y Putin tienen varios enemigos en común -o muchos- pero su más grande enemigo común es Estados Unidos. Maduro le llama “el imperio”, pero no le importa caer en las garras de otro imperio, aún más feroz y sanguinario, como es el imperio de Putin o de Vladimir el Vengador, como se le ha comenzado a llamar.

Hay un malentendido en la izquierda latinoamericana que consiste en creer que Putin es algo así como un comunista del siglo 21. Putin es un ex-agente de la KGB. Es muy discutible si fue tan partidario del marxismo-leninismo o no. Me inclino a pensar que no. Aquella no fue más que una ideología o más bien una teoría de la conspiración que les sirvió, pero nada más.

Los funcionarios de la KGB y de otros servicios secretos soviéticos y de países satélites o dominados estaban ya en esa época, más preocupados de su bienestar material, de su bolsillo y de acumular el mayor poder que les fuera posible y no de impulsar un supuesto auge del proletariado que sólo podría minar el control sobre la población a ellos sometida. La clase trabajadora no estaba en el poder, sino que se hallaba completamente sometida a una dictadura, dentro de la cual, los servicios secretos eran todopoderosos.

Volviendo a la actualidad, la Rusia de Putin financia en el mundo tanto a la extrema derecha como a la extrema izquierda. En el caso de Brasil, da lo mismo que esté Bolsonaro o que esté Lula en el poder, ambos apoyan o apoyó a Putin. En Europa, vemos a Rusia financiar a Le Pen, al mismo tiempo que ayuda los pocos grupos de extrema izquierda que van quedando.

Actualmente, tanto los sectores de extrema derecha o extremadamente conservadores (esos que viajan a Rusia a congresos sobre la familia) o bien los de extrema izquierda o filo- marxistas o anarquistas de los dos extremos, todos ellos son apoyados y apoyan a Rusia en su guerra contra Ucrania. Es una nueva demostración de la llamada teoría de la U o de la herradura[6]

A mi modo de ver, lo que le interesa a Putin es sembrar la discordia en el continente americano. Como Latinoamérica es un subcontinente que Rusia no controla, sino que considera como bajo control de los Estados Unidos (sic), Putin fomenta los conflictos y enciende las controversias entre sus miembros. En su época, la URSS manejaba sus dominios con mano de hierro y tanques, al tiempo que sembraba el descontento y la subversión en los países democráticos[7].

Por otra parte, los Estados Unidos y Europa buscan nuevas fuentes de energía tradicional: de gas y de petróleo. Al mismo tiempo, trabajan en una renovación energética que les permita el suministro de energía procedente de fuentes renovables. Pero la energía renovable no es algo que le convenga a Rusia, que vive de la venta de gas y de petróleo. ¿Será por eso que hay tantos enemigos de las nuevas fuentes de energía entre los extremistas de derecha?

No hay que olvidar que la región de Esequibo tiene tanto gas como petróleo. Aparte de los pozos de petróleo en el mar de Esequibo, que serían explotados por una empresa estadounidense. Al régimen de Maduro se le hace agua la boca de sólo pensar en el gas y el petróleo guyanés. Y Rusia sueña con que Venezuela se apodere de estas fuentes de energía y las cierre para Occidente. Sólo así se entiende que hayan empezado a sonar tambores de guerra desde Venezuela


[1] La alianza con Rusia nació junto a la otra que el difunto presidente venezolando forjó con el dictador Lukaschenko. Ver mi columna Lukaschenko y Venezuela

[2] Mutatis mutandi, ver mi columna ¿En qué no se parecen Ucrania y Cuba?

[3] Selenski estuvo en la asunción como presidente de Milei, pero también estuvo Orban, un aliado absolutamente incondicional de Putin.

[4] Según el SIPRI, el 89% de las armas adquiridas por Venezuela son de origen chino y ruso. Maduro, el aprendiz de Putin

[5] Ver mi columna Tambores de guerra en Venezuela

[6] Ver mi columna El extremismo en la teoría de la herradura o de la U

[7] Me referí a esto en mi columna Maduro, el aprendiz de Putin

Maduro, el aprendiz de Putin

Creí que estaba en la película equivocada cuando el jueves en la noche, un amigo me escribió acerca de una posible invasión de Guyana por parte de Venezuela. Interrumpí Squid Game The Challenge sólo para buscar información sobre el tema. En una página de extrema izquierda, la autora exponía sobre el tema con gran conocimiento, supongo que para este sector político, este no es un tópico nuevo..

El gobierno chavista de Maduro aduce un supuesto conflicto internacional sobre una región llamada Esequibo que, según veo en los mapas[1], es más de la mitad de la República Cooperativa de Guyana. O en inglés, Co-operative Republic of Guyana, ya que el idioma oficial de ese país es el inglés. Su deporte más popular es el cricket y su sistema legal es anglosajón. Su economía es de mercado, desde que, en 1989, abandonó la planificación estatal.

El Laudo Arbitral de París de 1899 determinó el límite entre Guyana y Venezuela. En 1963. Caracas cuestionó la decisión de 1899. Me atrevería a mencionar la institución jurídica denominada prescripción y a sostener que, después de 64 años, la prescripción debería haber operado, por lo menos para garantizar la seguridad jurídica.

En 2015, Guyana otorgó una concesión a la empresa Exxon para la explotación petrolífera. El entonces presidente Chávez había asegurado en 2004, que su país no se opondría a concesiones en Esequibo. En 2018, Guyana recurrió a la Corte Internacional de Justicia.. El 30 de junio del 2020, tuvo lugar la primera audiencia oral (virtual, debido a la pandemia) ante la Corte, pero Venezuela la boicoteó.

Estos son los antecedentes del caso en lo que se refiere al derecho internacional, que es la rama del derecho encargada de solucionar los conflictos entre estados. Al menos, desde el Pacto Brian-Kellog de 1928, la guerra -el uso de la fuerza- está prohibida en la solución de las controversias internacionales. Anteriormente, para hablar con Clausewitz, la guerra era considerada una prolongación de la política por otros medios[2].

La revista de extrema izquierda a la que me refiero al comienzo, habla de la Franja de Esequibo. Tal vez para evitar llamarla Guyana Esequibo que es su denominación oficial[3]. Un vistazo al mapa basta para darse cuenta que Esequibo no es precisamente una franja. Llamarla franja puede resultar atractivo para grupos extremistas, por la asociación con la llamada Franja de Gaza y el conflicto actual entre Hamas e Israel.

El gobierno de Venezuela llamó a un referéndum sobre Esequibo. Aún cuando la mayoría de los venezolanos votara a favor de considerar Esequibo como una nueva provincia venezolana, no quiere decir que el gobierno de Caracas tenga que invadir Guyana y anexar Esequibo. Al menos, no en la teoría…

En la práctica, Brasil nos advierte que el plan venezolano es invadir Esequibo, razón por la cual, Lula ordenó el envío de  tropas, tanques, etc. etc. brasileños a la frontera ya que Brasil piensa que puede comenzar una guerra. Una guerra entre dos estados sudamericanos es algo que, hasta el jueves por la noche, me parecía impensable. Y hoy me sigue pareciendo una locura o más bien un suicidio.

Un intento venezolano de invadir Gayana, ocupar una parte de su territorio y anexarlo, me parece una mera copia de la estrategia de Putin en Ucrania (2014 y 2022) y anteriormente en Georgia (2008). Venezuela es uno de los poquísimos aliados de Rusia en el mundo y uno de los pocos estados que vota a su favor en las Naciones Unidas.

Todos pensábamos que la guerra de Rusia en Ucrania -la llamada Operación especial[4]– era el modelo que podría seguir China para ocupar y anexar Taiwán. Pero parece que más bien se va a convertir en el modelo para que Venezuela amenace con ocupar tres cuartos del territorio de Guyana.

Rusia es un ex-imperio que no quiere conformarse con haber perdido su calidad de superpotencia. Como cada imperio en extinción o recientemente extinto, se mueve, salta y se retuerce, golpeando todo lo que está a su lado inerme y muchas veces, inmóvil o incluso paralizado, como pareció estar la Unión Europea durante demasiado tiempo.

El imperio soviético sembraba la discordia y propugnaba el caos en regiones del planeta que no dominaba. Por el contrario, en las regiones soviéticas o pro-soviéticas, la URSS no toleraba la menor indisciplina que era sofocada con mano de hierro y/o con tanques rusos, como ocurrió en Hungría, en Polonia y en la república democrática alemana (que de democrática no tenía nada).

Esta estratagema soviética es continuada hoy por los actuales jerarcas rusos. O más bien por el actual jerarca ruso, ya que a diferencia de la era soviética, Putin es un mandamás solitario e inaccesible. Un hombre viejo, alejado completamente de la realidad, sin amigos, sin consejeros. Le tiene pánico a los virus, a las bacterias y a los teléfonos celulares, y sólo se comunica a través del viejo teléfono análogo que aparece en sus videos[5]. La soledad radicaliza.

Al menos, en la época soviética, había un comité central del Partido Comunista, y la sucesión de su secretario general era clara. Nada de eso ocurre hoy en día. Vladimir Putin cree que vivirá para siempre[6]. Los astrólogos del Kremlin que existía en esa época, hoy están desocupados, ya que no hay nada más que interpretar: Putin es muy claro, lo dice y escribe todo, sólo hace falta leerlo[7].

En marzo pasado, Rusia azuzó a Argentina a invadir las Malvinas. Pero el gobierno de… ¿Kirchner? ¿Fernández? ¿Massa? ¿Cómo se llamaba? El gobierno argentino no lo hizo, pienso que, en gran parte, porque la población no estaba de acuerdo con un nuevo intento de apropiarse de las islas por la fuerza. Ver La inconsecuencia argentina y también La guerra de las Malvinas y Putin 

Maduro llamó a los venezolanos a un plebiscito sobre Esequibo. Esta mañana, leía en Instagram la opinión de una política venezolana que sostenía que el territorio había que reclamarlo ante la Corte Internacional de Justicia y no usando la fuerza. Eso es lo correcto en un mundo civilizado en que las controversias se solucionan en forma pacífica.

No entiendo cómo un país pobre, cuya población carece de los bienes más fundamentales, con una juventud que ha abandonado Venezuela, hoy convertido en un país de cabecitas blancas, como me contaba un venezolano hace un par de meses. Un país sentado sobre vastos campos de petróleo, pero que vive de las remesas que le envían desde el exterior, desde países que considera capitalistas y enemigos… No entiendo cómo un país como Venezuela pueda siquiera amenazar con invadir un país vecino.

¿Para qué? Para apropiarse de algunos pozos petrolíferos? Y si lo lograra ¿qué haría con ellos? La empresa estatal de petróleo de Venezuela no sólo es un antro de corrupción sino que es absolutamente ineficiente, al grado que Venezuela tiene que importar bencina de otros países porque son incapaces de refinar el petróleo. Recuerdo ese titular de Deutsche Welle de hace algún tiempo: “Venezuela, inundada de hidrocarburos, importa gasolina”[8].

¿Para que los 130 mil habitantes de Esequibo pasen a compartir la pobreza venezolana? Y justo ahora, cuando pueden aumentar su riqueza gracias a los ingresos provenientes del petróleo. Porque no se trata sólo de territorio, se trata de seres humanos que viven en él.

Venezuela es un país que, durante los últimos decenios, se ha dedicado a comprar armas rusas y bielorrusas. Cito la información de 2018: “Venezuela es el país sudamericano que más dinero ha gastado en armamento en la última década. Los datos publicados por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI) muestran que el arsenal del régimen chavista procede principalmente de dos países: China y Rusia. Incluso en plena crisis económica, el gasto militar venezolano supera al de Irak y Afganistán. Según el SIPRI, el 89% de las armas adquiridas por Venezuela son de origen chino y ruso”.[9]

Hay una teoría según la cual, donde hay muchas armas, habrá una guerra. No estoy de acuerdo con ella 100%. Pero en este caso, podría ser peligrosamente corroborada.

¿Me pregunto si el gobierno de Maduro no podría haber gastado ese dinero en subir el nivel social de la población, en darle educación, salud, seguridad, vivienda, infraestructura, electricidad, agua, en construir calles, colegios, policlínicos, hospitales, campos deportivos? Parece que socialista no es social, menos que nada en la versión del socialismo bolivariano.

Una guerra o la amenaza de guerra en la Región es una perspectiva horrible y es algo muy triste, porque, en nombre de alguna estupidez ideológica o nacionalista, va a morir gente: hermanos matarán a hermanos. Habrá más pobreza, pues la guerra siempre trae pobreza, habrá más sufrimiento y desesperanza. Pero ¡qué le importa eso a Maduro!


[1] Por ejemplo este, en Wikipedia

[2] Ver por qué Putin llega con 200 años de retraso

[3] En Wikipedia: Guayana Esequiba

[4] Como ya he escrito en otras ocasiones, hablar de guerra en Rusia es castigado por la ley penal.

[5] Y con quizás cuántos dobles, para ver aún a menos gente…

[6] Putin lleva 23 años en el poder

[7] Por ej. en mi columna Comentario al discurso de Putin del Día de la Victoria

[8] Venezuela, “inundado en hidrocarburos, e importa gasolina” Los subtítulos son: Venezuela compra petróleo iraní, Chile rebaja los sueldos de los políticos y México lucha contra la energía eólica

[9] Venezuela führt Waffenkäufe in Südamerika an = Venezuela lidera las compras de armas en Sudamérica. El original en alemán: Venezuela ist das südamerikanische Land, das im letzten Jahrzehnt am meisten Geld für Waffen ausgegeben hat. Die am Montag (12.) vom Stockholmer Internationalen Friedensforschungsinstitut (SIPRI) veröffentlichten Daten belegen, dass das Arsenal des Chavista-Regimes hauptsächlich aus zwei Ländern kommt: China und Russland. Selbst mitten in der Wirtschaftskrise übertreffen die venezolanischen Militärausgaben den Irak und Afghanistan. Laut Sipri sind 89% der von Venezuela erworbenen Waffen chinesischer und russischer Herkunft.

¿Dónde está Prigoshin?

Esta es la pregunta que nos hacemos todos, a una semana del Levantamiento de los mercenarios 

Lukaschenka[1] dice que le ofreció huir -no sé si se pueda hablar de dar asilo- a Bielorrusia. Otros aseguran que vieron a Prigoshin en San Petersburgo, donde el Grupo Wagner tiene su edificio central[2] y el oligarca tiene su principal fábrica de trolls en internet. Su avión habría hecho una escala en Moscú -quién sabe para qué- y luego, habría volado a la ciudad a orillas del Neva.

Otros dicen que su avión se habría dirigido a Minsk. Parece que la capital bielorrusa se ha convertido en un verdadero refugio temporal de criminales: hacia Minsk voló Jan Marsalek, el estafador de Wirecard que ahora vive en un sector acomodado de Moscú, donde sólo oligarcas y otros criminales pueden pagar un inmueble.

Putin aseguró a los mercenarios del Grupo Wagner que no serían perseguidos penalmente. Iba a escribir que no serían perseguidos por la “justicia rusa”, pero indudablemente, la palabra “justicia” y el régimen de Putin son términos que se contradicen entre sí. Después de asegurar que los mercenarios eran traidores, Putin los perdonó y les aseguró que tenían tres alternativas: irse a Belorrusia, enrolarse en el ejército de la Federación[3] o volver a sus casas, con sus familias.

Con este perdonazo, Putin demostró debilidad. Sobre todo, porque después de acusar de traidores a los mercenarios de Wagner y de asegurar -el día sábado- que la traición se paga con la vida, esto es que los espera el pelotón de fusilamiento… Después de esta gran amenaza, el día domingo, los perdona y deja huir a Prigoshin[4].

Putin no sólo mostró debilidad, sino que además, quedó claro que el jerarca ruso sí reacciona ante una amenaza y que es capaz de claudicar. Un argumento más en favor de quienes pensamos que es fundamental apoyar a Ucrania, para colocarla en una buena posición en orden a negociar -en un futuro próximo- la devolución de su territorio, de los niños raptados, reparaciones de guerra, seguridad de sus fronteras y un gran etcétera[5].

No me atrevería a asegurar que el perdonazo de los mercenarios -al menos de los que se queden en Rusia- sea duradero. Me imagino que, por esta razón, muchos de ellos huyeron a Bielorrusia donde Lukaschenka les habría entregado o arrendado una o más bases para que reinicien sus actividades. Cualesquiera sea que éstas vayan a ser en el futuro.

Prigoshin aseguró que 25 mil mercenarios estaban bajo sus órdenes en la guerra contra Ucrania. Pero parece que ese fue sólo un bluff, ya no que habría tenido nada más que ocho mil. O puede ser que hayan muerto tantos en la guerra, que no le queden más que ocho mil en Rusia. Por ejemplo en Bajmut, donde los ex-presidiarios reclutados por el Grupo Wagner no fueron más que simple carne de cañón.

Donde sí parece que hay veinte mil mercenarios de Wagner es en África. En ese continente, la estrategia rusa es clara: apoyar al gobierno dictatorial o instalar un dictador en el poder, siempre y cuando les deje explotar las minas de oro, de uranio, de diamantes, los yacimientos de petróleo o de gas. Con ello, se desestabiliza África y se crean flujos de inmigrantes que, a su vez, desestabilizan a Europa. ¿A quién le importa la vida humana si puede ganar ingentes sumas de dinero a la usanza de los peores imperialistas y capitalistas de la historia?

El Grupo Wagner no es un Blackwater cualquiera. No es una empresa de seguridad privada, sino que es una creación del estado ruso que necesitaba gente que hiciera el trabajo sucio, o debería decir: el trabajo más sucio. Hasta el fin de semana pasado, Putin todavía negaba toda relación con algún grupo paramilitar. Es más, hasta la semana pasada, Putin negaba la existencia del Grupo Wagner. Después de todo, según la ley de la Federación, el monopolio del poder recae en las fuerzas armadas y no permite la existencia de ejércitos paralelos.

El martes pasado, Putin reconoció que el régimen ruso había pagado al Holding Concord (construcción de por lo menos 64 empresas entre las cuales formalmente se haya el Grupo Wagner) mil millones de dólares por la actuación de los mercenarios en la guerra contra Ucrania, otros mil millones en material de guerra y mil millones más por el catering de los soldados del ejército ruso. Putin agregó que espera que Prigoshin no haya robado mucho, lo que es un gran sarcasmo considerando la altísima corrupción que impera en Rusia[6].

La semana pasada, Velina Tchakarova (desde Viena) publicó en Twitter un interesante esquema que muestra lo que ella denomina “a galaxia de Prigoshin. Esto es, el entramado de sus empresas. Los invito a ver el documento gráfico[7].

Es interesante observar que hay dos países americanos que aparecen en el mapa de Tchakarova. Uno de ellos es nada menos que Estados Unidos, donde la Galaxia prigoshiana mantiene páginas de información. O más bien de desinformación. Y Venezuela, donde se hallan los Wagner, en su calidad de compañía militar semi-estatal, como asesores políticos y como explotadores de empresas extractoras de recursos naturales[8].

Lo más infame de las páginas norteamericanas es que se hacen pasar por activistas en pro de la lucha por la “igualdad racial”[9]. Demás está decir que los trolls financiados por Prigoshin están interesados en el triunfo de Trump. Desde siempre, Trump ha sido el candidato de Rusia[10]. ¿Por qué será?

Prigoschin hacía un doble trabajo para el régimen ruso: recibía fondos del exterior para financiar la guerra contra Ucrania y recibía dinero del estado ruso por pelear y morir en la guerra. Algunos analistas aseguran que Prigoshin se rebeló porque al régimen de Putin se le habrían acabado los fondos.

La causa inmediata (o la excusa) del quasi putsch wagneriano fue la obligación de firmar un contrato y de ponerse a las órdenes del ejército ruso, esto es a las órdenes de Gerasimov y de Shoigu (este último, también dueño de un grupo paramilitar), ambos muy odiados por Prigoshin.

Me pregunto ¿qué pasará ahora con las empresas de Prigoshin? ¿Se las lleva a Bielorrusia? ¿Habrá sido este el interés de Lukashenka en que el oligarca se refugiara en su país? O ¿serán expropiadas por Putin que se quedará con ellas o las repartirá entre otros oligarcas? El viceministro de relaciones exteriores acaba de viajar a Siria para tranquilizar a Assad a quien aseguró que los mercenarios ahora dependen directamente del Kremlin.

Quién sabe… Lo único que sé es que mi próxima columna debería titularse ¿Dónde está Surovikin? Sergei Surovikin es el general favorito de Prigoshin, que estuvo algunos meses al mando de la guerra contra Ucrania y, hasta la semana pasada, era lugarteniente de Gerasimov. Hoy, detenido por haber apoyado o al menos, haber tenido conocimiento del levantamiento de los mercenarios y no haber hecho nada para impedirlo. Entre paréntesis, el general Surovikin es el responsable del bombardeo y destrucción de la ciudad de Alepo, en Siria…[11]


[1] Otrora rival de Putin, hoy su marioneta.

[2] Se puede apreciar la fastuosidad del edificio en las muchas imágenes del mismo en Google

[3] Cuando hablamos de Rusia, nos referimos a la Federación Rusa que se compone de Rusia más las repúblicas colonizadas en Asia Central que no lograron independizarse luego de la caída de la Unión Soviética en 1991.

[4] La cantidad de mercenarios rusos es limitada. Se trata de algunos miles de hombres formados por el servicio secreto militar o GRU. Por esta razón, me puedo imaginar que a Putin no le conviene dejarlos ir.

[5] Por el rapto de niños ucranianos, Putin y otros de sus personeros están acusados en la Corte penal internacional en La Haya.

[6] De acuerdo a Transparencia Internacional, hay en Europa, sólo dos países más corruptos que Ucrania, y estos son Rusia y Azerbaiyán, en Corrupción en Ucrania La corrupción es una enfermedad post soviética.

[7] @vtchakarova El tweet aquí

[8] Las relaciones entre Bielorrusia y Venezuela datan de la época en que Chávez visitó Bielorrusia y se fotografió con armas aparentemente de producción bielorrusa. Ver Lukaschenko y Venezuela

[9] Las razas no existen. Los invito a mi columna Nos guste o no, en realidad todos somos africanos

[10] Pienso que Trump es lo menos republicano que nos podamos imaginar y que “el Partido republicano fue ‘secuestrado’, primero por el tea party (una especie de secta política, racista, sexista y homofóbica) y más tarde, por lo que el mismo Trump llama simplemente “our movement”. El organizador de concursos de belleza ha logrado convertir al great old party en un club pro-Trump o en una secta, en Trump: A un año del asalto al Capitolio y la derecha chilena

[11] Como mencioné alguna vez, una compañera de colegio me insiste en que Alepo y otras ciudades sirias fueron bombardeadas y destruidas por los norteamericanos. Sin duda, otro éxito de la desinformación rusa, en El Papa y Ucrania Ver también Rusia no es potencia