Si Rusia no tiene armas, se acabará la guerra. Si Ucrania no tiene armas, se acabará Ucrania

Hay una teoría según la cual, donde hay armas, hay guerra. A contrario sensu, sin armas, no habría guerra. De manera que, si los países no tuvieran armas, no habría guerras, aseguran sus partidarios. En consecuencia, si no se produce o no se vende más armamento a los países o en los países, no habría más guerras.

Hay otra teoría, de acuerdo a la cual, donde hay un conflicto, hay o puede haber una guerra. Sin duda, el conflicto puede no ser un conflicto armado, esto es, puede o no devenir en guerra[1]. Sin embargo, un conflicto latente puede explotar en cualquier momento y convertirse en guerra, aún cuando los países no tengan suficientes armas. Es el caso de los conflictos congelados o cold conflicts, como se los llama con más frecuencia.

El conflicto actual entre Ucrania y Rusia demuestra más bien la segunda teoría. Ni el agresor Rusia, ni menos la agredida Ucrania tienen suficientes armas para proseguir la guerra. Rusia ha tenido que rogar incluso a Corea del Norte y se ha vendido a China. Algún político ha profetizado que  Rusia se convertirá en una provincia autónoma de China[2]. Pero China ha entregado apenas a Rusia un cargamento de chaquetas antibala y nada de armas. Y los norcoreanos, apenas antiguos cohetes soviéticos que tenían guardados.

La ofensiva de invierno rusa fracasó. Acabó en un fiasco y los grupos armados rusos se culpan mutuamente[3]. Por su parte, Ucrania no puede iniciar su contraataque –que ya no será de una ofensiva de invierno, sino de primavera o de verano– mientras no reciba los pocos tanques que mendigó de Alemania (que a la fecha, les ha enviado 18) y de otros países, que se los prometieron tarde mal y nunca y en una cifra ínfima.

Al comienzo de la invasión, cuando las tropas rusas arribaron al aeropuerto de Hostomel –en Kiev, donde permanecieron durante las semanas siguientes, cometiendo innumerables crímenes– los ucranianos apenas tenían bazookas de esas que cargan al hombro para derribar los helicópteros procedentes de Bielorrusia. Los rusos desistieron de enviar aviones con tropas de ocupación, por temor a que también se los destruyeran con las bazookas. Así se abortó la toma de Kiev.

Durante décadas, los países europeos habían negado armas a Ucrania, precisamente para evitar una guerra con Rusia. Suponían, de acuerdo a la teoría enunciada al comienzo de esta columna que sin armas, no habría guerra. Esta circunstancia condujo a una virtual indefensión de Ucrania cuando –hace poco más de un año– empezó la invasión rusa a todo el territorio ucraniano.

En realidad, la invasión había comenzado antes, el 2014, cuando Rusia –aprovechando el desorden inmediatamente posterior a las manifestaciones del Euromaidán y la huída del presidente Yanukovich a Rusia[4]– invadió Crimea y las regiones del noreste de Ucrania. En aquel entonces, Ucrania no se podía defender, ya que no tenía armas. Rusia inició entonces una cruenta guerra local en Lugansk y en Donetsk.

La defensa de Ucrania el 2022 es considerada heroica, porque Ucrania era un país virtualmente desarmado. Pero su población mostró un ánimo inquebrantable de defenderse frente al imperialismo ruso que tantas veces en la historia había subyugado a su población. Esto mismo condujo al convencimiento de los países democráticos de que valía la pena ayudar a los ucranianos, ya que estaban dispuestos a defenderse y lo lograrían. Las manifestaciones de solidaridad y de apoyo a su población han obligado a los políticos a reconsiderar su posición inicial.

En otras palabras, el conflicto estaba allí. Provocado por Rusia con su invasión, consecuencia de la negación de la existencia del estado de Ucrania. Para Putin, en su creencia en un relato nacionalista de la historia, Bielorrusia y Ucrania son parte de Rusia. Nunca habrían sido nación y nunca serían un estado independiente[5]. Entre paréntesis, durante la guerra contra Ucrania, Rusia se ha apoderado de Bielorrusia que no puede considerarse un país soberano.

Hoy en día, ni Rusia, ni Ucrania tienen suficientes armas. Pese a ello, la guerra continúa. Putin sabe que, si retira sus tropas pierde el poder[6]. Y probablemente también su vida. Por su parte, Ucrania defiende su territorio y los ucranianos no tienen intención alguna de cederlo a Rusia. Además, saben que, si ceden un metro ahora, en un par de años, tendrán nuevamente tropas rusas en su frontera exigiendo más y más[7].

Rusia dice que tiene mil seiscientos tanques. Pero no reconoce que algunos no pasan de ser un prototipo, como el supuestamente poderoso tanque Armata o el aún más poderoso tanque denominado Terminator. Me pregunto qué dirá Schwarzenegger porque le copiaron el nombre.

Pese a sus supuestamente casi dos mil tanques, Rusia lanzó tuvo que recurrir a tanques soviéticos de los años ‘50. No, no es broma. Se trata de los BTR-50, un tanque de transporte con el que los soviéticos combatieron primero en la II Guerra y luego en Afganistán. Y del T-62, de la década de 1960, que fue el tanque principal en la fracasada guerra de Afganistán.

Los mercenarios del Grupo Wagner se quejan de no tener munición. Y los ataques a la producción de electricidad de Ucrania (un crimen de guerra) se efectúan –en el mejor de los casos– con cohetes de la Marina, porque Rusia carece de suficientes misiles de tierra. Por eso, ha tenido que recurrir a los drones suicidas de fabricación iraní. Los misiles rusos son tan antiguos que carecen de precisión lo que hace que los daños a los edificios adyacentes sean aún más grandes y mayor el número de víctimas civiles.

Por su parte, Ucrania pide y ruega que le envíen munición. A su vez, los países de Europa Occidental se arrastran frente al gobierno suizo ya que una de las fábricas de munición más importantes de Europa se halla en ese país. Los suizos, aducen su neutralidad y niegan la entrega de munición, lo que crea un problema enorme a sus aliados europeos. Probablemente cerrarán la fábrica en Suiza, lo que le va a crear un gran problema a la Confederación Helvética[8].

En el caso suizo, la neutralidad sólo ayuda a Putin. Pese a que la mayoría de la población suiza está a favor de enviar munición a Ucrania, el gobierno no cede. La única esperanza es que se reforme la constitución o se la interprete de otra manera, en este punto, ya hay una iniciativa del partido liberal suizo.

En definitiva, una de las causas del retraso de la anunciada contraofensiva de Ucrania, que intenta recuperar su territorio ocupado por los vecinos invasores, es la falta de armamento y de munición. La causa del fracaso del ataque de invierno ruso es –entre otras– la falta de munición y de tanques[9]. Los aviones de Ucrania están destruidos y Rusia no quiere enviar los suyos, por temor a que se los derriben.

La falta de munición rusa afecta a un país donde su industria armamentista pertenece casi en su totalidad al estado. Y donde su economía se ha convertido -a un año del comienzo de la invasión- en una economía de guerra. Con todas las restricciones que una economía de guerra lleva consigo, entre otras cosas, el desabastecimiento de productos básicos para la población, cada vez más pobre.

Entre tanto, la industria de armamento de los países occidentales ha pasado de ser “la mala de la película” a convertirse en nuestra gran esperanza. Pero esperanza o no, se encuentra presa de una maraña burocrática de la cual le va a costar salir y que no la deja producir como podría hacerlo sin tantas restricciones y permisos no concedidos.

Concluyo pues que esta guerra –en Rusia, se llama operación especial[10]– no va a detenerse porque a las partes les falten las armas. Los rusos atacan a Ucrania incluso con tanques sacados de los museos. Y los ucranianos se defienden aún con bazookas al hombro, ya que, como ellos dicen, cualquier cosa es mejor que caer nuevamente bajo el dominio ruso.

Así pues, donde hay un conflicto, puede haber una guerra. Por otra parte, las armas pueden ser -como en la Guerra Fría- un elemento de disuasión, que indica al enemigo “hasta aquí” y no más allá. Es el lema “no pasarán” de los ucranianos. Pero este sería un tema para otra columna.

En suma, la teoría según la cual, si no le das armas a Ucrania, se acabará la guerra, no sólo es una tesis equivocada, sino que llevaría a que lo único que se acabara fuese Ucrania. Si Rusia no tuviera armas, se acabaría la guerra; pero si Ucrania no tiene armas, se acabará Ucrania[11].


[1] Por eso, me parece tan importante fomentar la solución pacífica de las controversias internacionales.

[2] Alfred Gusenbauer, ex primer ministro de Austria y muy bien informado en temas rusos.

[3] La ofensiva rusa sería pomposamente celebrada si triunfaba. Pero se la pasaría en silencio, si fracasaba. Esto lo advertimos a comienzos del invierno. La segunda alternativa es la que finalmente ha tenido lugar.

[4] El presidente por gracia de Rusia, Yanukovich huyó en un helicóptero a Rostov del Don. Es por eso que Selensky, pocas horas después de la invasión, cuando le habían ofrecido un helicóptero para salir del país, respondió que no necesitaba que le mandaran un vehículo para huir, sino armas para defender su país: “I need ammunition, not a ride”, ver mi columna Putin, el Gigante Aparente

[5] “Putin se pasó la pandemia encerrado leyendo libros de historia de nivel escolar”, El nuevo imperialismo ruso y Carl Schmitt

[6] Sería reemplazado por alguno de los war lords a su alrededor. Kadyrov, Shoigu, Prigozhin, quién sabe. Nada bueno se puede esperar de esa camarilla. En todo caso, hasta ahora, Putin está bien firme en su posición.

[7] Y lo mismo saben los polacos, los habitantes de los Países Bálticos, los finlandeses y hasta los alemanes del Este.

[8] La neutralidad suiza sirvió mucho durante las dos guerras mundiales, en que los suizos de habla francesa estaban de parte de Francia y los de habla alemana, de Alemania y de Austria. Pese a ello, el estado suizo mantuvo la neutralidad. Hoy, la neutralidad no tiene ningún sentido.

[9] Muchos preveían que ya no habría más guerras con tanques. Se decía que la próxima guerra sería cibernética. En lo único que no se equivocaron es en anunciar la importancia que tendrían los drones.

[10] Si la llamas guerra, te mandan a la cárcel como acaba de pasar con Vladimir Kara-Mursa que pasará 25 años en un campo de trabajo.

[11] Invito a leer mi columna Si Rusia deja de luchar no habrá más guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá más Ucrania

La niebla de la guerra

La guerra es el campo de la incertidumbre; tres cuartas partes de las cosas sobre las que se construye la acción en la guerra yacen en la niebla de una incertidumbre más o menos grande. Aquí, entonces, es donde un raciocinio fino y penetrante es llamado por primera vez a descubrir[1] la verdad con el latido de su juicio[2] [3].

Esta es la frase de Clausewitz[4] que da origen a la famosa expresión niebla o bruma de la guerra, concepto que se encuentra en el capítulo dedicado al “genio de la guerra”[5] del que tanto se escucha actualmente en torno al conflicto en Ucrania. O más bien contra Ucrania, como más propiamente se la llama, ya que es una guerra de agresión contra el estado y el pueblo ucraniano, cuya existencia es negada por Putin y su camarilla.

La niebla o la bruma de la guerra (fog of war es llamada en inglés) no es el polvo que levantaban los caballos o la infantería en una batalla de la época de Clausewitz. Ni tampoco, el humo de los cañones de aquel entonces. El libro Vom Kriege o De la Guerra fue publicado en 1832–1834. Es una publicación póstuma, ya que Clausewitz murió en 1831.

“La niebla de guerra se refiere al hecho de que la información relevante para la guerra siempre está sujeta a incertidumbres e incompleta debido a diversas circunstancias (por ejemplo, el caos de la guerra, la interrupción de los canales de información, el engaño del enemigo)”[6], nos explica Wikipedia en alemán (el idioma de Clausewitz).

En la época actual, la primera asociación que me viene a la mente cuando pienso en la niebla de la guerra, es la situación de hoy en Ucrania. Me refiero en primer término a las respectivas burbujas en que nos movemos y de las cuales recibimos la información. Como decía un analista político alemán (Carlo Masala): “nosotros vivimos en la burbuja ucraniana”, ya que nos informamos de las noticias que nos llegan de este lado de la frontera. Personalmente, me alegro de no recibir la información a través de military blogs rusos de escasa credibilidad.

Salvo que seas especialista en el tema y que hables ruso y ucraniano, la información que recibimos nos llega a través de los medios tradicionales occidentales, si eres una persona seria. O, si no lo eres, a través de las redes sociales. Para mí, lo mejor es una mezcla de las dos semi burbujas: redes sociales (pero no Facebook) y medios serios que, muchas veces, ponen sus links en redes sociales. Los videos de Instagram me permiten intuir el desenlace de la guerra antes de leer lo que ha ocurrido, en la prensa seria.

Hoy en día, no puedo decir que exista una “interrupción de los canales de información”, como la que describe Clausewitz, muy por el contrario: hay demasiada información. Y toda, al mismo tiempo. Es el fenómeno que denomino simultaneidad de la información[7].

En un momento en que resurge la desinformación, como en la peor época de la guerra fría, hay que aprender a distinguir entre la información verdadera, la falsa y la un poco verdadera y un poco falsa.  Hoy en día, nuestro “raciocinio fino y penetrante” tiene más bien que ser empleado en discernir qué información es verdadera y cuál no lo es. Y antes que eso, escoger las fuentes fiables de información, descartando las falsas, engañosas o conspiranoicas.

La segunda asociación que me viene a la mente al oír la expresión “niebla de la guerra”, dice relación con el reciente leak de información estadounidense. El leak apareció ya hace algunas semanas, primero en la plataforma Discord y después en la red social Telegram[8] (que se caracteriza por ser el medio de difusión de teorías de la conspiración); pero los grandes diarios publicaron recién el fin de semana sendos artículos periodísticos sobre el tema. Y, aunque algunos lo nieguen, los grandes medios de comunicación siguen dando la pauta en la información que recibe lo que aún podríamos llamar la opinión pública.

Se puede pensar que los documentos son falsos, como dice mucha gente, porque las fotos presentan páginas arrugadas, porque los documentos aparecen encima de una mesa y se ve lo que está junto a la mesa, lo que es poco y nada profesional, hasta para un aprendiz de espía. Además, hay documentos con cifras distintas en uno y otro canal de Telegram. Probablemente, los mismos actores rusos que subieron las fotos a la red, corrigieron hacia abajo las cifras de pérdidas rusas, de material y de hombres, para que Rusia quedara mejor puesta.

La otra posibilidad es que las páginas fotografiadas sean falsas o -como algunos piensan- mitad verdaderas, mitad falsas. Esto, para que los rusos piensen que las cosas son como se dice en los documentos revelados y no como son realmente. Esto es, la información sería un engaño, una maniobra engañosa. Por ej., para que los militares rusos crean que Ucrania tiene menos munición o para que crean que los ucranianos atacarán en tal o cual lugar, en circunstancias que planean atacar en otro.

Esto también en el caso que el joven militar que las robó crea que son verdaderas. Al parecer, las fotocopió y las fotografió en su casa. Es un joven de esos “loco por las armas” y de derecha norteamericana, probablemente un partidario de Trump.

O tal vez, para dejar mal a Estados Unidos frente a algunos países (Corea del Sur, Israel) o para sembrar la duda o la desconfianza entre ellos. Para que los servicios de inteligencia no colaboren entre sí sino que oculten lo que saben por temor a que su información sea entregada a la prensa o -lo que es peor- al enemigo.

Por otra parte, a la usanza de los trumpistas, puedo preguntar ¿cui bono? ¿A quién benefician los leaks? En realidad, a nadie. Salvo a alguna de las partes en conflicto que, en algún momento, tienda un manto de niebla con el objeto de ocultar algo o para hacer creer a la otra parte -al enemigo- algo que no es verdad, para así engañarlo.

Pienso que, en el affaire de los leaks norteamericanos, estamos frente a la niebla de la guerra en su versión más propia. ¿Son los leaks simples mentiras o engaños que llevan a tomar decisiones falsas y sembrar la confusión? Repito: también en el caso de que el joven gamer que los robó, esté convencido de su veracidad. O tal vez, ¿son documentos verdaderos? En ese caso, ¿Ucrania cambiará sus planes? ¿Cambiará Rusia los suyos? Quién sabe…

Lo sabremos tal vez en cien años, cuando Estados Unidos desclasifique sus documentos secretos y si es que Rusia deja de ser un país totalitario y permita a historiadores e historiadoras acceder a documentos secretos. Sólo entonces, podremos saber la verdad. Por ahora, sólo la podemos tantear o vislumbrar en medio de la niebla de la guerra.


[1] Clausewitz escribe herauszufühlen, que significa tantear, palpar, sentir, percibir, explorar, tocar, detectar, intuir, etc.

[2] El original de Clausewitz: Der Krieg ist das Gebiet der Ungewißheit; drei Vierteile derjenigen Dinge, worauf das Handeln im Kriege gebaut wird, liegen im Nebel einer mehr oder weniger großen Ungewißheit. Hier ist es also zuerst, wo ein feiner, durchdringender Verstand in Anspruch genommen wird, um mit dem Takte seines Urteils die Wahrheit herauszufühlen.

[3] Hay una traducción que descubro en una página española titulada La niebla de la guerra: “La guerra es el reino de la incertidumbre. Las tres cuartas partes de los factores en que se basan las acciones bélicas están envueltas en una niebla de mayor o menor incertidumbre. Se exige un juicio sensato y perspicaz, una inteligencia entrenada en desvelar la verdad”. No me parece correcto traducir Gebiet por reino. Curiosamente, esa misma página de internet tiene el link a una traducción del libro de Clausewitz con otra traducción completamente distinta a la copiada por ellos: “La guerra implica una incertidumbre; tres cuartas partes de las cosas sobre las que se basa la acción bélica yacen ofuscadas en la bruma de una incertidumbre más o menos intensa. Por tanto, aquí se precisa, antes que nada, un entendimiento fino y penetrante que perciba la verdad con un juicio atinado”. Esta última traducción está en una biblioteca virtual

[4] Tengo a la vista mi edición del libro de Karl von Clausewitz, Vom Kriege, Insel Verlag, Leipzig 1917, página 52.

[5] Capítulo 3 del primer libro. Son ocho libros en total. Así que la frase en comento está más o menos al comienzo de la obra.

[6] Traducción de Nebel des Krieges

[7] Me referí a este fenómeno en El estallido del populismo en Europa y Latinoamérica

[8] Telegram es una red rusa y no alemana como alguna gente cree.

Armas para Ucrania

En mi columna Mientras más armas, más corta la guerra, relaté una conversación sumamente interesante con una historiadora y antropóloga rusa que también salía del consulado de la Federación rusa de la ciudad donde vivo. En “Que se vayan todos los políticos”, me referí a otra conversación, algo menos interesante con otra señora rusa que salía del consulado general, luego de haber hecho algún trámite.

Hoy, me gustaría contarles de otra persona que se acercó a conversar con nosotros. Esta vez, no era una señora rusa, sino una señora alemana. Ya de sus años, pero muy bien llevados, muy “deportista”, esa mañana había salido a caminar unas cuantas cuadras, como todas las mañanas, nos contó. Nos contó que apoyaba a Ucrania y que había participado en la primera manifestación frente al Consulado, el mismo 24 de febrero del 2022.

Se acercó a nosotros, porque -nos explicó- quería hacernos una pregunta, algo que le preocupaba desde hacía semanas. Nos contó que ella era feligresa de la Iglesia evangélica y que su iglesia está dividida en torno a la cuestión de las armas para Ucrania. La mitad de los evangélicos alemanes piensa que sí hay que entregar armas y la otra mitad no, nos dijo. Ella, como “pacifista”, no estaba de acuerdo con la entrega de armas. Pero quería saber nuestra opinión.

Yo le dije que yo estoy de acuerdo en entregar armas a Ucrania. Más aún, creo que es una necesidad ayudar a los ucranianos y a las ucranianas a defenderse. La guerra de Rusia contra Ucrania es claramente una guerra de agresión y el derecho internacional no sólo no nos prohíbe entregar armas a un país atacado, sino que nos obliga a ello. Más aún si existen dos resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que condenan la invasión rusa. Y la condena fue votada a favor por la inmensa mayoría de los países del mundo representados en la Asamblea. Podemos contar con los dedos de una sola mano los países que votaron a favor de Rusia.

Mi amigo -también extranjero, más concretamente irlandés- que participaba conmigo en la manifestación agregó que él estaba de acuerdo con la entrega de armas y que lo veía como una necesidad, como una exigencia de solidaridad internacional. Él no dijo que era irlandés, sino que era británico y a la señora se le caía la baba al escuchar a un “inglés”.

Entonces ella aprovechó de decir que su papá había partido a la guerra en 1941 y no me quedó claro si volvió o no, tampoco quise preguntárselo, ni preguntarle si su papá era o no partidario del nacionalsocialismo, como la mayoría de los alemanes protestantes de entonces.

Le dije que recordara la reunión de 1938 en München. En ella, la política del appeasement no había detenido a Hitler, muy por el contrario. Chamberlain (el primer ministro más poderoso de Europa y el único que podía hacerle frente a Hitler) se decidió a aceptar la invasión de los territorios checos de lo que entonces los nazis llamaban Los Sudetes. Esta es una denominación ahistórica, que comenzó a usarse después de 1918 y denomina las regiones de Moravia y Bohemia, en que la mayoría de los habitantes hablaba alemán (alemán de Austria, era gente que poco y nada tenía que ver con Alemania, su cultura era muy distinta).

Neville Chamberlain podría haberle dicho a Hitler que no. No a la invasión y posterior anexión de la región de Los Sudetes. Pero, Gran Bretaña aceptó la exigencia del canciller Hitler y Chamberlain regresó “triunfante” a Londres y al bajar del avión mostró el papel con su firma y la de Hitler -y también de Mussolini y de Édouard Daladier- en el Tratado de München de septiembre de 1938.

El premier británico estaba convencido que había evitado la guerra y logrado la paz, a cambio de un -para él- territorio checoslovaco insignificante ubicado justo en la frontera con Baviera. Hoy en día, alguna gente dice que hay que negociar con Putin y aceptar que ocupe Crimea y el Este de Ucrania a cambio de la paz. A Hitler y a Putin, este tipo de concesiones sólo le abren más el hambre. Después de los Sudetes, Hitler se hizo de toda Europa continental que quedó bajo poder de los alemanes. Lo mismo pasaría con Putin si aceptamos cederle territorio de Ucrania. Seguirán Moldavia, Georgia y mejor no pensar en qué más están reclamando… Kadyrov exige incluso el Este de Alemania[1].

Chamberlain, Mussolini y Daladier no le preguntaron a los checos si ellos estaban dispuestos a cederles parte de su territorio a Alemania nazi. Hoy, hay gente que cree que la decisión sobre el territorio de la República de Ucrania no es algo que concierne a Ucrania, sino que la decisión debe ser tomada por otros países. Por países más grandes, más necesitados de gas o de petróleo, más cómodos o más cobardes… O países que, simplemente, no quieren más estrés.

La señora argumentó que ella nunca usaría armas. Que preferiría que la mataran. Aseguró que ella no haría nada y eso es lo que debería hacer Ucrania: “dejar pasar de largo a los agresores sin hacer nada”. Le respondí que la agresión rusa no “pasa de largo”, sino que se queda. Putin invadió Ucrania y quiere quedarse, anexar Ucrania a su territorio. La guerra de agresión rusa no es una cosa que pasa y después Ucrania pueda seguir su camino. Puesto que si Rusia deja de luchar no habrá más guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá más Ucrania

Lo que se me pasó preguntarle fue si ella tampoco haría nada si tiene familia a la que defender. Porque ella puede tomar la decisión de no hacer nada; pero qué pasa con la gente a su lado, hijos, por ej. Tal vez la vea de nuevo y la pregunte. Nuestra decisión acerca de cómo reaccionar ante un ataque no nos afecta sólo a nosotros, sino al grupo de gente a nuestro lado.

Le pregunté si conocía los crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas en Butscha e Irpin, por ej. Ya debido a tales crímenes no se puede hablar de que las tropas rusas “pasen de largo”. Como si después de invadir Ucrania, se retiraran pacíficamente y todo siguiera igual. Le pregunté si ella no ayudaría a una mujer que está siendo violada… Nuestra interlocutora parecía decir aquello que describí en mi columna Cuando me violaron: “Lo mejor es que no te resistas, cálmate, entrégate, deja que termine de violarte. Total, es sólo una violación, después vas a poder seguir con tu vida y te vas a olvidar de este episodio. O perdonarás a tu violador que tal vez se convierta en tu amante”.

La invité a volver y hablar con un pastor protestante que viene muy seguido a nuestra manifestación. Él, es fundador de un grupo pacifista; pero ahora es, sin duda, partidario de entregar armas a Ucrania. Nos despedimos muy amablemente y ella siguió su caminata. Me pregunto cuántas abuelitas en Mariupol, en Lisichansk o en cualquier otra ciudad en Ucrania, pueden salir tan descuidadas a caminar por la mañana sin riesgo de su vida…


[1] Curiosamente, en el territorio de la otrora República democrática alemana o Alemania comunista, Putin tiene muchos fans.

La inconsecuencia argentina

Esta mañana, leí un artículo de un think tank o de alguna organización gubernamental argentina, o tal vez de ambos, en que los autores sostenían que Gran Bretaña haría un doble juego: por una parte en Ucrania, por otra parte en las Falklands o Malvinas. El artículo hablaba de las Malvinas. Yo prefiero usar los dos nombres, creo que hacerlo es más acorde con la realidad.

De acuerdo a la libre determinación de los pueblos, el autor criticaba a Gran Bretaña por haber rechazado el referéndum que se realizó en Ucrania, para decidir si cierto territorio se quedaba en Ucrania o podía ser anexionado por Rusia. No sé si se referiría al de Crimea o a los más recientes de los Oblast ocupados por los rusos y que se realizaron en medio de una situación de guerra intensa. El autor no lo especifica, tal vez ni siquiera sabe que hubo dos.

No entiendo la lógica o la ilógica de la argumentación. En las Islas Falklands o Malvinas se realizó en 1986 (la guerra fue en 1982) un referéndum en el que la alternativa de continuar perteneciendo a Gran Bretaña ganó no por un 100%[1], pero sí por una cifra cercana al 100%. Supongo que, por no parecer post soviéticos, alguien habrá votado en blanco o tal vez algún pingüino se coló en una urna y nadie se dió cuenta[2]. Aparte del referéndum de 1986, se efectuó otro el año 2013, en que “el 99,8% votó a favor de seguir siendo territorio británico, con sólo tres votos en contra”[3].

Parece que lo que quiere decir el autor del artículo en comento es que, si Gran Bretaña había sometido a un referéndum la cuestión de las Malvinas, de igual manera debería dar la razón a Rusia y aplaudir la celebración de sendos referendos en territorios ocupados. No se da cuenta el autor que los referendos rusos fueron sólo una farsa: falsos referendos sin más que una alternativa, en una situación de guerra, sin registros electorales y con una pistola en la nuca.

No se puede comparar los referendos realizados en las Islas Malvinas o Falklands con los falsos referendos que supuestamente realizó Rusia en las regiones ocupadas militarmente en Ucrania. Por lo demás, el referendo realizado en Crimea fue inmediatamente condenado (2014) por la Asamblea General de las Naciones Unidas, por una amplia mayoría[4]. Lamentablemente Argentina fue uno de los pocos países que se abstuvo en la votación[5].

Pienso que los dos referendos realizados en las Malvinas reflejan, recogen, respetan… no sé cómo llamarlo… el principio de la libre determinación de los pueblos, ya que se efectuó una votación en que, por decirlo de alguna manera, ganó Gran Bretaña. No se me ocurre cómo pueda haber más determinación de los pueblos que mediante un referéndum efectuado de manera libre e informada, sin una pistola en la sien o en la nuca (a la antigua usanza soviética), como ha ocurrido en los territorios de Ucrania ocupados por los rusos.

Pero claro, Argentina pretende contar con el apoyo de Rusia -y aparentemente también de China- al menos de palabra, en lo relativo a su exigencia territorial sobre las Islas. Y, en consecuencia, tiene que rendirle tributo a sus patrocinadores. El gobierno de ultraizquierda de Argentina (pese a que el peronismo es, en sí un movimiento fascista; pero la ultraizquierda y la ultraderecha poco y nada se diferencian[6]) tendría que comprender cuanto antes que con esta actitud rastrera no van a lograr nada, al menos nada bueno.

No sé si el gobierno argentino no se da cuenta que se está convirtiendo en una simple pelota en el juego de dos potencias -una regional y otra menos regional-. A las “potencias” no les interesa en lo más mínimo ni la soberanía argentina, ni su soberanía sobre las Malvinas. Lo único en lo que tienen fija su mirada es en bases navales, militares o de otra índole en territorio argentino y si a este territorio se les puede sumar islas al fin del mundo, tanto mejor. Esto, aparte de la pesca y la explotación de gas y de petróleo en forma exclusiva en torno a las islas, en forma de concesiones, por ejemplo.

No es inconsecuencia por parte de Gran Bretaña rechazar los falsos referendos efectuados por los rusos en Ucrania y haber aceptado el organizado por ellos mismos (cómo podía ser de otra forma, si ejercen soberanía y administran las islas desde hace casi dos siglos) en las Falklands o Malvinas. La inconsecuencia sería rechazar el de las Malvinas y aceptar los fraudulentos plebiscitos rusos en las provincias ucranianas, cuyo único objetivo era dar la apariencia de legitimidad a una guerra de agresión, a la invasión a un país y a la anexión de su territorio. Esto sí que sería una abierta contradicción al principio de autodeterminación de los pueblos.

La inconsecuencia es del gobierno argentino que se abstuvo de condenar el plebiscito fraudulento de Crimea y Sebastopol y que cifra sus esperanzas en las diatribas bélicas de Putin y de Medvedev y recientemente cree contar con el apoyo chino[7]. Son simplemente diatribas y nada más. A la hora de los quiubos, los aprendices de imperialistas (hoy se habla de neo-imperialismo) no van a mover un dedo por Argentina. Cuando antes lo entienda el gobierno de Buenos Aires, tanto mejor para ellos mismos.


[1] La alternativa British sovereignty obtuvo 96,45%, esto es 869 votos. La alternativa Independence obtuvo 1,66% con 15 votos. Argentine sovereignty 0,33% con 3 votos. United Nations Trust Territory 0,33%        con 3 votos. Otros 1,22% con 11 votos. Invalid/blank 11 votos. Votaron 911 personas, de 1.033 registrados. Los resultados están en Wikipedia

[2] “An unofficial status referendum was held in the Falkland Islands on 2 April 1986. The result was 96% in favour of continued British sovereignty, with 88% of registered voters taking part”, en Wikipedia 

[3] Wikipedia nos explica que “Los días 10 y 11 de marzo de 2013 se celebró en las Islas Malvinas un referéndum sobre su estatus político. Se preguntó a los isleños de las Malvinas si apoyaban o no la continuación de su estatus como Territorio de Ultramar del Reino Unido ante el llamamiento de Argentina a negociar la soberanía de las islas. Con una participación del 92%, el 99,8% votó a favor de seguir siendo territorio británico, con sólo tres votos en contra”.

[4] “Recalca que el referendo celebrado en la República Autónoma de Crimea y la ciudad de Sebastopol el 16 de marzo de 2014, al no tener validez, no puede servir de base para modificar el estatuto de la República Autónoma de Crimea o de la ciudad de Sebastopol”, Resolución 68/262 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

[5] Los resultados de la votación están aquí

[6] El extremismo en la teoría de la herradura o de la U

[7] Invito a leer mi columna La guerra de las Malvinas y Putin

“Que se vayan todos los políticos”

Esta semana, durante la manifestación semanal frente al consulado ruso en la que participo regularmente, se acercaron dos personas a conversar con nosotros. La primera fue una señora rusa que salía del consulado, después de haber hecho algún trámite[1]. Nos dijo que la solución era que todos los políticos, de todos los países (incluyendo los rusos) se fueran, que dejaran el poder. Si los políticos se van, no habría más guerras. Se van todos y se acaba la guerra actual, contra la que mis compañeros y yo protestábamos, nos aseguró.

Este último tiempo, yo protesto con la bandera de la oposición rusa, con sus tres franjas celeste, blanca y celeste. La señora rusa me preguntó qué bandera era (primero me habló en ruso). Con la máxima paciencia, le expliqué que era la bandera que muestran los opositores en la misma Rusia. Como actualmente es la bandera para protestar contra la guerra, también se llama bandera anti-guerra. La señora no la conocía, lo que no me extraña ya que, en la televisión estatal rusa (Russia Today[2] y otros medios de desinformación) no se muestra esta bandera.

Sobre el tema políticos, le dije que cada sociedad tiene los políticos que ella misma es capaz de formar. En otras palabras, lo que en Latinoamérica decimos con el popular “cada sociedad tiene los políticos que se merece”. Yo tampoco confío (al menos no ciegamente) en los políticos[3], por esa misma razón, estoy aquí protestando. Asimismo, no me pierdo votación y voy a sufragar siempre, aunque algunas veces me cueste. Esto último, preferí no decírselo, ya que en Rusia, tu voto no vale nada.

Pocos minutos después, se acercó una chica joven con un anillo en la nariz, estaba armando un cigarrillo de esos que fuman quienes ahorran dinero y se lo preparan ellos mismos. Se acercó de a poco y nos dijo -no sin resignación- que su mamá siempre está en contra de todos los políticos. Como ya tenía su cigarrillo listo, le dijo a la señora rusa que ya era hora de irse. Nos despedimos amablemente y les deseamos un bonito día y un buen viaje de regreso a casa.

No estamos en contra de los rusos, del pueblo ruso, muy por el contrario. En lo personal, siempre he sido rusófila[4]. Pero por eso mismo, me duele aún más que el país sea destruido, en una guerra fratricida y sin sentido. Que la población que ya era pobre, se empobrezca aún más gracias a esta guerra en la que Putin ha embarcado a la Federación rusa y que causa tanto dolor y tanto sufrimiento a tanta gente. En primer término en Ucrania, y también en Rusia y en tantos otros países cercanos y lejanos que sufren las consecuencias bélicas y económicas de la guerra[5].

Hasta ahora, Rusia ha perdido doscientos mil hombres en la guerra y cada día pierde un promedio de entre 500 y 800 militares… En los últimos días, la cifra llega a mil soldados caídos por día. La mayoría de ellos procede de lejanas repúblicas rusas de Asia Central, de Siberia o simplemente de las cárceles. Ni de Moscú, ni de San Petersburgo. Los hijos de los siloviki están igualmente exentos de pelear[6].

Sin duda, la señora que salía del consulado ruso después de haber hecho algún trámite y se acercó a conversar con nosotros[7], no pertenece a la oligarquía, de manera que sus sobrinos en Rusia, bien pueden ser reclutados, salvo que ya hayan escapado hacia Georgia, Kazajstán o Finlandia. Rusia tiene muchas armas, un enorme arsenal, incluso atómico, el más grande del mundo. Se dice que lo que a su arsenal le falta en calidad, lo suple con la cantidad. Pero le faltan hombres. Putin necesita soldados, ya que incluso se le están acabando incluso los mercenarios.

Por último, el slogan que se vayan todos los políticos (el grito argentino de los años cero) tampoco soluciona nada. Se imaginan qué pasaría si no hubiera alguna “jefatura del estado”, por llamarla de alguna forma. El mundo caería en la más absoluta de las anarquías. El Leviatán de Hobbes se quedaría corto. En Rousseau y en su “buen salvaje” ya nadie cree. Sería la lucha de todos contra todos. La gente se organizaría tal como en la época medieval o en la temprana edad moderna o tal vez como en la edad de piedra, quién sabe.

Quién haya leído la trilogía “Metro” del escritor ruso Dmitri Glukhovsky se puede hacer una idea de lo que ocurre si desaparece el estado y la gente se une en torno a otros intereses… Entre paréntesis, en la distopía de Glukhovsky, los sobrevivientes a una catástrofe nuclear viven en la red del Metro de Moscú. El escritor ruso -contrario a la guerra y que debió huir de su país y refugiarse en algún lugar de Europa[8]– cuenta que muchos de sus lectores ucranianos le escriben y le dicen “mira, ahora vivimos nosotros en la red del Metro debido a los ataques rusos”.  

Sinceramente, no quiero que se vayan todos los políticos. Sólo algunos…


[1] En mi columna Mientras más armas, más corta la guerra, relaté nuestra conversación con una historiadora y antropóloga rusa que también salía del consulado.

[2] Tengo entendido que la central de Russia Today en castellano está en Argentina. Que me corrijan los amigos argentinos si esto no es así.

[3] Soy demasiado seguidora de Popper para eso. Todas las columnas en que he mencionado a Popper en este blog, los pueden encontrar aquí

[4] Incluso, con una amiga rusa, tuvimos un blog en que conversábamos sobre Rusia. Se llamaba Rachmaninoff y un poco más acerca de Rusia

[5] Miren no más el tema del desabastecimiento, en La guerra del hambre o el hambre como arma

[6] “Como señalé en una columna anterior, la mayoría de los hombres reclutados en la llamada movilización parcial procede de lejanas repúblicas de la Federación Rusa. En general, de Asia Central y especialmente de Siberia. Pienso que eso no los hace ni más, ni menos capaces de cometer crímenes de guerra que a los habitantes de Moscú o de San Petersburgo, que no son reclutados”, en: El Papa y Ucrania

[7] Sobre la segunda señora, prometo contarles en los próximos días.

[8] Glukhovsky no quiere revelar dónde, porque, aunque dice que él no tiene miedo, prefiere ser precavido. Después de los innumerables envenenamientos y asesinatos a mano armada, incluso en Europa occidental, por parte de agentes del servicio secreto ruso, no me extraña.

Más sobre la corrupción en Ucrania


Hace algunos meses, escribí acerca de la corrupción en Ucrania. Mi motivación fue que algunas personas -incluso una amiga- insinuaban o decían abiertamente que no se podía apoyar a Ucrania, porque es un país muy corrupto. Los recientes acontecimientos en Kiev, sobre todo la destitución del ministro de defensa por un caso de corrupción, parecen corroborar el alto grado de corrupción en Ucrania.

Esto es especialmente grave porque la lucha es contra la agresión rusa y no debería ser una oportunidad para seguir con el sistema de llenarse los bolsillos con dinero ajeno sólo por estar en el poder[1]. En un estado de derecho, quienes han sido elegidos en puestos públicos, son servidores de los ciudadanos -Servidores del pueblo- y no mafiosos al estilo post-soviético.

El índice de Transparency[2], que acaba de aparecer, se refiere expresamente a Ucrania en sus primeras páginas y lo hace en los siguientes términos: Ucrania avanza en la lucha contra la corrupción, lo que también se refleja en el CPI o índice de percepción de la corrupción. En los últimos diez años, Ucrania ha subido un total de siete puntos. Sin embargo, el país se mantiene en la mitad inferior de la lista, en el puesto 116 con 33 puntos. En comparación con el resto de Europa, sólo Rusia (puesto 137 con 28 puntos) obtiene peores resultados[3].

En realidad, esta columna debería llamarse menos corrupción en Ucrania.

El año 2021, Rusia ocupaba el lugar 136 y Ucrania, en el 122 con 32 puntos[4]. De manera que, a quienes insinúan que no se puede apoyar a Ucrania, sino que prefieren apoyar a Rusia, me permito recordarles que Rusia es un país mucho más corrupto y cuyo gobierno no tiene intención alguna de mejorar en este sentido. De partida, porque como dicen Kasparov y la historiadora rusa de la que les hablé en mi columna Mientras más armas, más corta la guerra, el estado ruso es una organización mafiosa y Putin es un verdadero capo di tutti capi o un vil padrino, como lo denomina Kasparov[5].

Transparency continúa: No obstante, se está avanzando. Los avances se deben, por ejemplo, a que la administración se ha digitalizado mucho y se ha introducido un sistema de contratación digital. Además, se han creado nuevas instituciones anticorrupción, que también actúan contra altos personeros en el gobierno. Así ha quedado demostrado recientemente, entre otras cosas, con la detención de Vasyl Losynskyji, viceministro de Desarrollo Regional, sospechoso de soborno. El hecho de que esto se hiciera transparente y de que el gabinete expulsara rápidamente al ministro, demuestra una voluntad política muy fuerte[6].

En suma, Transparency International Ucrania cree que el proceso de adhesión a la UE ofrece una oportunidad para que los actores progresistas de la lucha contra la corrupción emprendan nuevas reformas ambiciosas y aceleren su aplicación[7]. Palabras prometedoras que espero que se cumplan.

Es difícil, sobre todo en medio de una guerra; pero creo que circunstancias excepcionales hacen posible y exigen reformas igualmente excepcionales y que los ucranianos y las ucfanianas han demostrado que son capaces de mucho, de mucho más de lo que pensábamos que serían capaces. Creo que merecen nuestra confianza y nuestro apoyo, tanto en la lucha en defensa de su territorio frente a la guerra de agresión, como también en su batalla contra la corrupción. Y, obviamente, en su ingreso a la familia europea, representada por la Unión que lleva su nombre.


[1] Más o menos esto es lo que  dijo Selenski claramente, hace dos o tres noches, en la correspondiente edición de su diario mensaje nocturno.

[2] CORRUPTION PERCEPTIONS INDEX 2022

[3] “Die Ukraine macht bei der Korruptionsbekämpfung Fortschritte, die sich auch im CPI zeigen: Im Laufe der letzten zehn Jahre hat die Ukraine insgesamt sieben Punkte hinzugewonnen. Gleichzeitig steht das Land mit 33 Punkten jedoch weiterhin in der unteren Hälfte des Rankings auf Platz 116. Im europäischen Vergleich schneidet nur Russland (Platz 137 mit 28 Punkten) schwächer ab”, KORRUPTIONSWAHRNEHMUNGSINDEX 2022

[4] “Rusia ocupa el lugar 136, con 29 puntos en el ranking de Transparencia Internacional. Ucrania está en el puesto 122 con 32 puntos”, Corrupción en Ucrania

[5] “Kasparov: Russia is a mafia state today, and Putin is its top godfather. The regime is in trouble economically and can no longer offer anything to its citizens. That’s why Putin has to pursue an aggressive foreign policy, so he can serve his people the fairy tale of Russian pride and regaining its strength as a major power”, Putin Needs Wars To Legitimize His Position

[6] “Dennoch: Es geht voran. Die Fortschritte sind zum Beispiel darauf zurückzuführen, dass die Verwaltung sehr stark digitalisiert und ein digitales Beschaffungssystem eingeführt wurde. Außerdem wurde eine Reihe neuer Institutionen zur Korruptionsbekämpfung geschaffen, die auch gegen hochrangige Regierungsmitglieder vorgehen. Das zeigte sich jüngst u.a. durch die Festnahme des unter Bestechungsverdacht stehenden Vize-Ministers für Regionalentwicklung Wasyl Losynskyji. Dass dies transparent gemacht wurde und das Kabinett den Minister sehr zeitnah ausgeschlossen hat, verdeutlicht einen deutlich stärkeren politischen Willen”, KORRUPTIONSWAHRNEHMUNGSINDEX 2022.

[7] “Insgesamt bietet nach Einschätzung von Transparency International Ukraine der EU-Beitrittsprozess den bei der Korruptionsbekämpfung progressiven Akteuren eine Steilvorlage, um weitere ambitionierte Reformen durchzuführen und deren Umsetzung zu beschleunigen”, KORRUPTIONSWAHRNEHMUNGSINDEX 2022.

No a la desglobalización. Diversificación y redundancia

Ante la falta de  productos y frente a la interrupción de las cadenas de abastecimiento originadas, primero por la pandemia y ahora por la guerra en Ucrania, muchos plantean la necesidad de una desglobalización. Ello, debido a que la globalización habría sido causante de los problemas de abastecimiento que sufre el llamado primer mundo.

Desglobalización es el nuevo grito de batalla tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda. Los unos emulan el “america first” de Trump. Los otros, tal vez al antiguo socialismo nacionalista, tan propio, por ejemplo del socialismo latinoamericano y del antiguo estatismo europeo de los años 20 y 30, antecesor por ejemplo del fascismo italiano.

Recordemos que el socialista Mussolini no dejó de ser socialista, sino que agregó el nacionalismo a su ideología original. Hitler, por su parte, era llamado líder de los trabajadores (Arbeiterführer[1]), en la Alemania de Weimar, que él contribuyó a destruir. Su partido llevaba en su mismo nombre el título de “partido de los trabajadores”[2].

El fascismo y el nacional socialismo fueron ideologías enemigas de los conservadores y de las elites. De lo que se denomina despectivamente como “los de arriba”. O del establishment, para hablar con los alt right de todo el mundo.

A mi modo de ver, la respuesta a los problemas actuales de desabastecimiento no es desglobalizar y retroceder en el tiempo en esa extraña retrofilia que embarga a los extremos políticos actualmente. La respuesta es más bien la diversificación.

Y, en lo personal: buscar alternativas o sucedáneos.

Siempre puede haber pandemias, guerras o barcos que se quedan parados en medio del Canal de Suez y que impiden el paso de los otros barcos. Cisnes negros y también cisnes grieses ha habido muchos en la historia y seguirá habiéndolos.

Asimismo, pienso que no es ni neoliberalismo, ni liberalismo, ni globalización querer pagar siempre el más bajo precio. Eso también puede ser una irresponsabilidad y un comportamiento negligente. Hay personas que se quejan del desabastecimiento actual, pero que serían incapaces de pagar un euro más por algún producto, son las mismas que se quejan del supuesto neoliberalismo y a las que les gustaría producir todo diez kilómetros a la redonda, olvidando que, en ese caso, su precio sería por lo menos diez veces más alto[3].

La ruptura de las cadenas de abastecimiento se debe más que nada a la falta de diversificación en que el mundo occidental ha caído en los últimos años. Hemos buscado la alternativa más barata. El bajo precio, real o no, se ha convertido en nuestro único criterio. No hemos tenido en cuenta que tal vez el menor precio no debería ser el único punto de vista para tomar una decisión. Hemos dejado totalmente de lado factores como la calidad, la seguridad y la flexibilidad.

Junto con la diversificación, deberíamos considerar la redundancia. Esto es, tener al menos una alternativa o más para la fabricación, para el ensamble, la extracción o para la producción de los productos que necesitamos.

 Al hacer una inversión, se recomienda no poner todos los huevos en la misma canasta, pero parece que este principio es completamente desechado a la hora de adquirir bienes de consumo, de producción o tierras raras[4]. La necesidad tanto de la diversidad, como de la redundancia al comprar insumos e incluso materias primas.

Siempre hay que tener un Plan B, e incluso un Plan C o D. En el ámbito del comercio internacional, esto es algo que hemos dejado de lado. Primero la pandemia y luego la guerra, nos recuerdan que deberíamos tenerlo en cuenta. Hay que diversificar, buscar alternativas y tener siempre dos o más opciones. Normalmente, tenemos los datos computacionales, por lo menos, en dos partes, creamos una redundancia. Lo mismo hay que hacer con las alternativas económicas.

La solución no es volver al encierro, al proteccionismo, a la soñada autarquía, que no es más que eso un mero ensueño. Es sólo populismo lamentablemente tan de moda. La solución no es cerrar las fronteras y alzar los aranceles.

La solución tiene dos pilares: la diversificación y la redundancia.


[1] Un ejemplo de esto en: Hitlers erste Wahlkampfreise in Österreich: Der “Arbeiterführer” sorgt für Wirbel

[2] Partido de los trabajadores alemanes nacional socialistas.

[3] Entre paréntesis, no hay que olvidar que muchos se mueren de hambre no precisamente debido al neoliberalismo, sino por haber quedado excluídos de él. Cfr. Chile contra el neoliberalismo

[4] Tierras raras o elementos raros “es el nombre común de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio)”, en Wikipedia

Mientras más armas, más corta la guerra

Esta semana, estuve conversando con una historiadora y antropóloga rusa. Me encontré con ella durante una pequeña manifestación (una vigilia matutina) frente al Consulado General de la Federación Rusa de la ciudad donde vivo.

He participado varias veces en la vigilia y he observado que quienes entran y salen del consulado, en su mayoría, no reaccionan ante nuestra presencia. Rusos y ciudadanos de otras nacionalidades que acuden al consulado no dicen nada. Esto no es de extrañar considerando las muchas cámaras que, desde el consulado, apuntan hacia la calle. Filmar la calle es ilegal; pero, supongo que debido a la ficción histórica de la extraterritorialidad de los consulados, las autoridades locales no pueden hacer nada. Rusia controla a sus ciudadanos y también a quienes no lo somos. Como decía Stalin, “la confianza es buena; el control es mejor”.

Entre quienes nos hacen algún gesto o nos dicen algo, priman las personas favorables a nuestra posición contraria a la guerra. No falta el joven que nos grita Slava Ukraini o la joven musulmana (sé que es musulmana por su hiyab) que nos hace un gesto de “muchas gracias”, juntando con las manos (como el emoticon) o personas que ponen el dedo hacia arriba. Hace algún tiempo, una señora ya mayor atravesó la calle (estamos en la vereda del frente) y abrazó llorando a una de las participantes en la manifestación.

Esta semana, una mujer alta y rubia atravesó la calle y nos dió las gracias. Yo tenía una bandera de Ucrania de 150 por 90 cm, o sea más o menos grande. Nos dijo que ella viene de San Petersburgo y que había sido detenida por la policía rusa en una manifestación que tuvo lugar en Petersburgo inmediatamente después del inicio de la invasión. Las autoridades rusas liberaron a las personas mayores de 50; pero los jóvenes siguieron detenidos. Ella huyó de Rusia por tierra (tren, bus y taxi) en lo que calificó la aventura más peligrosa de su vida.  

Nos contó que es antropóloga e historiadora y actualmente vive en Colonia. Nos dijo que a Putin sólo se lo puede parar con armas. Mientras más armas, más corta la guerra, aseguró. Es también lo que yo creo. En los últimos días, ha surgido el hashtag #armukrainenow Garri Kasparov dice que, mientras más tardemos en hacer frente a Putin y en entregar armas a Ucrania, más larga será la guerra[1].

Mis compañeros de manifestación -que antes eran pacifistas- no estaban de acuerdo en entregar “tanques de combate” a Ucrania. Pero yo pienso que no entregar a los ucranianos las armas que ellos necesitan para recuperar el territorio invadido por Rusia, es como decirle a una mujer a la que están violando, “si te doy un arma, tu violador se volverá aún más violento. Lo mejor es que no te resistas, cálmate, entrégate, deja que termine de violarte”[2].

La historiadora nos contó que su tía en Petersburgo cree a pie juntillas todo lo que dice la televisión rusa. Explicó que Putin fue agente de la KGB y que se comporta como tal[3]. No hay que olvidar que Putin era especialista de la KGB precisamente en información, esto es, en desinformación. Durante la época soviética, la URSS era la campeona mundial de la desinformación y muchas fake news propagadas en aquel entonces, continúan circulando por el mundo y aún hay gente que las cree.

La intelectual rusa dice que muchos alemanes de Rusia (llegaron abundantemente durante la época de Helmut Kohl y, en agradecimiento, fueron fieles votantes de la democracia cristiana, el partido de Kohl, hasta que comenzaron a votar a favor de la AfD, un partido radical de derecha) están a favor de Putin, porque, durante años, visto la televisión rusa. Pienso que, afortunadamente la Unión Europea prohibió Russia Today, el canal de propaganda estatal rusa que transmitía fake news 24 horas al día.

Explica que Putin es un hombre brutal y sin escrúpulos, que sólo puede ser detenido por la fuerza y demostrando firmeza, que es lo que falta a demasiados líderes de los países democráticos. Putin interpreta todo intento de conciliación o de llegar a un acuerdo como una muestra de debilidad. Él sólo entiende el lenguaje del poder. Pienso que si Putin no ha sido detenido con nada, tampoco se detendrá frente a los llamados a la paz y a la concordia.

Entre tanto, la represión dentro de Rusia llega a niveles intolerables. Esto también hay que pensar cuando llamamos a sentarnos a discutir con Putin. Claudicar frente a su régimen cleptocrático es condenar a millones de rusos a vivir sin libertad y en la más absoluta represión. Ahora el régimen ruso pretende anexar territorios ucranianos para que más gente viva en tales condiciones.

La historiadora habló de la organización de la dacha de Osero que Putin y sus “amigos” fundaron en Petersburgo, siendo él era uno de los jefes de la administración de la ciudad, durante la década de los 90, cuando la Unión Soviética se terminó de disolver y había que administrar su masa en quiebra. Como señalé en mi columna Putin lleva 23 años en el poder, “la cooperativa de Osero es una especie de sociedad semi-secreta de personas que se favorecen entre ellas.”[4] Una especie de semillero de oligarcas.

A continuación, ella nos explicó que el estado ruso actual no es un estado, sino que es una mafia. Una organización mafiosa, propia del crimen organizado. Es, por otra parte, lo que señala repetidamente Kasparov en su libro “Winter is coming” (de 2015 pero que no ha perdido nada de actualidad, sino que más bien la ha ganado). El ajedrecista sostiene que Putin es un verdadero capo, un capo di tutti capi[5]. Como un verdadero Padrino, Putin da protección a los otros mafiosos (a los oligarcas, a los miembros del servicio secreto); pero les puede restringir o quitar la libertad, en cualquier momento. O incluso la vida, pensaba yo en los oligarcas que han sido encontrados muertos en los últimos meses.

La historiadora hizo ver que todos los compañeros de Putin en la “cooperativa de Osero” se han convertido en oligarcas multimillonarios. Con Kasparov, yo diría ellos son los nuevos mafiosos que acompañan a Putin, que es el boss of all bosses. Él los protege, cual padrino de la mafia[6]. Todo esto, mientras la enorme mayoría del pueblo ruso vive no sólo en la opresión, sin también en la pobreza[7].


[1] Quedo debiendo la cita.

[2] Cuando me violaron  

[3] También lo dice Kasparov.

[4] El artículo de Wikipedia en alemán es el más completo sobre la cooperativa Datschen-Kooperative Osero Más completo que en otros idiomas.

[5] Kasparov, Winter is coming, 2015, página 165.

[6] Hasta antes de que las sanciones comenzaran a hacer efecto, Putin, llegaba a acuerdos con los mandatarios de otros países para que sus oligarcas pudieran invertir en inmuebles fuera de Rusia o comprar acciones de empresas extranjeras, sus mujeres salir de compras a los países europeos y a Estados Unidos y sus hijos, estudiar en colegios de élite europeos. También en esto, se comportaba como un buen padrino de sus compañeros de la oligarquía mafiosa.

[7] “La economía rusa tiene las dimensiones de la economía italiana; pero más del doble de habitantes, Italia cabe 57 veces en Rusia y la esperanza de vida es cerca de diez años mayor en Italia”, Postales de Islandia

¿Cuánto vale la vida de un hijo?

Desde hace algunos días, se puede ver en Twitter el video de la televisión rusa con la entrevista a una familia de la ciudad de Saratov, a orillas del Volga. El matrimonio acaba de perder a un hijo en la guerra. O en la “operación militar especial” (военной спецоперации), como se denomina en Rusia a la invasión a Ucrania, ya que está prohibido llamarla guerra[1].

El video es del canal de televisión Rusia 1, que no es un canal de provincia que nadie ve… muy por el contrario[2]. Asimismo, el clip fue visto en los canales de Telegram (el whatsapp ruso) por alrededor de 300 mil personas (hasta ahora)[3]. En él, se muestra a la familia de un joven militar muerto en Ucrania, que compra un Lada con el dinero de la indemnización.

En el “reportaje”, el padre del sargento Alexey Malov (habría servido en el ejército durante nueve años), muestra orgulloso, en su garage, un vehículo de marca Lada. Asegura que, al igual que su padre y su abuelo, su hijo también peleó contra el fascismo. Sí, de acuerdo a la propaganda rusa, Ucrania es un país fascista, al igual que todos los países occidentales. Así que, si uds. todavía no lo saben: nosotros todos vivimos en países fascistas.

El padre del sargento Malov explica que, “en memoria de nuestro hijo, la familia compró un coche nuevo”. Un hermoso auto nuevo de color blanco que era el sueño de su hijo. El vehículo cuesta alrededor de diez mil dólares. Esta plata es lo que, en Rusia se llama “dinero del ataúd” o simplemente féretro (гробовыми). O, “en términos oficiales, un pago único de prestaciones a la familia del fallecido” [4].

En el episodio del programa con “noticias de la semana”, de Rusia 1, se muestra al papá del soldado fallecido manejando su reluciente Lada de color blanco, en dirección al cementerio para “mostrárselo” a su hijo. No sin razón, alguien comenta en Twitter: ”anoche la televisión estatal rusa emitió un reportaje sobre los inesperados ‘beneficios’ de que maten a tu hijo en Ucrania”.

Otro usuario de Twitter escribe que el video muestra las “ventajas de tener un hijo muerto en Ucrania”, otra cuenta se refiere a la perfidia de la nota televisiva y una periodista explica que el “reportaje” parece sacado de una comedia de la época soviética o de una sátira a la época soviética.


[1] Invito a leer El mensaje de Marina Ovsianikova a Rusia y al mundo

[2] “Russia-1 (Russian: Россия-1) is a state-owned Russian television channel,] first aired on 14 February 1956 as Programme Two in the Soviet Union. It was relaunched as RTR on 13 May 1991, and is known today as Russia-1. It is the flagship channel of the All-Russia State Television and Radio Company (VGTRK). Russia-1 has the second largest audience in Russian television. In a typical week, it is viewed by 75% of urban Russians, compared to 83% for the leading channel, Channel One. The two channels are similar in their politics, and they compete directly in entertainment. Russia-1 has many regional variations and broadcasts in many languages”, de Wikipedia

[3] Por ej., aquí: Telegram

[4] Deceased Russian soldier’s family uses compensation payment to buy new car ‘in his memory’ Meduza es una página de información fundada por periodistas rusos en el exilio.

Gauck, el ex presidente alemán sobre las armas para Ucrania

Hay quien piensa que no deberíamos enviar armas a Ucrania. Habría que obligar a los ucranianos a sentarse a la mesa de negociaciones. Incluso firman cartas exigiéndolo y con ello, exhortan implícitamente al gobierno a que admita que perdió la guerra y, en consecuencia no siga sacrificando vidas humanas. Como si no fuera Rusia la que bombardea ciudades y comete crímenes de guerra, como los bien documentados de Butcha y Mariupol, entre otros muchos.

Es más o menos la misma gente que, en los primeros días de la invasión a Ucrania aseguraba que Ucrania no resistiría ni tres días, que Selenski huiría en helicóptero y Moscú instalaría un gobierno marioneta (como en Afganistán y otros países durante la era soviética). Y tomaría Kiev en un dos por tres (lo intentaron, pero no lograron tomar el aeropuerto). Siempre pueden recurrir a la amenaza de la bomba atómica que nos lanzará Putin si no hacemos lo que él quiere. O simplemente nos  cortará el gas…

En honor a la verdad, el gobierno de Ucrania estuvo dispuesto a negociar desde la primera hora, incluso Selenski ofreció cosas tan concretas -y dolorosas para Ucrania- como renunciar a ingresar algún día a la OTAN y congelar el tema de Crimea y hasta la delimitación de la frontera con Rusia en Donetsk y Lugansk. Las conversaciones fueron interrumpidas después de descubrir los crímenes de Butcha.

Selenski insistió en que él quería conversar directamente con Putin, a lo que el presidente ruso se negó en forma reiterada. Me imagino que negociar con el presidente de Ucrania sería desdecir toda la propaganda que divulga Russia Today y medios estatales similares en manos del Kremlin, en el sentido que Selenski sería un nazi[1].

El fin de semana, el ex-presidente alemán Joachim Gauck advirtió con meridiana claridad que “el rechazo a la entrega de armas favorece al agresor[2]. Así es: no entregar armas a Ucrania favorece a Rusia y no conduce a la paz. Por lo demás, Rusia tiene en estos momentos cero interés en sentarse a conversar, como lo demostró claramente la semana pasada el poderoso ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov, en la Cumbre del G20 en Indonesia. Lavrov habló ante los sus colegas los ministros de los otros países y se fue inmediatamente después. Abandonó la reunión, abordó su avión y se volvió a Moscú[3]. Fue incapaz de escuchar a los demás ministros. Dijo algo así como “si los otros países no quieren que Rusia gane la guerra, no tengo por qué escucharlos”.

Negar armas a Ucrania es como decirle a una mujer atacada por un violador: “si te doy un arma, todo será mucho peor, ya que tu violador se volverá más violento, se puede volver loco e incluso matarte o dejarte en silla de ruedas. Lo mejor es que no te resistas, cálmate, entrégate, deja que termine de violarte. Total, es sólo una violación, después vas a poder seguir con tu vida (…) perdonarás a tu violador que tal vez se convierta en tu amante”[4].

Pienso que no sólo podemos entregar armas a Ucrania, sino que tenemos que hacerlo. Algunos expertos sostienen que el derecho internacional obliga a ayudar  a un país agredido también mediante la entrega de armas. Hay muy pocos casos en la historia en los que es tan absolutamente claro quién es el país agresor y quién el agredido. Tampoco podemos olvidar que si Rusia deja de luchar no habrá más guerra. Si Ucrania deja de luchar no habrá más Ucrania

Cito nuevamente al ex-presidente alemán: aquí “hay un agresor y una víctima. (…) Pretender que debemos guardar la equidistancia las dos partes es una distorsión de lo que sabemos que es la realidad y es una percepción muy mala” de la misma[5]. Joachim Gauck nos llama a tomar parte a favor del país víctima de la invasión rusa. No podemos, una vez más, quedarnos de brazos cruzados frente a una guerra de agresión, lo impiden el derecho internacional y la moral más elemental. No es tiempo de volver a una política de appeasement que ya sabemos a donde condujo en el pasado.

El ex-presidente Gauck se pregunta “¿Cómo puedo poner toda mi confianza en negociaciones y al mismo tiempo debilitar a una de las partes en la negociación, concretamente al país invadido, al más débil, no ayudándolo más?[6] Tiene razón: hay que entregar armas a Ucrania, para que pueda sentarse a la mesa de negociaciones  desde la mejor posición posible, que le permita mirar a Rusia a la misma altura. No hay que ser estratega para saber que, mientras mejor sea tu posición militar, mejor serán los resultados cuando te sientes a negociar.

Una “paz dictada” sería una aberración y llevaría a una nueva guerra en los próximos años. Además, no es un secreto para nadie que Rusia no se detendrá en Ucrania. Es la misma Ucrania, a través de su gobierno libre y democráticamente elegido, quien tiene que decidir hasta dónde lucha y a qué puede renunciar y a qué no.

Hay que apoyar a una víctima. Tengo que valorar lo que me es querido. Y si lo valoro, también debo defenderlo”, continúa Gauck[7]. Así es, la guerra que libra Ucrania es una lucha en nombre de todos nosotros quienes creemos que el mejor sistema de gobierno es la democracia liberal que significa la alternancia en el poder[8], el respeto a los derechos fundamentales, al estado de derecho y a la economía de mercado. En este sentido, Putin tiene razón, es una proxy war, pero no entre Rusia y la OTAN[9], sino entre la sociedad abierta[10] y el autoritarismo[11].

Y aunque no fuera así, Ucrania tiene todo el derecho a seguir, libre y soberanamente, el camino que quiera. Incluso uno que no nos guste. Putin no le puede imponer continuar bajo la hegemonía rusa, como en la época soviética. La era soviética terminó hace más de treinta años, afortunadamente ya es pasado. El neoimperialismo ruso que observamos actualmente es su aberrante continuación histórica.  

Si Ucrania  quiere formar parte de la Unión Europea[12] y no de la Unión de Eurasia[13] o de otra organización de fantasía organizada desde Moscú, es libre para hacerlo[14]. Hay que entregarle armas para que defienda su libertad, su independencia y soberanía y, en definitiva, también la nuestra.


[1] Lo que es bastante curioso porque es judío. Pero en su inconmensurable perfidia, Sergei Lavrov aseguró a la prensa italiana que los peores nazis habían sido judíos. E incluso que Hitler habría sido judío. A esto me referí en mi columna Comentario al discurso de Putin del Día de la Victoria

[2] “Verzicht auf Waffenlieferungen ist eine Begünstigung des Aggressors”.

[3] Tal como hizo Putin en noviembre de 2014, que abandonó el G20 que se efectuaba en Australia.

[4] Cuando me violaron Si lo quieren leer en alemán: Als ich vergewaltigt wurde

[5] “Es gibt ein Schwarz und ein Weiß. Es gibt hier einen Aggressor und es gibt ein Opfer. (…) So zu tun, als würden wir äquidistant zwischen diesen beiden Parteien stehen – das ist eine ganz schlimme Verzerrung unserer Wahrnehmung”. La traducción es mía y no es literal.

[6] “Wie kann ich auf Verhandlungen setzen und gleichzeitig einen Verhandlungspartner, nämlich den überfallenen und schwächeren, dadurch schwächen, dass ich ihm nicht weiter aufhelfe?”

[7] “Einem Opfer muss man doch beistehen. Das, was mir lieb und teuer ist, muss ich doch schätzen. Und wenn ich es schätze, muss ich es doch auch verteidigen”.

[8] “La alternancia en el poder consiste en la posibilidad de elegir a una persona distinta a la que está en el gobierno y es uno de los elementos esenciales del sistema democrático de gobierno. En efecto, el cambio de gobierno por medios pacíficos, y por tanto civilizados, es consustancial a la democracia”, El juego democrático de la alternancia en el poder Recordemos que Putin ya está 23 años en el poder y seguramente, como Stalin, morirá en él.

[9] “La OTAN es una alianza defensiva que no se dirige en contra de nadie, menos que nada en contra de Rusia, pese a la persistente propaganda en redes sociales y medios de extrema izquierda y de extrema derecha unidos en la mentira”, Tres mentiras sobre Ucrania, la OTAN y Rusia

[10] Defendamos la sociedad abierta de sus enemigos

[11] En mi columna StandUpForUkraine, señalé:“en la guerra de Ucrania, defendemos más que el territorio de un estado nacional. En la guerra en Ucrania, unos pocos valientes defienden nuestra manera de vivir, nuestro way of life pluralista, tolerante, democrático y liberal. Defendemos el sistema de economía de mercado y la organización política con división de poderes, el estado de derecho, el check and balances” 

[12] “Precisamente fue su acercamiento a la Unión Europea lo que motivó los problemas con Moscú, ya en la época del Euromaidán”, Corrupción en Ucrania

[13] Formada por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia, que es el país hegemónico.

[14] Invito a leer mi recensión de un libro de Gauck: «El poder tiene un sabor desagradable». Joachim Gauck, activista por los derechos humanos, en la revista mexicana Istmo.